Fabián Salazar Guerrero PhD. Doctor en Teología. Asesor en belleza espiritual.
Este año nos ha llevado a cuestionarnos sobre nuestras prioridades, sobre lo imprevisible que puede llegar a ser el futuro y sobre lo que es verdaderamente valioso en nuestra existencia. Y puede haber sucedido que al detenernos, cambiar los planes y ver a muchos seres conocidos partir, nos demos cuenta que estamos haciendo cambios espirituales.
A continuación, una lista de 21 señales. Te invito a mirar cuáles ya tienes:
1. Empiezas a cuestionarte sobre el sentido de la vida que llevas y si lo que estás haciendo realmente te hace feliz.
2. Te aburre la rutina y sueñas con viajar, con conocer otros horizontes y con descubrir a otras personas. Deseas comenzar de nuevo.
3. Sientes cansancio del ruido y creas el privilegio de buscar espacios de silencio, donde puedes encontrarte y puedes escuchar tu voz interior.
4. Dejas atrás las cargas que no son tuyas y optas por darte prioridad en la atención, los cuidados y bienestar que mereces.
5. Tomas decisiones para cambiar tu realidad, y buscas espacios y oportunidades que realmente te dejen ser tú mismo.
6. Empieza a importarte menos las críticas y el qué dirán, y te arriesgas a ir tras tus sueños, a buscar a la persona que amas, a recuperar los caminos que te llevan a tus verdaderas metas.
7. Te das cuenta que el tiempo es un recurso tan valioso que no puede recuperarse y por eso decides aprovecharlo al máximo, compartirlo con tus seres queridos y disfrutar intensamente de cada momento.
8. Comprendes que tu energía, tu salud, tu juventud y tus recursos merecen ser invertidos en causas, proyectos y emprendimientos que te lleven a sentirte pleno, realizado y completamente en gozo.
9. Reconoces tu valor y te alejas de situaciones, personas o recuerdos que te hacen daño, te humillan, te opacan o te entristecen.
10. Defiendes tu libertad y rompes con determinación las ataduras, abres tus alas y dejas atrás las jaulas que te aprisionan.
11. Te muestras más comprensivo, amable y dulce contigo mismo, te perdonas, te aceptas y te amas profundamente.
12. Escoges con sabiduría tus batallas y no permites que te saquen de tu paz, de tu respeto y de tu amor propio.
13. Comienzas a ver la verdadera belleza en lo que te rodea y renuncias a dejarte impresionar por las apariencias, por los engaños o por la superficialidad.
14. Te sientes uno con la divinidad y comienzas a verla en todos los seres humanos y en la creación.
15. Aceptas tu pasado como una escuela, recibes las enseñanzas de las experiencias vividas, pero te concentras en estar en tu presente.
16. Te comprometes cada día a respetar el templo que es tu cuerpo, a cultivar tu mente, a sanar tu corazón y a vivir en armonía.
17. Disfrutas tu sexualidad como un canal maravilloso de bienestar, amor y espiritualidad, renunciando a instrumentalizarte, denigrarte o hacerte daño.
18. Ríes profundamente, dejas que tu hermoso niño interior salga a jugar y te permites sorprenderte con admiración por este mundo maravilloso.
19. Honras a tus antepasados, valores y aceptas a tus padres y respetas amorosamente a todos los ancianos.
20. Sientes la necesidad de agradecer, agradecer y agradecer.
21. Experimentas en tu vida que te vas convirtiendo en amor.
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