Teólogo Fabián Salazar Guerrero. Director Fundación INTERFE.
Cada persona desde su labor hace posible el bienestar de todos los seres humanos, es por eso que el trabajo es un privilegio al permitirnos dejar una huella en el mundo y una bendición de amor para las próximas generaciones.
Recuerdo en este momento la historia de tres obreros medievales; al preguntársele al primero qué estaba haciendo respondió “estoy pegando ladrillos”; el segundo, en las mismas circunstancias dijo “estoy haciendo un muro” y el tercero, levantando la mirada afirmó con orgullo “estoy haciendo una catedral para Dios”.
Todo trabajo es importante, según el valor que cada uno le otorgue y el destino que pensamos y deseamos pueda tener. Trabajar es mucho más que ganar un sueldo.
Me viene ahora a la mente otro relato, en el que había una vez un monje y un campesino; el monje estaba muy orgulloso de rezar todo el día las oraciones más perfectas y bellas y miraba con desprecio al pobre campesino que siempre estaba ocupado en las labores de la tierra. El campesino por su parte repetía estas simples palabras tres veces al día “Dios trabaja conmigo”. Al morir el monje esperaba su recompensa y cuál fue su sorpresa al encontrar a Dios en el paraíso labrando sus propios plantíos y a su lado al campesino.
Sin salir de su asombro el piadoso monje pregunta a Dios qué está haciendo; Él le responde: estoy devolviendo una invitación. Mi amigo el campesino me invitaba a trabajar con él y ahora yo lo llamo a trabajar conmigo, y por cierto mientras nosotros estábamos ocupados trabajando ¿tú qué estabas haciendo que no me acuerdo?
Así también podemos invitar a Dios a acompañarnos cada día a nuestro trabajo para que la espiritualidad se transforme en obras.
Continuado con las historias, un día un hombre muy molesto, llegó a las puertas del cielo, las golpea con gran fuerza, entra a empujones en medio de la corte de los ángeles, y grita reclamando la presencia de Dios. En ese preciso instante, y ante tanto alboroto, llega el Señor y se pone al frente.
El hombre muy enojado mira a los ojos a Dios y comienza a hacer enfurecido los siguientes reclamos: si te crees un Padre, por qué permites las guerras, por qué permites la injusticia, por qué permites la muerte de los niños, dime ¿Y TÚ QUÉ HAS HECHO? y Dios con paciencia amorosa le responde: Te he HECHO a ti (he trabajado en ti).
Que alegría es pensar que Dios también “trabaja” pero que no le quita al hombre y a la mujer la oportunidad de seguir avanzando, descubriendo, encontrando y modificando su entorno y ante todo le da los medios y talentos, para cambiar, crecer, renovarse, amar y hacerse cargo de mundo y de la realidad que lo rodea.
Hace unos años aprendí, de un abuelo indígena, la importancia que tienen cada miembro que constituye una Maloka (choza comunitaria). Me enseñó que al trabajar es tan importante poner las vigas, como hacer el último nudo que amarra el techo; que es tan importante construir la habitación, como mantener el fuego, el canto y la comida, todo es fundamental y no hay trabajo menor. En resumen, que todos necesitamos de todos y que todos le debemos agradecimiento y respeto a nuestros congéneres por la labor que realizan.
De igual manera, de unas mujeres indígenas aprendí, cómo funciona la chagra (huerta comunitaria) y como cada planta tiene su función (su trabajo), y que es tan importante el ají protector, la medicinal hierbabuena y el alimenticio Maíz; que todas las plantas se cuidan entre sí, y lo fundamental, que, aunque aparezcan separados en los tallos en el fondo las raíces se entremezclan y se abrazan. Así también el trabajo de cada uno de las personas, por más humilde que parezca, hace posible nuestra existencia en esta Maloka y esta Chagra llamada planeta tierra.
Al final del escrito está dedicado a orar por aquellos que en este momento se encuentran sin empleo y que viven el desespero que no tener los recursos para sostener a sus familias o sacar sus sueños adelante. Y también por quienes no están conformes con su trabajo o se sienten agobiados por hacer aquello diferente a lo que su corazón y vocación les dicta.
Que no pierdan la confianza, que conserven su amor propio, que no pierdan la capacidad de agradecer, que recuerden que vendrán oportunidades, que se deben sorprender, que tomen decisiones valientes; se abrirán nuevos horizontes para crecer, encontrarán caminos inesperados para su creatividad emprendedora, o que los contactarán personas honestas y valiosas con invitaciones a trabajar.
Feliz día del Trabajo. 01 de Mayo 2017
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