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Una pregunta surge, una y otra vez. Es una especie de pregunta mágica. No solo la oí repetidamente en el curso que tomé hace unas semanas, la oigo hace tiempo. ¿Quién soy? Así de simple. Al mismo tiempo, no hay nada más complejo e insondable. Siendo como soy, me gusta ir al fondo del asunto. Hago la pregunta, y la repito. La estiro hasta diluirla. Lo hago, porque me da perspectiva. Es un ejercicio que recomiendo para tocar la realidad. No tiene ninguna afiliación religiosa; es, simplemente, una invitación curiosa al misterio que somos.

Sí, soy madre y esposa, pero esas cosas podrían ser arrebatadas de mí en cualquier momento. Intento encontrar respuestas que perduren, sin importar las circunstancias. Por ejemplo, soy mujer y ser humano. Si continúo, me encuentro con otro tipo de sensaciones. Es ahí cuando contacto algo sin nombre. Algo íntimo. Soy expansión, amor, belleza. En el curso, el Swami dijo: somos lo que observa, eso que nunca cambia.

Lo siento real. Por eso, este ejercicio me ayuda cuando creo que algo es demasiado grave. O cuando me identifico con algo que genera sufrimiento. No es fácil, nuestro entrenamiento es creerle a la voz de la cabeza. El problema es que esa voz no conoce de expansión o de belleza. Ella sabe de control. Es así porque es una voz herida, que quisiera vernos deleitar en la vida, pero sus métodos están basados en miedo, con el propósito de evitarnos dolor. Es lo que es.

Por eso, hago mi pregunta y funciona. Me da perspectiva cuando todo falla. Por eso, invito a mis clientas a que reten sus voces y encuentren otra mirada. Porque ese diálogo interno que habla sobre las cosas que deberían ser y sobre la insatisfacción con el cuerpo, no puede sostenerse como real si hacen esta pregunta y la responden desde el corazón. Las preguntas que nos hacemos son importantes, son como puertas que se abren. ¿Quién soy? Si esta pregunta se vuelve parte de sus vidas, verán cómo muchas preocupaciones pierden su filo. Sí, hay algo que no se afilia a lo terreno, hay algo que observa, y solo contemplar esa posibilidad ofrece verdad y descanso.

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