Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

No cabe duda de que en el país el renglón turístico se ha convertido, en los últimos diez años, en una oportunidad. Pasamos de recibir en el 2007, alrededor de 2,5 millones de turistas, a 5,1 millones en el 2016. Hoy, el sector le aporta a la economía alrededor de 5.000 millones de dólares en ingresos y 1,8 millones de empleos. Solo el año pasado, según Anato, el país recibió 1,2 millones de viajeros.

Esta oportunidad para Colombia corresponde a la suma de muchos factores: la recuperación de la imagen a nivel internacional, el mayor flujo de inversión extranjera, las mejores relaciones con socios estratégicos, las innumerables campañas que promueven los diferentes destinos colombianos y, por supuesto, el Acuerdo de Paz, que puso en el radar de muchos a Colombia como el país que todos deben conocer.

Claro que estamos lejos de mercados como México, Argentina, o Europa, cuyo número de turistas extranjeros superan los 40 y 60 millones de visitantes al año, por no mencionar el impulso económico para sus finanzas. Pero cierto es que el momento no podría ser mejor para convocar a un sector turístico que reclama recorrer Suramérica, y, en particular, un país que firmó la paz recientemente. La realidad es que la Colombia que se puede recorrer es mucho más amplia que la de hace varios años.

En la etapa de posconflicto, que comienza por estos días, es más fácil llegar a destinos como Caño Cristales, en La Macarena; Yopal o Puerto Carreño, en el Oriente; Palomino o Punta Gallinas, en La Guajira, o Tumaco, en Nariño. En la medida en que el país continúe dando pasos, en términos de infraestructura, con iniciativas como el plan de modernización de los principales aeropuertos, la construcción de vías secundarias, la ampliación en carriles de las autopistas y troncales y la navegabilidad del río Magdalena, es probable que se incremente la dinámica del sector.

El factor humano es trascendental en esta oportunidad. Aprender mínimo un segundo idioma, profesionalizar y garantizar el estándar en el servicio de toda la cadena de valor del sector turístico y brindar información oportuna (por no decir transparente) al visitante, hacen parte del ejercicio de competitividad que reclama Colombia. Hay que mirar a países como República Dominicana, que han logrado consolidarse como potencias en turismo a través de grandes complejos, con servicios de primer nivel.

En ese sentido, recuperar los estímulos para la mayor inversión hotelera y el desarrollo de pymes en el sector hacen parte del encadenamiento al que se debe apostar en este momento clave del país. Nuestros emprendedores tienen una oportunidad latente en un ramo que crece en las mediciones de la economía colombiana.

Finalmente, hay que recordar el caso de Irlanda, donde varias de las iniciativas gubernamentales incluyeron a los actores del conflicto a través del empleo, como promotores de turismo, guías y conferencistas sustentados en su historia de vida. Nada más provechoso que un programa que integre a quienes vivieron la guerra y hoy convencen a los visitantes de que este país está saliendo adelante.

Compartir post