Cuénteme una cosa apreciado lector o lectora, si usted va caminando por la calle desprevenido y le preguntan: “¿qué es lo que más le gusta hacer a los “negros”?”, ¿qué respondería? Me arriesgo a decir que su respuesta sería: bailar.
Y sí, quién no se ha deleitado – o escandalizado – con verles bailar salsa, regueatón o choke. Cuando lo hago, siempre me pregunto cómo logran mover con tal libertad sus cuerpos y sobre todo sus caderas, sin ningún pudor. Me da hasta un poquito de envidia (de la buena, como dicen) y al tiempo me pongo eufórica. Es como una inyección de energía.
Emma Walmsley (2005) explica como el “ser negro” suele ser asociado con ser un buen bailarín, con tener el “ritmo en la sangre”. Es, indica, una característica de las diásporas africanas o más precisamente, una representación de la “negritud”.
Vi hace unos días, como esa representación era explotada de una manera muy creativa y, mejor aún, por una causa que apoyo 100%: la de darle educación a quienes no tienen recursos. Es el proyecto Chocó to Dance de la Fundación Juan Pablo Gutiérrez Cáceres que al ofrecer cursos de baile en línea a las personas que se abonan por menos de diez dólares al año, reúne fondos para becas en educación superior en una de las regiones más abandonadas de Colombia.
https://youtu.be/inuR_GROFG0
El proyecto es bello por dónde se le mire. La Fundación que lo maneja fue creada por Ángela María Cáceres que perdió a su hijo en un accidente y decidió usar los ahorros de este para ayudar a otros (Ver noticia en El Espectador). Estéticamente está muy bien logrado y transmite un mensaje lleno de optimismo usando los nuevos medios para llegar a esa masa de usuarios de las redes que podría ver materializado su activismo en algo más que un Tweet, un “Compartir” en Facebook o un meme.
Es un ejemplo de resiliencia o capacidad de superar obstáculos, tanto por el caso de esta madre, como por el de los chocoanos y chocoanas que se le midieron a hablar desde el lenguaje que mejor manejan: el del cuerpo.
Pero para comprender con más profundidad el plus de esta apuesta, vayamos un poco a lo básico. Las representaciones son sentidos que se producen en el proceso de comunicación. A partir de su interacción con el mundo que lo rodea, usted, apreciado lector, construye representaciones. Y es por eso, que al responder desprevenido que a los negros les encanta bailar, lo que está dándose en esa respuesta es el resultado de un complejo proceso donde, tras esa palabra, están las imágenes que ha visto desde niño, las conversaciones que ha tenido acerca del tema, los libros que ha leído, lo que ha oído en la radio, visto en televisión, etc.
Sin embargo, al ser una representación, hay que aclarar que es una imagen que nos construimos sobre estas personas que puede ser verdadera en unos casos, pero completamente errada en otros. Es decir que por tener la piel oscura, no necesariamente tiene que gustarle bailar. No obstante, es difícil hacerse la idea de un “negro” que no baile, ¿cierto? Es una representación tan generalizada que se vuelve estática. Podemos hablar entonces de un estereotipo.
Chocó To Dance juega con el estereotipo del “negro bailador” y lo torna a favor de los grupos de “negritudes”, “afros”, “negros y negras”, «cimarrones» que históricamente han sido discriminados. Lo arrebata del contexto donde puede ser asociado con el goce, la fiesta y el placer, o con el desocupe y la irresponsabilidad, para darle un nuevo sentido de solidaridad, empuje, autenticidad y alegría. Y ese “bailao al estereotipo” nos seduce a todos, sobre todo a muchos y muchas navegantes de los países del “primer mundo”, tan sedientos de ayudar…. y de bailar.
Bravo por el proyecto y bravo por la Fundación. Son toda una inspiración.
BIBLIOGRAFÍA
WALLMSLEY, Emma (2005) «BAILANDO COMO NEGRO»: RITMO, RAZA Y NACIÓN EN ESMERALDAS, ECUADOR en Revista Tabula Rasa n°3 enero-diciembre 2005 http://www.revistatabularasa.org/numero-3/walmsley.pdf
Le invito a leer mis poemas aquí como #DulceCarito (sí, la de corto-documental de Luisa Sossa)
Y a conocer algunas memorias sobre mi enfermedad aquí
ACLARACIÓN: No recibo ninguna retribución económica o de otro tipo por parte de El Tiempo u otra organización por la escritura de este blog. Las opiniones aquí expresadas son personales.
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