Y sí, por primera vez en la historia de nuestro país, dos películas colombianas son premiadas en el Festival de Cine de Cannes: “El Abrazo de la Serpiente” de Ciro Guerra y “La Tierra y la Sombra” de César Acevedo, y sí, ¡hay que celebrarlo! por razones más profundas de lo que imagina, apreciado internauta.
Porque si de celebrar colombianidades se trata, estas dos obras merecen todos los bombos y platillos posibles, así como los equipos que las crearon teniendo a la cabeza estos dos directores, y hagámoslo no sólo desde la frivolidad del boom mediático, o los impulsos efímeros de patriotismo y orgullos superficiales de “ser colombiano”.
Son dos obras que representan una parte de nuestra diversidad y complejidad, más allá de los “narcoparaguerriestereotipos” o la “latinidad alegre y caliente”, son el apogeo de un largo camino emprendido por sus autores y abren puertas, ventanas, cercas –todo lo que quieran- a otros realizadores y realizadoras que le apuestan hace rato a hacer buen cine documental y ficción colombiano, argumental, estética y técnicamente.
Dos historias que dan voz desde la poesía visual del paisaje y los silencios que tanto dicen, a personajes que son usualmente callados o tergiversados en nuestra realidad de conflicto y telenoticieros: indígenas y campesinos. Y que infortunadamente, solo en la ficción encuentran un lugar privilegiado para las y los espectadores.
Ojalá estas representaciones, a pesar de su romanticismo, calen profundo en el inconsciente, a ver si en estos tiempos de negociaciones y vientos de postconflicto, seguimos aprendiendo y enseñando que la base para convivir es reconocer y comprender la diferencia del otro o la otra.
https://vimeo.com/127222198
Dos proyectos que dan cuenta de la tenacidad de quienes los llevaron a cabo, porque para hacer cine se estudia, se investiga, se invierte mucho tiempo, esfuerzo y dinero. Tenacidad que dignifica una labor a veces tan inestable, centralizada y subestimada en nuestro país, aunque cada vez haya más interés de los sectores público y privado.
Ojalá que tantos aplausos y menciones internacionales redunden en apoyo a nuevas y nuevos realizadores, a la escritura de ideas arriesgadas y la producción técnica impecable, a la distribución y publicidad justas y la proyección en los cines durante periodos decentes más allá de si las películas venden o no.
Y sí, amigo lector o lectora, ojalá usted se anime a ver más cine hecho aquí, «en la tierrita». Si no lo hace, se está perdiendo de algo bien bueno y de paso apoya una industria que le está apostando a mostrarnos diferentes y sacarnos del eterno retorno de lo que asocian con «ser colombianos».
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ACLARACIÓN: No recibo ninguna retribución económica o de otro tipo por parte de El Tiempo u otra organización por la escritura de este blog. Las opiniones aquí expresadas son personales.
Felicidad solo felicidad de ver que se puede evolucionar en el cine colombiano. Gracias a los que hacen posible sentirnos renovados en un país que necesita la paz, este tipo de noticias reconfortan en serio.
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Totalmente de acuerdo, es un orgullo ver que triunfan sin contenidos de narcos, guerrilla, violencia, prepagos y sexo, debemos de apoyarlos para que paren esas producciones que solo generan mas conflictos y violencia.
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