Estamos en los últimos meses del gobierno actual, pero sus responsabilidades deben cumplirlas hasta el ultimo día. Algunos de los funcionarios trascenderán el día de la entrega presidencial y aun así deben seguir ejecutando sus obligaciones hasta que les llegue su relevo o salgan de la nómina que le siguen pagando.
El Ministerio de Educación acaba de tomar la decisión de ordenar la presencialidad a todo el sistema educativo nacional. Como muchas cosas de este gobierno, se les ocurren algunas ideas o ceden a presiones – no todas de ellas públicas -, toman determinaciones sin medir las consecuencias y sin ser consecuentes con otras medidas. Mientras el mismo Ministerio de Salud, que alentó a la presencialidad, informa que faltan tres millones de jóvenes por vacunar, ¿se sigue manteniendo la orden del regreso a las aulas? ¿Amerita contemplar excepciones?
Mientras tanto, el Ministerio de Educación ¡mantiene a sus funcionarios en la virtualidad! El Ministerio asume que la pandemia pasó para los estudiantes, pero es enfático en que se encuentra en el cuarto pico para sus funcionarios. Nuevamente la pregunta es, ¿si es grave que asistan presencialmente sus directivos, algunos con espacios gigantescos para ellos solos como viceministros y directores, por qué les parece normal meter 40 alumnos sin ningún distanciamiento en un aula?
Pero es que además de esto, como es ya normal no medir las consecuencias de sus medidas, dan ordenes perentorias a las universidades de pasar a la presencialidad, sin excepciones, a pesar que la directiva de 2020 en que se basa dice: gradual, progresivo y seguro. Órdenes con las cuales ni siquiera las mismas universidades están de acuerdo, sin tener en cuenta que todos los estudiantes del país no viven al lado de la universidad, incluso en ciudades diferentes, como sucede especialmente en las capitales, donde van a estudiar alumnos provenientes de las más diversas regiones.
Una orden expedida o comunicada el 30 de enero debe ser cumplida para la segunda semana de febrero, en que ya deben estar ubicados en Bogotá o las ciudades capitales, con alojamiento, comida, equipos, acudientes y la logística de estudiar solos en otras ciudades. Todo esto, en medio del cuarto pico de la pandemia, que no se va con un documento firmado por Mineducación, y de la inseguridad galopante que viven las grandes ciudades, que amerita dar cada paso con el mayor de los cuidados y para lo cual no hay un funcionario del Ministerio monitoreando o atendiendo dificultades que se puedan presentar. Un proceso nuevo y delicado a la deriva.
Para iniciar en la segunda semana de febrero no se encuentra un funcionario de forma presencial en el Mineducación. Ninguno contesta la extensión institucional, los nombres de los buzones que contestan no son los mismos del directorio, y en oficinas esenciales para los usuarios, como la de Información de Inspección y Vigilancia, nadie responde. El conmutador es la única vía del ministerio de educación, con una operadora que no sabe ni entiende nada, solo de memoria una frase: por favor diríjase al email del funcionario, y en 15 DÍAS HÁBILES le darán respuesta.
Imagínense un estudiante de provincia tratando de cumplir la orden perentoria ¡con problemas!, sumado al hecho de que la mayoría de universidades siguen el ejemplo de su ministerio de educación, exigiendo también un email con 15 días hábiles a sus estudiantes. La solicitud del estudiante que tiene que ser autorizado a la final por el Mineducación, porque la universidad se cura en salud, en caso que le respondan, ¡queda para 30 DÍAS HÁBILES! Se quedó sin respuesta oportuna y tal vez sin semestre.
Además, metieron en camisa de once varas a las universidades que recibieron pago de una matrícula desde noviembre o diciembre de 2021, informando que el semestre iba a ser virtual y deben ordenar a sus alumnos presencialidad con una semana de aviso. Con las consecuentes vicisitudes que muchos estudiantes deben vivir y sin funcionarios de Mineducación vigilando o corrigiendo nada sobre la marcha. Las universidades temen más las ordenes de Mineducación, que las demandas de los padres de los estudiantes.
Tengo conocimiento de universidades que han solicitado al Ministerio de Educación mantener un programa híbrido y no perder los avances que se han hecho en virtualidad. Pero la respuesta tajante de los funcionarios virtuales en pandemia de Mineducación es que si el registro dice presencial es presencial, con la obtusa mirada de sin excepción, porque para los funcionarios mediocres las excepciones dan pie para que TODOS quieran excepciones.
Tampoco se tuvieron en cuenta las afectaciones por la pandemia, como efectos de la misma, de secuelas adquiridas del Covid, de graves problemas psicológicos que afectaron nuestros jóvenes en el encierro, catalogados ya estadísticamente por el mismo ministerio de salud y otros. No fue posible una transición suave del aislamiento que se dieron muchos, en su derecho, a una presencialidad 100%, con exposición diaria minuto a minuto desde que sale de la casa u hospedaje, el transporte público, caminar por las calles, llegar a una atestada universidad y meterse, ya sin distanciamiento, en un aula donde se revuelven los que odian el tapabocas con los chistosos que tosen, con los descuidados que no se lavan las manos y con 40 conductas de pandemia diferentes. ¡Cero excepciones¡
La educación, con esta cereza que le ponen al postre, pasó en este gobierno sin pena ni gloria. Iniciando anunciaron que le daban el mayor presupuesto de la historia y con eso se quedaron 4 años. Continúa igual o peor que hace 4 años, ¿qué quiere decir si con más dinero se tuvieron iguales o peores resultados? Lo dejo al análisis de cada uno. Un ministerio incomunicado, solo por emails para 15 días hábiles; los mismos o peores resultados de pruebas Saber; los mismos problemas en la alimentación escolar; los mismos problemas de adoctrinamiento ideológico, en el cual el Che Guevara sigue siendo el símbolo de la educación pública; un ministerio con sus funcionarios fuera de la oficina en desatención virtual, ¿haciendo qué?, si tienen quince días para responder cada cosa ¿Están en trabajo en casa o en campañas políticas? ¿Dónde están? Mientras tanto la educación en Colombia al garete y sus estudiantes sin quien solucione los casos especiales, que para los mediocres no existen.
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