Mi vida adulta comenzó el día que vi cuánto pagaba de telefonía. La factura, hasta entonces pagada por mis padres, me bajó el azúcar y me subió la tensión. En definitiva, Movistar me descompensó.
Pero me recuperé, y como recién graduado supe que lo financieramente correcto era buscar el plan más barato del mercado. Así, mis viajes en bus pasaron de ser musicales y entretenidos, a contemplativos, con el trancón Bogotano.
Lo iluminador fue ver con mis propios ojos como los celulares nos vuelven brutos, torpes y adictos. Los dispositivos, que iban a poner el universo en nuestros bolsillos y el mundo a nuestros pies, nos pusieron a hacer bailecitos y a ver gatos todo el día.
Tik Tok, Instagram, Twitter, Facebook, y todas las demás, nos secuestraron. En una hipérbole muy desmedida -pero necesaria- como el fentanilo, las redes nos tienen adictos y zombies.
Colombia, un país vicioso
Si las redes sociales son un vicio, Colombia es un país vicioso. El cuarto país del mundo que más consume redes sociales. El colombiano promedio pasa 3 horas y 46 minutos al día en redes.
Soldados yanquis hacen cola para dar muestras de orina en un centro de detección de heroína en 1971, antes de partir hacia USA. Me recordó las filas que se hacen frente a los iShops de USA.
Semanalmente son 26 horas, 105 mensuales, y suman 52 días anuales únicamente viendo redes. Considerando un uso desde los 15 años hasta los 65, tenemos que el colombiano promedio pasa 7 años y medio de vida mirando esa cochina y degradante pantalla.
¿Alguien cree que es bueno pasar 7 años de la vida mirando gatos en un celular? ¿Hacer bailecitos en Tik Tok es lo mejor que podemos hacer en esos 7 años?
Pero más importante aún: ¿Gastar 7 años de vida viendo redes sociales es verdaderamente una decisión libre? Yo creo que no. Yo creo que somos una sociedad enferma, esclava de los celulares.
Mea culpa: Democracia de tontos
Las redes sociales perjudican nuestra democracia: Colombia tiene una democracia de tontos, y yo mismo me pongo de primero entre esos tontos. He caído en noticias políticas falsas y me he dejado manipular por el algoritmo.
Pero no sólo eso, con las elecciones de Estados Unidos en 2020, se demostró lo fácil que es usar las redes para manipularnos. Tengo un ejercicio para dimensionar esto:
Por favor, piense en la persona que usted más odiaría como presidente. Diga el nombre en voz alta. Imagine ahora que esa persona puede manipular redes sociales masivamente a su antojo. ¿No le asusta el escenario? A mí me aterra.
¡Lean vagos!
Si los gatos y los bailes de Tik Tok ponen en riesgo nuestra democracia, creo que los libros la protegen.
El panorama no es alentador, el colombiano promedio, el mismo que pasa 7 años de su vida en un celular, sólo lee 2 libros y medio al año. Quiero darles dos razones para leer:
Primera razón: Por usted
Hay una correlación fuerte entre las habilidades cognitivas y los ingresos individuales. Entonces, si leer le permite mejorar sus habilidades cognitivas, muy probablemente, aumentará sus ingresos.
Por supuesto hay muchos más beneficios personales que sólo el dinero, pero creo que este argumento puede ser ampliamente persuasivo.
Segunda razón: Por Colombia
Los atenienses, que inventaron la democracia, la soportaron fuertemente en lo que llamaron paideia. La Paideia implicaba que los electores debían ser educados.
Y es claro: un pueblo que lee más y que se educa más, es más exigente con quién lo gobierna. No es nuestro caso, aún.
Reflexión final
Hemos usado irresponsablemente las redes sociales. Esto nos afecta como personas y como sociedad. Somos dependientes, enfermos y adictos a algo que para nada vale la pena.
Perdemos los mejores días de nuestros seres queridos y de nuestras propias vidas mirando una pantalla vacía.
Nuestra batalla es, entonces, contra quienes buscan manipularnos. Porque eso quieren, como decía el Vicepresidente de crecimiento de Twitter, Chamath Palihapitiya:
“Queremos averiguar psicológicamente cómo manipularlos lo más rápido posible y devolverles el golpe de dopamina. Eso hacen WhatsApp, Twitter, Instagram, Facebook, Snapchat…”
Esa, queridos lectores, es nuestra batalla.
Mi consejo es que cada vez que salga de su casa camine recto y llene los pulmones hasta que no pueda más. Reciba el sol, bese a la familia, salude a los amigos con una sonrisa, y ponga el alma en cada cosa que hace. Pero por Dios, no gaste un minuto de su vida viendo gatos en Tik Tok.
Nota del autor
En mi afán de advertir el peligro de las redes sociales únicamente me centré en el contenido basura, que por lo demás es el mayoritario. Sin embargo, reconozco que en esas mismas redes sociales existe contenido muy valioso que podemos y debemos aprovechar.
Como dicen por ahí: la pobreza es una suma de horas mal invertidas. Este artículo lo confirma. Además es la carnada perfecta para el populismo de gobierno: subsidios para los más pobres y mas velocidad 5G, para ver más gatos.
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Decía Borges en su tiempo que el fútbol era el opio del pueblo, ahora en la actualidad, sumado a eso, están WhatsApp, Twitter, Instagram, Facebook, Snapchat…etc, etc, etc, y estos todavía más adictivos y dañinos, resultado: Una sociedad completamente idiotizada y adormecida.
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Que buen escrito, estamos adormecidos por las redes sociales y han castrado la capacidad de analisis de los jovenes…bueno y mucho adulto
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