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Las cascaras verdes del limón caen en el piso por el descuido del chef.
El jengibre es cortado en trozos y puesto con todo y corteza a hervir.
La panela, ay la panela, ese pedazo de azúcar bien disfrazado es cortado en trozos y lanzado al agua.

Los mocos del enfermo se escurren por la nariz » ¡NO ES COVID!» Grita enfurecido por la ventana después de estornudar, tose y
pareciera que los pulmones se le fuesen a salir por la boca.

El chef revuelve la panela junto con el jengibre y espera de dos a tres minutos mientras hierve.





Las ventanas se empañan por el vaho de la olla, afuera llueve como si Dios quisiera un nuevo diluvio.
El limón se raja a la mitad, con un cuchillo afilado como los que usan los ladrones en Bogotá para robar ¿o asesinar?
El chef exprime los limones en la olla que contiene el brebaje mágico contra la gripa, que ya no es gripa, y lo sirve en su tazón con forma de vaca y que es su favorito.

«Tos, Tos,Tos, maldita tos». Grita el chef resabiado mientras arrastra sus pies camino al sillón desfondado que esta en la sala.  Al sentarse toma el periódico que esta bien puesto sobre la mesa de centro:

«!Ay Dios¡ ¿yo a quien maté que me hiciste sufrir de esta manera?»  Dijo mientras se zampaba el brebaje mágico para la tos, que ya no era tos.  «Vamos a ver con que nos sorprenden estos periodistas «, exclamó dubitativo esperando encontrar algo que medianamente valiera la pena en esas hojas. Al desdoblar el periódico pudo leer el gastronómico titular:

Entre la panela, el jengibre y el limón

Definitivamente ahora escriben con las patas  y tosió y tosió hasta que le salió del corazón un gargajo rojo que escupió en el tazón que ahora tenía panela, jengibre y limón…..

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