Ellos son Lupe y David. Ambos tienen un corazón del tamaño de Plutón, un corazón aporreado por la vida pero indestructible como los sentimientos. Los conocí hace unos tres años por un amigo. A mis perros les gustaba jugar con Lupe, pero nunca me había preocupado por conocer la historia de quien permanecía vigilante de esa perrita. Hace poco me acerqué y concluí que la vida da vueltas. Últimamente la comparo con esa montaña rusa a la que de niños nos queríamos subir pero en la que, una vez nos vimos montados en ella, quisimos bajarnos y salir corriendo.
David y Lupe tienen una historia juntos, un renacer juntos. Ambos se salvaron, la vida se puso de acuerdo para sacarlos a ambos del terror del Bronx.
David es un ser humano, como usted, como yo, como el vecino o como su jefe. Ha cometido errores, tomado decisiones, se ha equivocado y ha acertado pero también Dios, el universo o como lo quiera llamar le ha dado oportunidades. Eso, porque, aunque a veces tendemos a elegir equivocadamente, siempre se termina el camino pedregoso y encontramos el pavimentado.
¿Que cómo probó el bazuco? Por una mujer. Tuvo una amante hace ya varios años a la que le gustaba. En esa época, él consumía perico, tenía un bus y una familia. Uno de sus hijos hoy es ingeniero civil y el otro tiene su propio negocio. ¿Qué pasó con aquella mujer? Nada, se fue, no volvió a saber de ella. Le pregunté por su esposa y me dijo “buena mujer» y sentí como el corazón me recordaba a todas las que he conocido, empezando por las de mi familia.
Ha tenido conflictos con otros habitantes de calle. El espacio y el territorio son un problema. Además, cuenta, más de una vez ha ayudado a una que otra persona para que no lo roben, enfrentando a los ladrones. Quizás por eso yo lo he tomado de escolta personal cuando voy muy tarde hacia mi casa.
Lupe salió de la «L» hace cinco años. Estaba junto a sus hermanos, once perritos que ya habían muerto porque la dueña de la perra había tomado la fría decisión de encerrarla y dejar a los cachorritos a la deriva. Me cuenta David que cuando la vio fue amor a primera vista. «Me costó lo de una ‘traba’”, dijo, acudiendo al término con que, quienes viven en la calle, llaman al bazuco.
Tenía apenas 15 días de nacida y, aunque sea poco creíble, David cuenta que uno de los «sayayines» fue quien lo ayudó a salvar a su perrita. Aprovechando esa anécdota, haga usted un ejercicio: lleve a su cabeza a esa persona que usted considera que ha hecho el peor mal en la tierra, esa persona que según su creencia no tendría compasión de nada ni de nadie. Teniendo ya esa imagen, ubique a ese ser humano en un rincón, agregue una perra de 15 días de nacida, un biberón y quizás la última parte de humanidad que queda en el mundo se enfoque ahí.
El amor no es algo efímero. Algunos lo encuentran en la iglesia, otros en los hijos, en los padres, los amigos o en su matrimonio. Luego, estamos nosotros, los que lo encontramos en los animales y, de paso, en ellos nos topamos con Dios.
El amor de David por Lupe suma ya 5 años. Él dice estar ‘ahuevado’. Yo diría, enamorado. Se le nota porque carga todos los días una maleta con lo necesario para cuidarla: una cobija, un peine, las tacitas del agua y la comida y algo de concentrado para Lupe.
Han hecho una vida juntos en una habitación que le arriendan a David en el centro de la ciudad por un costo de 12 mil pesos. Le cobran $ 10 mil por su estadía y $ 2 mil por la de Lupe. Antes, cuando apenas lo conocí, dormía frente a uno de los edificios de mi barrio.
Sin embargo, esta ‘enana’ le ha devuelto la vida. Hace mucho no consume bazuco, pues el dinero que reúne en el día, trabajando como cuidador de carros, como mecánico o calibrador de autobuses, prefiere mil veces invertirlo en la habitación que tiene con ella, que gastarlo en la ’traba’. El frío de la noche bogotana da miedo, congela el alma y a su Lupe.
Le pregunté si volvería a trabajar en la mecánica, si le gustaría recuperar lo que alguna vez tuvo. Dijo que le da vergüenza, que se siente manchado por el pecado, que le da pena sentarse en una mesa a comer frente a sus hijos. Me dijo también que más que dedicarse a la mecánica le encantaría irse al campo con su Lupe a vivir de la tierra.
Mientras me decía eso me acordaba de las veces que me he equivocado, las veces que he traicionado la confianza de alguien, que he dicho mentiras, las veces que me ha dado vergüenza mirar a alguien a los ojos. Pero también me puse a pensar en que la vida me ha dado la oportunidad de enmendar mis errores y le propuse a David que yo le ayudaría a buscar ese trabajo que hoy anhelaba.
Lamentablemente no conozco a nadie que tenga finca y que esté buscando algún empleado y a su mejor amiga Lupe, así que recurro a ustedes. Si alguno sabe, conoce o tiene algún familiar que necesite ayuda con los trabajos del campo, díganle que le tengo el empleado del mes, que me ayuden a darle una oportunidad a esta persona de salir adelante y con la frente en alto.
Sin más, les dejo una foto de Lupe y de David. No sin antes pedirles que me ayuden difundiendo el mensaje hasta que encontremos esa persona dispuesto a abrirle un espacio de su corazón a esta nueva familia. Un abrazo que les llegue al alma a Lupe, David y a todos ustedes.
Historias del alma, para corazones que quieren compartir momentos de alegria, desde personas que han sufrido el frio etetrno de la calle y el abandono, hasta aquellos que vienen cubiertos de sabanas rosadas y cobijas de lana virgen. Abrazo civico y en paz a Lupe y David.
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Basuco!
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Hola Jairo buenos días.
Estuve buscando y parece ser que de ambas formas es correcto escribirla,le dejo el link por aquí.
Muchas gracias por el comentario.
http://www.elespectador.com/impreso/opinion/gazapera/basuco-o-bazuco-articulo-382662
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Para esto es que debe servir el periodismo y no para crear odios y rencores como suele ser utilizado.
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