Esta vez me agarro de la columna de un apreciado colega mexicano del diario Vanguardia quien, a propósito del reciente ¿estreno? de Warner Channel, recoge lo que, según él, es el legado que la televisión latina le debe a esta soap gringa tan redituable en la década de los ochenta y que vuelve en una especie de continuación de la historia. Claro, totalmente acribillada por la crítica pero con un digno rating.
Otra reseña que he leído de la nueva «Dallas» es la de Marcelo Stitelano, del diario La Nación de Argentina, quien además de enumerar los fracasos y éxitos de los remakes o continuaciones de éxitos del pasado, pone en entredicho el futuro de esta serie. «En cuestiones televisivas todo pasa y todo queda».
No vamos a llorar sobre la leche derramada, mi propuesta es mostrarles cómo el argumento de los vicios del poder en el seno de familias poderosas (y aparentemente ejemplares) fueron delicadamente fusiladas con el tiempo en telenovelas y series latinas. El amigo Novello recoge algunas de las mexicanas, curiosamente todas enmarcadas en la misma época. Yo me pregunto ¿las desavenencias sexys de los ricos son exitosas entre los criados con María Mercedes y Gallito Ramírez?
Un elemento común subyace a este breve análisis: en medio del abundante moralismo en que se produjo Dallas (y sus dignas rivales como Dinastía), los excesos de los ricos se quedaron cortos para lo que ahora podemos observar. Lo curioso es que ahora, com una mayor libertad de expresión, las clases altas aún parecen calcadas del siglo XX y sus delirios de poder son más propios de Pinky y Cerebro que de una familia verdaderamente maquiavélica.
Para iniciar el recorrido basta con mencionar a Café con aroma de mujer (1994) quien refleja de mejor modo las tensiones al interior de una familia poderosa, ávidas de controlar un negocio rentable. Fue muy creíble la ambientación del mundo financiero del momento.
Otro intento (fallido) fue la telenovela de 1997 Dos Mujeres, producida por RTI con Carlos Mata, Amparo Grisales y Maria Cecilia Botero, en donde la lucha por llegar a la presidencia fue el pretexto para contar un extraño triángulo amoroso en una enrevesada trama política.
Secretos de Familia, del Canal Caracol (2010) -sospechosamente parecida en su premisa a Las Aparicio, telenovela mexicana- fue el más reciente esbozo dallesco que trató de cautivar a la audiencia. No obstante, sucumbió ante el implacable gusto del público por propuestas más digeribles y a una mala estrategia de programación.
Existen muchos más ejemplos de la influencia de Dallas en la ficción de series y telenovelas, pero ¿a usted le gustan las historias centradas en familias ricas y poderosas? ¿Qué les ha hecho falta para ganarse el beneplácito de la audiencia?
@juanchopara
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