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Luego de más de cuarenta años sin conocer la luz, algunos de los más deseados archivos en el mundo de la música serán publicados el próximo 12 de junio. Se trata del documental The Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story, dirigido por Martin Scorsese, que permitirá por primera vez una mirada cinematográfica a la que fue una de las más memorables giras de Bob Dylan junto con una compañía de músicos que marcó para siempre la historia de la música.

Para dimensionar su enorme importancia hay que devolverse algunos años, cuando artistas como Dylan, los Beatles y los Rolling Stones sentaban las bases de los que serían los grandes conciertos de estadios, a partir de mediados de los años sesenta. Hasta entonces los conciertos eran reservados para audiencias relativamente pequeñas en teatros y coliseos, en gran parte debido a las enormes limitaciones tecnológicas y logísticas.

1965 fue el año en que todo cambió, en buena parte debido a la gira que los Beatles protagonizaron por Estados Unidos ese año (siendo el memorable concierto en el estadio Shea de Nueva York el episodio más recordado), y a la transición de Bob Dylan a la música eléctrica, lo que le permitió llegar a un público mucho más amplio. Pero los resultados de la vida de las giras no fueron del todo alentadores ni para Dylan ni para los Beatles, quienes parecían haber conquistado el mundo. En medio de contextos muy diferentes, pero que tenían el aburrimiento y el cansancio como ingredientes en común, al año siguiente tanto los Beatles como Dylan abandonaron la exhaustiva actividad de las presentaciones en vivo.

La inmensa paradoja que ahora es muy clara es que justo luego de haberse impuesto entre los shows musicales más importantes de su momento -y de toda la historia- y ofrecer presentaciones en Europa, Norteamérica y Australia (los Beatles, además, en Asia), ambos decidieron retirarse de las tarimas en 1966. Los Beatles jamás volvieron a ofrecer una gira, separándose tres años después, mientras que Dylan tardó ocho años en retomar la actividad.

Sin embargo, a su regreso como músico de gira, la búsqueda de Dylan era diferente a las motivaciones que lo habían empujado en los años sesenta. Eso, en gran parte, debido a que en sus años más jóvenes ya había tocado en muchos de los escenarios más deseados por los músicos de todo el mundo: el Royal Albert Hall en Londres, así como el Carnegie Hall y Madison Square Garden en Nueva York, por solo mencionar algunos. Y, entonces, para su nueva gira surgió un propósito diametralmente opuesto: llevar sus presentaciones a rincones usualmente olvidados y menos codiciados por los músicos de mayor reconocimiento.

“Crecía el rumor de que el Dylan inspirado había regresado”, explica una de las voces del tráiler revelado esta semana por Netflix para el lanzamiento del documental. En efecto, pocos meses antes de salir de gira, Dylan se separó de su esposa Sara Lownds Dylan, madre de sus hijos y musa de muchas de sus canciones, y durante aquel proceso grabó el memorable álbum Blood On The Tracks. Sus letras excepcionales contaban historias de decepciones amorosas y de separaciones inevitables, desde el desencanto y la agonía, terminando con tres canciones inclinadas hacia la nostalgia y la certeza de que al final de cuentas son los recuerdos más felices los que permanecen en la memoria.

Muchas personas, entre quienes se incluye el autor de este blog, consideran que Blood On The Tracks representa la etapa más emocional y expresiva en la carrera de Dylan, a quien siempre lo han caracterizado la imaginación de sus letras y el hermetismo frente a su vida privada desde ellas.

Fue en ese momento que Dylan concibió una nueva gira inspirada por las travesías de los circos errantes, convocando a otros artistas, actores y escritores;  además de shows musicales, la gira, que recibió el nombre Rolling Thunder Revue, incluyó también acróbatas, presentaciones de circo y declamaciones de poesía. Entre sus participantes estuvieron los músicos ‘Ramblin’ Jack Elliot, Joan Baez, Joni Mitchell y el poeta Allen Ginsberg. Entre octubre de 1975 y mayo de 1976, Dylan y la caravana ofrecieron un total de 57 presentaciones en Estados Unidos y Canadá, muchas de ellas en auditorios pequeños en pueblos pocas veces presentes en los itinerarios de los grupos más famosos.

Aunque varias presentaciones fueron grabadas profesionalmente en video y audio, pocas han conocido la luz de manera oficial, mientras que varios ‘bootlegs’ no oficiales han circulado entre los fanáticos y los seguidores de esa época de Dylan. Esta será la primera vez que muchas de esas imágenes serán conocidas por el público en un formato restaurado, generando desde ya una enorme expectativa entre sus seguidores, teniendo en cuenta que hasta ahora es poco el material disponible de esa época.

Un video publicado desde hace varios años en la propia cuenta de Dylan en Youtube permite verlo cantando en el marco del Rolling Thunder Revue una versión acústica de Tangled Up In Blue, la canción que abre el ya mencionado disco Blood On The Tracks, con su cara pintada de blanco (puede verlo aquí). Y fue durante esa gira que ofreció por última vez un segmento de sus presentaciones en formato acústico, acompañado solamente por su guitarra y su armónica, recordando los primeros años de su carrera y evocando la nostalgia de los fanáticos de su época más temprana. El disco The Bootleg Series: The Rolling Thunder Revue permite escuchar versiones desgarradoras y emocionales de canciones como Mr. Tambourine Man y Love Minus Zero grabadas en algunas de sus últimas apariciones en formato acústico a finales de 1975, en la primera parte de la gira.

Pero también su repertorio incluía sonidos rockeros, incluso tratándose de variaciones de algunas de sus canciones más tempranas como A Hard Rain’s A Gonna Fall, concebidas inicialmente desde un formato acústico. No fueron pocos los seguidores y críticos que rechazaron los sonidos eléctricos que Dylan había incorporado en sus presentaciones desde 1965. Pero la rebeldía de los sonidos y los gritos durante la gira Rolling Thunder en esas grabaciones deja ver que a Dylan cada vez le importaba menos decepcionar a sus fanáticos, enfrentando con un menor miedo la búsqueda de nuevos sonidos.

Sin duda uno de los momentos más emocionales y desgarradores de las presentaciones de la primera mitad de la gira llegaba con la canción Sara, donde rogaba a su esposa -presente en varios de esos conciertos- que no lo dejara. Esa escalofriante dedicatoria era acompañada por las notas melancólicas de la violinista Scarlett Rivera, a quien Dylan conoció en la carretera en plena gira. Sin dudarlo, la invitó a integrarse a la caravana y su sonido se convirtió en uno de los rasgos principales de esa etapa mística y gitana de su carrera y de su disco Desire, de 1976.

El documental The Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story será la segunda producción sobre Dylan dirigida por Martin Scorsese, luego de su lanzamiento With No Direction Home (2005), que abordó durante tres horas los primeros años de carrera de Dylan hasta su retiro temporal de los escenarios en 1966. Ese primer documental de Scorsese sobre Dylan sacudió al mundo de la música por su acceso ilimitado a decenas de archivos personales de Dylan que se creían perdidos para siempre (al menos para el público) y por su extensa entrevista con él, famoso por ser esquivo y casi imposible de abordar por la prensa.

No en vano, las expectativas frente a esta segunda entrega son cada vez más altas, teniendo en cuenta que la entrevista con Dylan para el documental sobre la caravana Rolling Thunder es la primera que ofrece ante una cámara en más de diez años. Desde entonces las cosas han cambiado, como reza una de sus canciones; el poeta tiene ya 78 años, un Nóbel de Literatura sobre el hombro -algo que no parece trasnocharlo demasiado- y una colección de discos nuevos que lo han mantenido con vigencia en lo más alto del mundo de la música. El nuevo documental de Scorsese promete un inusual acceso a archivos que permitirán ver como pocas veces a un Dylan inspirado y en uno de los puntos más altos y creativos de toda su carrera.

Fernando Posada

En Twitter: @fernandoposada_

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Politólogo de la Universidad de los Andes. Analista de temas políticos y activista por la paz. Creo en un país de jóvenes empoderados, críticos y comprometidos con el futuro colectivo. Músico de tiempo completo.

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3 Comentarios
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  1. camilo476585

    Muy impreciso el artículo. Dylan cambió a sonido ecléctico en el 64 no el 65 y la importancia de Dylan no tiene nada que ver con “sentar las bases” de los conciertos d estadio, que es otra mentira, eso es gracias a los beatles 100%. Es falso también que la razón del parón de Dylan fue por el aburrimiento a las giras. La razón oficial es un accidente en motocicleta pero es un secreto a voces que tenía un problema insostenible con la heroína. De hecho, Dylan nunca volvió a ser el mismo, y su importancia son los seis o siete discos que sacó antes del parón. El Dylan de antes del parón es la figura más importante de la música anglosajona después de Lennon y McCartney.

    • fernando451269

      Camilo: difiero con su comentario pero lo agradezco. Tiene varias imprecisiones. El primer disco de Dylan en incluir canciones eléctricas fue Bringing It All Back Home, lanzado en 1965. Ese mismo año sorprendió en el festival de folk de Newport saliendo con una banda de apoyo para tocar Like a Rolling Stone y Maggie’s Farm. El público lo abucheó y Pete Seeger contó después que casi corta los cables de energía para detener la presentación. En el 65, varios meses antes de su famosa gira del año siguiente, ya había tocado en estadios como el de Forrest Hills en Nueva York (el 28 de agosto, apenas 13 días después del concierto de los Beatles en el Shea Stadium). Por otro lado, la importancia de Dylan está lejos de tener como razón única sus discos tempranos. Tome discos como Blood On the Tracks (1975), Time Out Of Mind (1997) y Tempest (2012) y se dará cuenta que su obra sigue siendo magistral.

      El autor de este blog.

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