Mucho se ha hablando de la dificultad para ubicar en el espectro político a Rodolfo Hernández. El propio candidato ha evadido las etiquetas de izquierda y derecha -tal como lo hizo Federico Gutiérrez-, para insistir en que, tales denominaciones son anacrónicas e incompatibles con su talante antiestablecimiento. No obstante, vale la pena recordar que, Hernández es perfectamente califícable según los parámetros ideológicos que han marcado la política en América Latina en el último tiempo. Incluso el ejercicio es sano para la democracia y la pluralidad.
Se puede empezar por la frecuente comparación con Donald Trump, válida a la luz de tres factores. En primer lugar, por la historia o narrativa que Hernández promueve como empresario exitoso, hasta el punto que no necesita el sueldo de presidente, como en el caso del exmandatario estadounidense; ha anunciado donaría a causas sociales. Al igual que Trump se recurre a la idea que tiene tantos recursos que «no necesita robar», tal como lo dijo el influenciador y ahora Congresista JotaPe Hernández en uno de los videos promocionales que previos a la primera vuelta circuló con éxito (sin embargo, Jota Pe decidió tomar distancia del ingeniero). Es la narrativa según la cual, como hombre de negocios, sabe administrar a diferencia de los políticos tradicionales despilfarradores por naturaleza. El parecido con el discurso trumpiano es innegable. En segundo lugar y como consecuencia de lo anterior, Hernández pretende trasladar la lógica empresarial al manejo del gobierno. De allí su campaña de austeridad en la que entiende que la mejor forma de combatir la corrupción es eliminando lo que asume como costos innecesarios de funcionamiento del Estado. El Estado es sinónimo de burocracia, como suele ocurrir con un segmento representativo de la sociedad. Y en tercer lugar, la incorrección política parecería calcada del exmandatario estadounidense. Lo que muchos interpretan como salidas en falso, grotescas o reprochables moralmente son en realidad mensajes que lo han ubicado en la agenda nacional.
Al igual que Trump, Hernández se ganó un lugar en la política colombiana a punta de polémicas que le han valido respaldos de quienes se sienten hastiados de la corrección política, y en cada controversia gana aliados que ven en su figura un rompimiento con la política tradicional. Aunque sus videos causen indignación en redes sociales, esta se trasforma rápidamente en una poderosa arma de difusión y mientras usuarios de redes expresan su malestar o se burlan, el mensaje se multiplica y reproduce a velocidades insospechadas.
¿Cómo se califica ideológicamente a un candidato de estas características? Hernández encarna las aspiraciones de una derecha empresarial que, efectivamente, ve con desconfianza al Estado y considera que entre menos intervenga en economía mejor -todo lo opuesto a la izquierda-. Cuando propone convocatorias para gobernar con procesos de selección exigentes, está sugiriendo el ideal de la tecnocracia, antítesis del populismo. Al poner en perspectiva la lógica empresarial para manejar lo público, la reducción del Estado a punta de austeridad y selección de tecnócratas no ideológica para nombramientos, se llega a la conclusión de que Hernández encarna el modelo de los Chicago Boys que tanto auge tuvo en América Latina en décadas pasadas, promoviendo el neoliberalismo como paradigma de desarrollo.
Viendo la forma como se ha decantado la segunda vuelta y al observar el apoyo de la derecha a su candidatura -incluidos sectores de centro- queda en evidencia que se trata por primera vez de una derecha en la que Álvaro Uribe no tuvo incidencia determinante. Hasta ahora, la derecha se alimentaba del discurso contra el terrorismo y la seguridad y no había podido instalar una agenda librecambista, neoliberal y tecnócrata, como sucedió con los casos de Sebastián Piñera y Mauricio Macri. Hernández es en realidad una mezcla entre estos y Donald Trump.
La irrupción de Hernández marca una nueva era para la derecha colombiana y confirma el fracaso del uribismo que, como fuerza política parece relegada al legislativo donde su influencia parece diezmada en comparación con una hegemonía de dos décadas. Con el surgimiento de esta derecha posturibista Colombia tendrá ciclos pendulares entre izquierda progresista y derecha neoliberal tal como sucede en buena parte de América Latina. Esta alternación por más polarización y degradación de la campaña que hayamos presenciado, supone una buena noticia para la democracia colombiana que va superando los vestigios de más de medio siglo del Frente Nacional.
Twitter: @mauricio181212
Yo veo un despertar politico en mi amada Colombia, individual y colectivo para fortalecer nuestra Democracia, hoy en dia se conecen mas los corruptos , los mafiosos, los testaferros, los delincuentes continuos que han roto nuestros futuros en decadas. Hoy en dia no vemos un solo lado , vemos el otro lado.
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yo no conosco la izquierda progresista todavia
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Te falto decir que Petro al contrario de su discurso del 2018, tuvo que moverse mas al centro, pues su postura mas isquierdista le quitaba mas de lo que le ponia; eso tambien va con los movimientos de izquierda en latinoamerica que se van alineando o con AMLO o proximamente con Lulla da Silva
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sorry baby pero el viejito no es de derecha, creo que no leíste las 20 diferencias del programa de gpbierno de RH con el programa de la derecha, debes leer para poder opinar amigo, hay diferencias muy de fondo que no permiten caracterizar al amigo RH como de derecha, creo que debes hacer una análisis más creativo que quedarte con el viejo y facilista del cliché de la derecha y la izquierda https://www.infobae.com/america/colombia/2022/05/31/rodolfo-hernandez-publica-20-diferencias-que-tiene-con-el-uribismo/
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Muy de acuerdo con los comentarios abajo expuestos, el candidato mamerto ya no sabe que inventar para atraer más seguidores, ahora ve a Uribe en todo lado, miremos de quién está rodeado y pues los vídeos están a la orden del día para saber que prácticas llevan a cabo. Y lo absurdo de todo esto es que él es el cambio. Si como no!!!. Ojalá en un acto de sensatez inusual sea elegido RH. Es preferible el ingeniero porque eso de vivir sabroso a punta de subsidios ya sabemos lo que nos espera si no veamos nuestros vecinos.
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Pues para mi el viejito es un zurdito más, de los keynesianos socialdemocratas de siempre, pero como al otro lado está un guerrillero incendiario, dispuesto a aliarse con lo peor de la delincuencia tanto de la que hizo parte como de las demás, pues: mejor RH que chavismo. Eso sí al nombrar a los Chicago Boys a quienes adhiero en pensamiento económico de forma utilitarista al 100% me dio aún más ganas de votar por él, ojalá sea eso que ud dice que es. Abajo el resentimiento comunista petrista, con toda por RH
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Que horror, que ya no se pueda encontrar artículos centrados en la realidad y con fundamentos en la verdad.. Ahora el que no es de izquierda es Uribista?. Y lo más triste es que encuentran lectores indecisos a los cuales pueden manipular con mentiras…..Jamás había vivido una campaña electoral, donde algunos políticos de Centro y de Derecha se decidieran por la izquierda…Y terminaran aliados a un ex guerrillero con un prontuario terrorífico y que su trayectoria oscura fueran posibles de olvidar… Que el pasado esta muerto y es mejor no desenterrarlo? Yo presencie la toma del Palacio de Justicia realizada por el M19 y esa fue una visión terrorífica. Y se que hay que perdonar para poder continuar; pero el perdón y el olvido son sentimientos diferentes, porque el que olvida caerá cientos de veces en el mismo error.
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Algunas cosas ciertas y otros tantos vicios de ingenuidad. Ya sabemos que hay un ala ideológica que se apropia de las cosas y luego no las devuelve.. y este, es un tema moral. Por eso es que comulgo con Friedman, los chicago boys y las posutras de Hernández, muy por encima del populismo y el todo vale de la izquierda, que una vez en el poder nunca lo suelta por las buenas.
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gustavo petro, el comunismo postleninista, socialista seudo chavista.
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Erran quienes concluyen que todo lo que está en contra de una izquierda decadente y manchada, es de derecha. No entienden que nos cansamos de la polarización del país.
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