El cambio climático es un hecho. Ya no quedan dudas sobre la veracidad de este fenómeno de carácter mundial que ha golpeado a innumerables naciones. La culpa es nuestra, tenemos un modelo de desarrollo demasiado consumista, extractivista y degradante con el entorno. Diariamente emitimos cerca de 90 millones de toneladas de contaminantes a la atmósfera originados principalmente por las actividades que realizamos: usar el auto, comprar alimentos, cocinar, usar aparatos electrónicos y pare usted de contar. Agotamos los recursos del planeta de una forma jamás vista y a pesar de todos los estudios e investigaciones al respecto, seguimos “aduciendo” ignorancia.
Tenemos el tiempo justo para comenzar a cambiar las cosas, así que debemos iniciar el proceso de cambio inmediatamente. No es sencillo, tenemos a nuestro paso muchísimas dificultades políticas, económicas y sociales principalmente. Sin embargo, si no logramos este cambio nosotros, entonces ¿quién más lo hará? Nuestra trayectoria climática es completamente insana, tanto para la Tierra como para las actuales sociedades y futuras generaciones. La puesta en marcha de mecanismos de adaptación y mitigación al cambio climático deben ser eficientes, seguros y deben llevarse a cabo lo más rápido posible. Es responsabilidad de nuestros gobiernos promover este tipo de mecanismos, pero sobre todo es responsabilidad nuestra como ciudadanos, de exigir estas medidas. Muchas regiones del mundo ya han comenzado a cambiar sus sistemas económicos y políticos para pensar un poco más en el entorno. A pesar de ello, no todas las naciones del mundo –o al menos las más contaminantes-, tienen esa prioridad en mente, sin embargo los altísimos costos de la inacción en la prevención al cambio climático, hará que esos países recurran drásticamente a una plataforma de acción más temprano que tarde.
No es un «posible» futuro, sino que ya es el presente y amenaza ser mas intenso de ahora en adelante: el cambio climático ya nos afecta a todos. A esta altura del partido no podemos seguir creyendo que existan países inmunes al cambio climático o a la contaminación ambiental, ya que ninguno lo es. Por esta razón resulta imperante que los acuerdos multilaterales y vinculantes de carácter internacional y nacional, sean tomados en cuenta por TODOS y junto a ellos, se adopten medidas económicas, políticas, sociales y ambientales capaces de asumir una responsabilidad colectiva y promover acciones concretas para optar a un cambio “glocal” (es decir a nivel global y local).
Está en nosotros lograr ese cambio que tanto necesitan nuestros socio-ecosistemas de hoy. Con una población actual de 7 mil millones de personas y -la mayor parte de ellas, viviendo una vida catalogada como de primer mundo-, es imprescindible que descansemos bajo el tema de la reconciliación con la naturaleza y el hecho de dejar esa involución que nos ha convertido en unos egoístas hacia el medio ambiente. Como lo dije hace algún tiempo, si vamos a seguir siendo egoístas, pues usemos esa energía para actuar contra la deforestación, el cambio climático y la inseguridad alimentaria, volviéndonos unos “ECOístas”.
No olvide que muchas cosas están en riesgo con un planeta enfermo y la lucha aún es muy larga. Necesitamos más esfuerzos que deseos para combatir esta terrible amenaza que afecta y seguirá afectando a todos los ecosistemas del mundo, a todas las ciudades del mundo y a todos los seres del mundo. Reposa en usted la última palabra. Dejemos de hablar y comencemos a actuar…
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