Los desechos sólidos de hoy serán la materia prima del futuro
Twitter @Climateate
Existe un holismo entre el entorno y la sociedad tan fuerte, que a veces resulta difícil poder explicar ciertas situaciones muy complejas. Cuando observamos nuestro entorno, debemos ver más allá de lo que realmente nos muestran los ecosistemas, la flora, la fauna, los ríos o las mismas ciudades. Debemos ser capaces de percibir esas relaciones intrínsecas -a veces muy escondidas- de todos los factores ecológicos que convergen en un espacio, así sea pequeñísimo. Por tal razón, considero de suma importancia abordar las problemáticas medioambientales como una interacción entre ellas y no como la suma de todas ellas, pues de esta interacción, es que podremos encontrar un punto de equilibrio para abordar los efectos de las mismas, aunado a la búsqueda de la ética colectiva -lo cual resulta uno de los retos más difíciles que jamás ha afrontado la humanidad-.
Las sociedades están creciendo de una forma insana (ambiental y socialmente hablando). Como muestra de ellos es que añadiremos 1.000 millones de habitantes cada 13 años, generando un gran reto en la humanidad a medida que se producen razones de sobra para pensar en una vida -individual y colectiva- insostenible y en un rumbo inadecuado del desarrollo humano. ¿Nuestro planeta estará acaso listo para abordar esta situación? ¿Sera capaz de contener el estilo de vida insostenible de unos 9 mil millones de ciudadanos?.
Estudios mundiales sugieren que el mayor problema medioambiental del próximo siglo será la gestión de los residuos sólidos. Y es que si nos ponemos a reflexionar sobre cuanta basura desechamos al día, nos caeríamos para atrás. Según datos recientes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los latinoamericanos generamos un promedio de 0,63 kg/hab./día de residuos sólidos domiciliarios (RSD). Si tomamos en cuenta los residuos sólidos municipales (RSM), es decir, los domiciliarios más otros residuos de origen comercial o que surgen de la limpieza de calles, parques y jardines, el número asciende a 0.93 kg/hab./día. Tomando estos datos, si asumimos que un latinoamericano genera 0.63 kg RSD por día, una persona que viviera 75 años, generaría a lo largo de su vida 17.2 toneladas de residuos: una familia de cuatro miembros generaría unas 70 toneladas, lo que equivale a un volumen aproximado de 1 millón de latas de aluminio ¿Bastante no?.
La pregunta que hay que hacerse después de conocer estos datos es ¿qué hacer con esta cantidad inmensa de desechos sólidos?. Recientemente el Proyecto Malaspina perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC, España) hizo público un estudio internacional, donde demostraba cinco grandes acumulaciones de desechos sólidos -liderado principalmente por plásticos- en todo el océano (sobre todo en el Pacifico Sur, el Atlántico Sur y el océano Indico), dando inclusive por contado “el descubrimiento” de un nuevo continente ubicado en el Pacifico Norte de puros residuos sólidos (situado entre Hawai y Norteamérica).
Todo esto me lleva a pensar en lo importante que representan nuestros impulsos (convertidos en acciones reales y tangibles), para hacer del futuro, una oportunidad de vida, de desarrollo y de crecimiento apegado a valores ecológicos y sociales. Un futuro más verde en donde nuestras acciones sean equilibradas (no porque alguien no los diga en alguna ley), sino porque nosotros “así lo deseemos”, es decir así queramos hacerlo, porque es nuestra propia convicción.
Lo increíble y -realmente positivo- de toda esta historia, es que en muchas naciones del mundo (incluyendo rinconcitos recónditos del planeta), están “experimentando” con un gran número de iniciativas para convertir estos residuos sólidos es la base fundamental de las próximas generaciones, convirtiéndolo en la materia prima principal del movimiento energético del futuro. La basura acumula recursos valiosos que pueden ser aprovechados y transformados. Así pues, vemos proyectos como los siguientes: este hombre en Gaza, Palestina, convierte el plástico en gasolina, en esta planta de recuperación energética de Klemetsrud (Oslo, Noruega) incineran basura -bajo procesos de eficiencia ambiental- y la convierten en energía o esta mujer en Bogotá, Colombia logra transformar un basurero en un hermosísimo jardín.
Realmente espero que con mayor frecuencia nos topemos con noticias como las compartidas más arriba y pensar positivamente en un cambio de conciencia ciudadana, en donde el “ECOismo” sea la base de nuestra propia naturaleza humana. No podemos permitir que nuestro planeta continúe absorbido bajo nuestra propia incivilidad. Debemos alejarnos lo más posible de ese “punto de no retorno” ambiental, ya que si las sociedades actuales continúan con los ritmos de vida de hoy, muy pronto llegará el momento en que tocará arrepentirnos y tal vez ese momento, ya será demasiado tarde…
Comentarios