¿Creen que vaya a haber guerra?
No, hombre.
Desde el año 2004, en que comenzó a oírse ese griterío desde Caracas contra la oligarquía bogotana, un militar de la Naval colombiana me comentaba en privado sobre la necesidad de instalar misiles en los cerros de Bogotá o en la Bahía de Cartagena, so pena de que el antiguo presidente de Venezuela ordenara desde Caracas un bombardeo… Pero, resignado, mi amigo militar ya se lamentaba en sordina de la imposibilidad de cualquier solución militar –él, claro, pensaba desde la praxis militar, no desde la vaga teoría.
La colombiana es la burguesía más anti-soberana, la más anti-histórica, la más anti-militar. Renuncia a usar las armas para la defensa de sus fronteras, pero las utiliza contra sus enemigos internos.
El supremo interés de los liberales, como el presidente colombiano actual, está en que no llegue nunca el día de las negaciones radicales o de las afirmaciones soberanas. Vivir en la discusión perpetua.
Viví (o sobreviví) en Cúcuta cinco años entre 1995 y 2000. Hace ya mucho tiempo. Además, ya estamos en 2014 y llevo cinco años viviendo en México, fuera de otros en España. Y es muy cierto lo del alejamiento físico. Uno se olvida del sentimiento colectivo, de esas pasiones patrioteras, y cualquier cosa que uno opine sobre la crisis fronteriza (que no importa sino allá) son recuerdos fríos. Pero queda el acercamiento temporal o histórico. Algún día voy contar mi experiencia en Cúcuta y en Villa del Rosario, ciudades fundados por casi las mismas familias de Pamplona por allá a finales del siglo XVIII. Me temo que eso daría para una novela. Ya ve cómo la experiencia directa, lejos de caer en esas falsedades patrioteras, ve las cosas en concreto. Reales.
Sólo queda acudir a la teoría política y decir con Eugenio D’Ors:
“Nacionalismo y Liberalismo se corresponden. Su lema común: «Cada uno en su casa y Dios (o, mejor dicho, el Diablo, es decir, la guerra), en la de todos. Imperialismo, en cambio, se conjuga a política de autoridad. De la suerte de otros, tú eres responsable. Ni tu deber ni tu derecho se terminan en las fronteras de tu Estado, en el contorno de tu individualidad.”
clustersito182: Ya quisiera en realidad contar mi experiencia en Cúcuta y en San Cristóbal y mérida, ciudades fundados por casi las mismas familias de Pamplona por allá a finales del siglo XVIII, pero me temo que eso daría para una novela. Ya ve cómo la experiencia directa, lejos de caer en esas falsedades patrioteras, ve las cosas en concreto. Reales. Luego las contaremos a fondo. Por ahora, quedémonos en el párrafo. Saludos,
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Me quedé esperando la historia…. o era el invento del primer párrafo?
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Colombia ha tenido mucho sufrimiento por cuenta de la guerra interna por eso es que se evita en lo mas posible la guerra
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Sin duda alguna, la repatriación de algunos indocumentados que adelanta el gobierno de Venezuela puede ser dramática si sólo nos enfocamos en esa parte de la historia, pero si abordamos el problema de forma global, entenderemos que en la frontera no hay un operativo contra los colombianos sino contra grupos paramilitares-uribistas que están contrabandeando combustible y otros productos para financiar sus actos terroristas.
En ese sentido, también sería válido hablar del flagelo de la violencia paramilitar que de forma clara Colombia está exportando a sus fronteras y que afecta sus habitantes. Pero de lo que más se debería hablar, es de los más de 5.5 millones de colombianos que viven en Venezuela porque se refugiaron en ese país huyendo de la dictadura uribista que los quería masacrar con motosierras y que fueron acogidos con hermandad, generosidad y humanismo.
Pienso que no debemos dejarnos llevar por sensacionalismo mediático del duopolio de RCN y Caracol e informarnos con otros medios, ojalá internacionales para así conocer la verdad y difundirla ampliamente con el fin de no generar odios entre dos pueblos hermanos como lo son Colombia y Venezuela.
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