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Pensar 123RF

Pensar 123RF

De tanto entrenador de vida que veo en redes sociales la constante en este inicio de 2018 era arriesgarse por aquello que nos hacía felices, porque el secreto de la ley de la atracción era el sentimiento, hacer lo que nos trajera tranquilidad también nos traería felicidad, entonces me pregunté:

– ¿Soy feliz?

Para responder miré a mi alrededor, tengo casa, mis padres vivos y con salud, tengo la nevera llena, trabajo, amigos, solvencia económica para tener una vida social activa, pero:

– ¿Era feliz?

La respuesta fue… No.  Llegar a ella me asustó porque hace muchos años no me sentía perdida, ahogada e infeliz.

Sí tenía trabajo, si tenía mi familia, sí tenía un nivel de vida muy cómodo, pero de las 24 horas del día pasaba 10 en la oficina, 3 en el tránsito, entre 5 y 7 dormida, lo que me dejaba unas 4 horas “libres” por día, mismas que usaba para estudiar, entonces, por esa comodidad.

¿Dónde estaba quedando yo?
¿Dónde estaba ese tiempo para mí?

Constantemente me engañaba diciéndome que el tiempo para mí era el que estaba metida en el metro, el bus o el Uber, pero tampoco, porque estaba tan preocupada por los demás asuntos que me había olvidado de quién era yo. Ya no tenía energía, tiempo o disposición para ir al gimnasio, para pintar mándalas, nunca me inscribí en el curso de Lettering que soñaba, tampoco había vuelto a irme de paseo con mis amigas, incluso cuando salía con ellas me sentía completamente desconectada.

Nuevamente me pregunté:

Mujer llorando 123RF

Mujer llorando 123RF

¿Qué pasa conmigo?

La respuesta fue sencilla. No era feliz,  – ¿por qué? –

Porque había dejado que mi vida girara en torno a mi trabajo, uno que ya no me retaba, no me movía, simple y sencillamente no me hacía feliz, porque si bien comenzó como un reto, actualmente me sentía ahogada, en el limbo, en donde no te reconocen por quién eres y te exigen como si ya lo fueras, totalmente desconectada.

Ya con la respuesta lista, sólo quedaba una cosa por hacer: actuar, buscar y abrir mis alas, salir de mi zona de confort financiera, dejar de sacrificar mi vida por un sueldo, creerme eso que toda la vida grité, que soy capaz, que siempre lo he sido y que esta no era la excepción.

Mujer triste 123RFNo es un paso fácil, de hecho, es muy difícil, porque a medida que creces tus responsabilidades también lo hacen y de un día para otro no las puedes dejar colgadas, pero… ¿valía la pena seguir desconectada por un salario? La respuesta también salió rápido. No, no valía la pena, porque nada justifica que se pierda un ser humano por un sueño ajeno, nada es proporcional a levantarte y no tener ganas de salir, cada persona necesita una chispa que lo impulse a luchar, porque la vida ya es lo suficientemente difícil para también ser esclavos de una nómina que no te hace feliz.

Así que, puse manos a la obra, hable con Dios, con el universo, con mi familia, mis seres queridos, conmigo misma y decidí tirarme del nido, esperanzada en que puedo volar y esta situación no será más que un recuerdo, uno que espero me enseñe que siempre se puede, sólo es cuestión de querer.

Miss Irreverente

***Gracias a una lectora***

** Fotos 123RF

* Condolezza quiere ser tu amiga, escribe a este blog literario y cuenta tu historia a:  condolezzacuenta@hotmail.com  Twitter: @condolezzasol. Todas las historias serán revisadas y corregidas para ser publicadas.  Se reservarán los nombres, si lo deseas.  

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