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A propósito de lo rentables que resultamos ser
hoy quienes en los 80´s andábamos en vías de desarrollo físico, cognitivo y emocional,
y el consecuente bombardeo mercantil que desde hace unos años venimos recibiendo
con base en el supuesto de que los recuerdos de nuestros mejores momentos son
vendibles, he llegado a concluir 2 cosas: la primera, que es cierto. Sí son
vendibles y muchos de nosotros los seguiremos comprando. La segunda: no me
pienso perder el reencauche de Los Pitufos aunque esto me haga sentir
momentáneamente blanco de la arremetida comercial ‘ochenterista’ porque no muy
en el fondo hasta me gusta.

Quienes hoy en día están en vías de desarrollo
físico, cognitivo y ojalá emocional, podrán pensar que Los Pitufos, Los
Transformers, Los Magníficos, G.I Joe, Heman y Los Thundercats son por época
«de su propiedad» porque los han visto o esperan verlos en pantalla de cine 3D;
¡pero no!; los bajo de la nube: son reencauches de series y películas que se
hicieron o tuvieron su momento de fama en los 80´s.

Pero más allá de entrar en banales discusiones
sobre el séptimo arte y la pantalla chica (siempre quise mencionar así al cine
y la tele para sentirme importante como los conocedores), lo que quiero
aprovechar para expresarle a mi hija -porque por ahora probablemente será mi
única lectora-, es que mi indignación resultante de las diferencias
generacionales es por algo sumamente más importante: ¡nosotros, los ochenteros
que mantenemos vivo el mercado del recuerdo, fuimos más ridículos que ustedes!

Así es. Si ustedes los ‘pelaos’ creen que son
la generación más patética porque se ponen los pantalones por debajo de la
nalga para que se les vea el bóxer, les cuento que muchos de nosotros usábamos
tanga «narizona» para ir a las piscinas de Melgar. Si se creen muy ridículos
por dejar caer largos mechones de pelo sobre sus cachetes a manera de patilla,
nosotros (hombres y mujeres) usábamos una cosa llamada ‘copete Alf’. Los invito
a hacer una profunda investigación al respecto en Wikipedia. ¿Creen que se ven
muy desagradables porque se echan cuchilla de esas de afeitar en la zona
parietal de sus cabezas de manera asimétrica?, pues nosotros también lo
hacíamos, y lo peor: de manera bien parejita y bien rapadita. ¿Se creen muy
‘boletas’ porque oyen, cantan y «bailan» reggaeton?, ¡pues revuélquense de la
envidia! Porque nosotros oíamos, cantábamos y bailábamos lambada, carrapicho y
meneíto. ¡Los goleamos 3-0 en boletería!

Ahora bien, encuentro que algunos de ustedes se
sienten realmente como la generación que más lástima produce porque escuchan a
Justin Bieber. Pues les cuento que nosotros nos deprimíamos con los New Kids On
The Block. ¿Cómo les quedó el ojo?

Y si nos referimos a las modas femeninas,
siento mucho decirles a las niñas de hoy que si se sienten las más ‘anti sexis’
porque se peluquean, se visten y son boquisucias como los hombres, están mal
informadas, porque en la generación nuestra, las niñas se hacían el peinado
globo (como si realmente tuvieran un globo inflado por debajo del pelo), se
ponían al mismo tiempo varias medias de diferentes colores en capas, se echaban
maquillaje de los colores más chillones y se ponían hombreras con todas sus
blusas, camisas, sacos, busos, camisetas, etc. ¿Si ven?, las ‘nuestras’ eran
mucho más anti sexis que ustedes ¿o no?

Por otro lado, si analizamos la
forma en la que ustedes, los de la generación actual se manifiestan amor y
ternura escribiendo en el Facebook frases como «ers la ms rika BB», o  como lo dice el poeta J. Balvin:
«Y a mí me gusta
aquella, me gusta ella, me gustan todas las mujeres bellas, así no sean bonitas,
oiga señorita, llegó el paisita pa’ la mamacitas». ¡Pues nada!, no se ilusionen
en ser los más malos para el tema del amor porque nosotros no solo éramos malos
como ustedes sino que además rayábamos en la bobada porque regalábamos muñecos
Giordano (algunos disfrazados de piloto de avión) y dedicábamos canciones con
letras coherentes; ¿así o más patéticos?

Ahora sí, ¿Quiénes son más
ridículos, quienes? Ahhh.

Solo unas de aclaraciones finales:
les digo ‘pelaos’ aunque sé que siempre andan con plata, porque cuando tenía su
edad, a mí los grandes me decían chino sin tener los ojos rasgados, así que me
sentí con derecho heredado.

De una vez les digo a unos y a otros
que ya sé no todas las modas y actitudes que en esta filosófica columna se
describen son o fueron practicadas por todas las personas.

No creo (y esto no tiene nada de
sarcasmo, es en serio) que las niñas, de ninguna generación nos vean muy sexis
a los hombres por el exceso de ‘boquisuciedad’.

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