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Poco se conoce de la vida personal del escritor japonés Haruki Murakami. Una proeza en un mundo hiperconectado sobre todo para alguien con una trayectoria tan amplia y, para muchos, merecedora de un premio Nobel. Pero no es accidental ese hermetismo, más bien coherente con su particular estilo para escribir. Con un don para sacar magia de las situaciones más simples, Murakami construye personajes geniales y aborda con lacónica elegancia temáticas universales como el amor y la soledad. Su prosa es construida en una estructura ligera, ataviada con la precisión del relojero, pues en sus textos nunca se encuentra una palabra de más. Sus novelas, parecen extensos cuentos de Raymond Chandler, en las que a través de lo simple, la cotidianidad trasciende hacia lo más profundo de la humanidad. Su obra esta permeada de una gran influencia occidental, lo cual le ha valido la crítica de los más ortodoxos de su terruño, pero que sin duda lo ha conectado con gran parte de sus lectores entre los 50 idiomas a los que ha sido traducido.

Una buena manera de iniciar con Murakami es con la novela titulada Escucha la canción del viento. Es un texto divertido, ambientado en los años 70, con personajes jóvenes que van ventilando sus vicisitudes en el sórdido mundo de los bares locales. Sus historias siempre cuentan con un soundtrack como telón de fondo; la música aparece calculadamente como queriendo romper la monotonía de las letras. Pero quien diga que ha logrado descifrar el estilo de Murakami está mintiendo, pues parte de la fascinación que ha generado entre sus lectores es ese hálito de misterio. Maestro en la utilización del símil como recurso y de la utilización de símbolos en su obra, Murakami utiliza elementos recurrentes con los que va revelando sus obsesiones, como es el caso de los gatos que furtivamente aparecen en diversos pasajes de sus obras.

Otra de mis novelas recomendadas es Norwegian Wood, también conocida como Tokyo Blues. Su estructura compacta y la manera como plantea magistralmente los dilemas entre el amor y la amistad cautivan desde las primeras líneas al lector. Asimismo, se mueve con gracia entre paisajes rurales y urbanos abordando problemáticas complejas como la salud mental y las relaciones enrevesadas.

Capítulo aparte merece su fenómeno editorial 1Q84. Una novela que desde el mismo título ya comienza a jugar con la mente del lector. En una especie de curso avanzado de Murakami. Quien se atreva a abordar esta novela encontrará que el autor navega con refinamiento entre la realidad y la ficción, difuminando las fronteras con el cuidado de no pisar lo inverosímil. Maestro del suspense y de la creación de personajes maravillosos que parecen haber salido de una especie de Hollywood asiático, esta novela en si misma es un masterclass para sus estudiantes más avezados. Advertencia sin spoilers: es altamente adictiva. En fin, más que intentar descifrar a Murakami la invitación es a disfrutarlo.

Foto: Tomada por mi

X: @alfrecarbonell

 

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