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A raíz de la encuesta ´Bogotá, Cómo Vamos´, revelada el pasado 30 de septiembre, en donde se afirma que el 59 por ciento de las personas se sienten inseguras en la ciudad, republicamos este artículo, que escribimos el 20 de enero de este año, en donde describimos cómo es un día en la capital para sus habitantes:

Nunca se olvide de ´echarse´ la bendición cuando salga de su casa en Bogotá amigo lector, y lleve todos los escapularios que tenga, porque lo que le espera es un verdadero calvario, y si llega sano y salvo a su casa, es porque tiene mucha palanca con ´el de arriba´.

Empecemos diciendo que si se sube en esos triciclos que operan como taxi corre el riesgo de volcarse con su compañero del lado por culpa del ´Fitipaldi´ que va al mando del manubrio, pasando los policías acostados a 120 por hora, y cerrando los carros como conductor del SITP. Él no se romperá la cabeza al caer porque lleva un horrendo casco que lo protege, pero usted, recién bañado con champú y perfumado, tal vez no corra con esa misma suerte, y arruinará entonces su peinado y las gafas de sol recién compradas en el Parque Lourdes en Chapinero.

Si corona, y logra llegar a la estación de Transmilenio, tendrá que soportar una ´cola´ sin fin para comprar su pasaje, a no ser que tenga cargada la tarjeta, si no, a esperar que el único taquillero lo atienda, porque los otros dos están comentando la ´narcomorbonovela´ de la noche anterior, que emite cualquiera de esos dos ´canales privados nacionales´ y que solo embrutecen la audiencia.

Después de soportar, 45 minutos o más, empujones, ´chalequeos´, pisotones, insultos, manoseos y otros, finalmente podrá subirse al articulado, (no siempre al que usted necesita porque lo suben a la fuerza en otro), ¡y ahí si fue Troya! De seguro quedará pegado a la puerta con su cara ´espichada´ contra el vidrio, sin siquiera poder mover un dedo. Tendrá que aguantar más empujones, más ´chalequeos´, más pisotones, más insultos, más manoseos y otras más agresiones físicas y verbales, ´músicos´, todos de ´género rap´, desafinados y con estridentes amplificadores, cualquier cantidad de mendigos, o lo que es peor, horrorosos personajes con armas corto punzantes que lo intimidan para que entregue sus pertenencias, (eso si logra sacarlas del bolsillo, aunque no se preocupe, ellos lo harán por usted), ante la mirada atónita de los demás pasajeros que se hacen los de la vista gorda o los de los oídos sordos, todos chateando con su celular inteligente.

Si tiene que hacer transbordo, y pasar por ejemplo el eterno túnel del Ricaurte, encontrará más vendedores ambulantes que en una feria de pueblo, algunos honestos, otros ´campaneros´ de los ladrones, quienes en segundos lo despojarán de su ´smartphone´ de manera inteligente.

Quienes usan el bus urbano tradicional pasarán el mismo suplicio, solo que no abordaran en las estaciones de Transmilenio, sino en los paraderos improvisados a mitad de la calle, tendrán que subirse por la puerta de atrás y viajar colgando de la puerta como bananos. Si logran entrar al destartalado bus entonces también les aplica el párrafo donde decimos que ´´tendrán que soportar más empujones, más ´chalequeos´, más pisotones……´´.

Para los que se desplazan en el SITP les aplica lo mismo que los del bus urbano tradicional, lo único diferente es que no subirán por la puerta de atrás, ni colgarán como bananos, pero siguiendo con la temática de las frutas, quedarán ´espichados´ como uvas pasas.

SI por fin usted logra bajar del articulado, del SITP, o del destartalado bus urbano, sano y salvo, a punto y a tiempo, entonces ¡ahora si comienza el peligro!, porque debe trasladarse por las calles hasta llegar a su destino, exponiendo su integridad física, arriesgándose a que lo atraque una pandilla de jóvenes drogados, un indigente, un desadaptado hincha de fútbol, o tal vez una pareja muy bien vestida y de acento raro, que mientras le pregunta una dirección, le ´echa´ escopolamina, lo sube a un carro, y luego de saquearle todas sus tarjetas, y de quitarle sus joyas y su efectivo, entonces lo arrojará a uno de los potreros o humedales de la sabana de Bogotá. (Bueno, humedales casi ya no quedan porque hacen edificios en ellos).

Si llega con suerte a su trabajo, estudio o cualquier destino, el peligro ha pasado por unas horas, mientras sale a almorzar, porque le pueden robar su celular mientras que ´whatsapea´ por la calle, con el palillo entre los dientes, o le pueden sacar su billetera del bolsillo de atrás, mientras se arregla el nudo de la corbata, comiéndose el helado de postre, caminando con sus amigos oficinistas, quienes se toman toda la acera, con paso tortuga, obstruyendo el paso a los demás transeúntes.

Si aún no le ha pasado nada a esta altura del día entonces lo que le espera de regreso a casa ¡es mucho peor!, muchas más congestión en las estaciones de Transmilenio o SITP, o en los paraderos improvisados a mitad de calle para los destartalados buses urbanos tradicionales, muchos más empujones, muchos más ´chalequeos´, muchos más pisotones, muchos más insultos, muchos más manoseos y otras muchas más agresiones físicas y verbales. Además, muchos más músicos, todos de género rap, con estridentes amplificadores, y  cualquier cantidad de mendigos o personajes con armas corto punzantes que lo intimidan para que entregue sus pertenencias. (Recuerde, ellos las sacaran de su bolsillo por usted).

Si logra bajarse del articulado sano y salvo, a punto y a tiempo, le espera de nuevo el ´Rally Dakar´ en el ´triciclotaxi´; si este no da tres vueltas campana, pasando los policías acostados a mil por hora, entonces puede decir que coronó, aunque de pronto entrando a su edificio, o a su casa, pueda ´abrazarlo´, una pareja muy bien vestida, como si usted fuera un amigo de toda la vida, que lo está esperando, simulando un feliz encuentro, entra con usted a su edificio o casa, y hace un trasteo de sus cosas, sin que el guarda de turno se dé cuenta porque está viendo el partido de la sub 20.

Los que tienen carro y están leyendo este artículo dirán que nos olvidamos de ellos, ¡pues claro que no! Lo primero que tendrán que sufrir es sortear la mano de huecos al salir de su residencia, ser cerrados por el del ´triciclotaxi´, y enfrentarse al peor trancón jamás imaginado, o tener que hacer, como es el caso de los habitantes de Marsella Antigua, un viaje hasta la Avenida Boyacá, viviendo cerca de la avenida 68, para poder salir del barrio, y luego regresarse por el eterno trancón de las Américas, odisea que dura unos treinta minutos, sencillamente porque ese sector quedó clausurado por el Transmilenio, y el retorno es para los articulados. Como allí no habita un concejal, congresista o senador de peso entonces no hay forma que ´desembotellen´ ese vecindario.

En los trancones los indigentes intentarán robarles su celular por el pequeño espacio que dejan al bajar el vidrio, (como hicieron con nuestro hermano Franklyn, en la carrera 15 con calle 76, con un cuchillo hechizo, intentando rayar su cara porque se negó a entregar su Smartphone, a la vista de todo el mundo). Los señores ´limpiavidrios´ les ensuciarán su vidrio panorámico, aunque ustedes les digan que no, y si se les ponen bravos se llevarán tamaña insultada, igual tendrán que pagarles para que ahora si se lo limpien, y que decir de la cantidad de vendedores ambulantes que los incomodarán en cada semáforo y les harán comprar obligado.

No se salvarán de las cerradas agresivas de los conductores de los SITP, o de los policías de tránsito, quienes en lugar de dar vía en los ´choques de latas´ generarán más trancón.

Si llega sanos y salvos a su lugar de destino entonces les aplica el párrafo donde decimos que ´´el peligro ha pasado mientras salen a almorzar porque les pueden robar su celular mientras que ´whatsapean´ con el palillo entre los dientes……´´

Al regresar con su carro a su residencia les pasará lo mismo que en la mañana, esta vez con mucho más trancón, muchos más señores ´limpiavidrios´, muchos más vendedores ambulantes en los semáforos, muchos más huecos y muchos más policías de tránsito causando trancón, con el agravante de no poder escuchar ´La Luciérnaga´, porque la que está al aire es solo un mal remedo de la original, todos sabemos que ´sin el Doctor Peláez apague y vámonos´ (El nuevo conductor de ese legendario programa, tal y como lo advertimos, ni fu ni fa).

Al llegar a su casa o edificio les puede pasar lo que decimos en el párrafo ´´puede ´abrazarlos´, una pareja muy bien vestida, como si ustedes fueran amigos de toda la vida, que los está esperando, simulando un feliz encuentro, entra con ustedes a su edificio o casa, y hace un trasteo de sus cosas sin que el guarda de turno se dé cuenta porque está viendo el partido de la sub 20.

Por falta de espacio y de tiempo no podemos describir lo que sufren otros ciudadanos en diferentes horas, sitios, trayectos, desplazamientos, actividades, pero es claro, según la encuesta ‘Bogotá, Cómo Vamos’ que los bogotanos no nos sentimos seguros en nuestra capital.

giovanniagudelomancera

periodista

Tarjeta Profesional #8356 Expedida por el Ministerio de Educación Nacional

síganos en twitter @giovanniagudelo

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