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Si lo pensamos bien, el Mundial de Qatar ha generado una especie de termómetro socioambiental de cómo estamos como humanidad hasta el momento.

¿Y qué creen? Vamos como regular.

Para nadie es un secreto que estos eventos son la ocasión perfecta para que, por la emoción del momento, se nos olvide que dejamos vuelto (…) no solo el estadio en sí, sino que con el consumo de alimentos, bebidas, etc…, se generan grandes focos de contaminación. Y es que este es el evento de fútbol o como diría Biden, de Soccer, más importante del mundo que acoge a una infinidad de culturas en un solo lugar, cada una con sus particularidades.

Claro, la diversidad en las costumbres es lo que nos hace únicos, pero ojo, hay ciertos parámetros de comportamiento que debemos respetar.

Esto último es muy importante porque a pesar de que todos compartimos la gran pasión por este deporte que nos une como naciones, también nos devela qué tan educados, conscientes, y racionales estamos.

Para la muestra de un botón, en el partido de Alemania – Japón, los aficionados se quedaron recogiendo grandes cantidades basura que quedaban entre las sillas como acto de respeto por el espacio. Pero esto ha sucedido en casi todos los partidos a los que asisten, porque para ellos cada lugar que se visita se debe dejar tal cual es entregado. Incluso, en el Mundial del 2018, en Rusia, los japoneses dejaban los vestidores impolutos e, incluso, con figuras de origami.

No estamos esperando tanto, pero ¿cómo se verían estos escenarios si todas las personas sin importar su procedencia recogieran con bolsas de basura todos sus desperdicios? Claramente evitarían que empleados en quien sabe qué condiciones (por tanta polémica que ha habido), terminen en largas jornadas limpiando estos estadios monumentales.

Las costumbres se llevan a cualquier parte; eso de que “no, pero de seguro en sus casas serán muy pulcros y ordenados” no me convence. Si uno va a estos eventos de tal envergadura y no tiene la capacidad de pensar en cómo va a dejar el lugar al que asistió, es porque simple y llanamente lo lleva en su sangre.

Ahora bien, veamos más escenarios.

El fútbol saca lo mejor y a la vez lo peor de las personas: en el partido de Argentina – México, los hinchas se fueron calentando por el marcador del momento y se registraron en diversos videos cómo se comienzan a agredir en la tribuna tanto física como verbalmente. Y como si fuera poco, a las afueras del estadio ya se habían presentado enfrentamientos que terminaron con hinchas ensangrentados en la cara. Definitivamente este partido fue un tremendo reto porque, según datos de la FIFA, fue uno de los partidos con la mayor cantidad de asistentes a lo largo de la historia futbolística.

¿Quiere más? Acá se les tiene:

En el partido de Serbia – Suiza se prendieron las alarmas porque al igual que los hinchas, los jugadores también cargan con sus piedras en cada partido y las van sacando a su manera. En este caso, aparentemente, la política tocó las puertas de los camerinos del equipo Serbio, que despertó el ánimo caliente entre los equipos debido a que estos dos países han tenido un conflicto histórico desde la época de la antigua Yugoslavia. Las provocaciones continuaron durante el partido cuando se ve a los jugadores a punto de pegarse, otros señalando a la tribuna para que se callaran e hinchas peleándose entre ellos.

¿No le parece suficiente? Acá le tengo más…

Los gestos de inclusión hacia la comunidad LGTBI han sido rechazados por parte de Qatar debido a sus tradicionales reglas que han hecho bastante difícil llevar mensajes de igualdad alrededor del mundo. Recientemente la FIFA enfatizó en las sanciones que llevarían los equipos que decidieran llevar el brazalete de ONE LOVE, como resultado de las presiones que el país estaría ejerciendo. Incluso ha habido selecciones como la Alemana, la cual decidió protestar ante estos hechos posando en una de las fotos previas al partido tapándose la boca.

A esto hay que sumarle las denuncias por arrestos arbitrarios por parte de la policía de Qatar, en los cuales han arremetido en contra de quienes demuestran actos de homosexualidad prohibidos en su país, e incluso se han detenido a quienes lleven consigo prendas que tengan los colores del arcoíris.

Claro, acá hay un asunto de respeto a la religión y costumbres de un país que es anfitrión, pero al mismo tiempo la posibilidad de utilizar “su casa” para extrapolar mensajes sobre Derechos Humanos que, lamentablemente, se han politizado con el tiempo.

Mejor dicho, ha habido un salpicón de hechos desafortunados que nos están indicando cómo está la temperatura de la humanidad y la verdad es que el balance general es preocupante. Definitivamente nos hace falta mucho para poder unirnos verdaderamente como personas y lograr el cumplimiento de las metas que tanto necesita este Planeta. Sin esto, verdaderamente me preocupa lo que va a suceder en los próximos y años sabiendo cómo está la crísis humanitaria y ambiental.

Si en este tipo de eventos deportivos, recreacionales y que se supone son divertidos, no podemos comportarnos como tal, no me imagino qué sucederá en otros escenarios.

Debemos comprender que el Mundial va mucho más allá de la transmisión de partidos; es la conglomeración más grande de personas de todas las naciones en donde se supone que deberíamos dar ejemplo con cada acto que realizamos.

Nadie desconoce lo que está en juego para cada equipo después de cuatro años de preparación intensiva, pero nada justifica la violencia, el irrespeto y la discriminación; mucho menos cuando hay millones de personas de TODAS las edades viendo estos escenarios.

¡A comportarnos en lo que nos queda de Mundial!

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