
Comencemos por el principio: el incremento de demanda energética ha forzado a la industria a generar nuevas alternativas que suplan aquellas que se vienen consolidando en el universo de los combustibles fósiles. En este sentido, y a partir de fuentes naturales y de residuos orgánicos, se han desarrollado los biocombustibles.
Pero profundicemos un poco más en su definición. Cuando se habla de la proveniencia de los biocombustibles, nos remontamos aproximadamente al año de 1900 con Rudolf Diesel y su invento de gasolina motor Diésel conocida actualmente, a partir de la semilla del maní. Ahora bien, uno de los principales componentes de este tipo de biocombustibles ecológicos es la biomasa, que no es más que materia orgánica como el maíz, el azúcar, las grasas de animales, la madera, aceites ya utilizados en cocina, entre muchos otros.
Ahora bien, mantengámonos en el ejemplo del biodiésel (hay muchos otros tipos). De seguro todos hemos escuchado hablar de él y es que no es para menos; tiene una amplitud de usos para los medios de transporte que contribuye a la disminución de emisiones a la par que no sacrifica el rendimiento y eficiencia de los motores.
Imagen tomada: ArisBioenergy
Según la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA), el biodiésel puede reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) en hasta un 78 % en comparación con el diésel de petróleo, lo que equivale a una reducción de aproximadamente 83 % en las emisiones de gases de efecto invernadero durante su ciclo de vida (Fedebiocombustibles).
En términos generales, el proceso requiere desde un inicio de materia prima, aceites vegetales y residuos alimenticios, para posteriormente pasar a través de un filtro que permite remover las impurezas. Seguidamente, el aceite pasa por un pre-calentador que requiere de temperaturas determinadas, y así seguir al reactor para ser mezclado con una sustancia denominada metóxido donde se termina produciendo el biodiésel. Este proceso (descrito de manera amplia), también requiere de la refinación para que sea un producto puro.
En este sentido, el biodiésel ha logrado ganar un posicionamiento en el mercado internacional bastante fuerte gracias a sus propiedades físicas, que le permiten utilizarse en distintos medios de transporte de manera líquida y con excelentes resultados para el funcionamiento de estos.
Desde la mirada nacional, Ecopetrol tiene “fichados” a los biocombustibles dentro de sus proyectos de hidrógeno para la Refinería de Cartagena, el SITP, y el proyecto de movilidad con hidrógeno en Econova – Mamonal. Asimismo, desde el 2024 la compañía ha iniciado las pruebas para la generación de biocombustibles con diésel coprocesado en la refinería de Cartagena, abriendo así, una nueva posibilidad en su mercado.
Si lo analizamos detenidamente, los biocombustibles no solo representan los preceptos del tan nombrado Modelo de Economía Circular en toda su cadena de producción, sino que están atados al cumplimiento de metas ODS a 2023 y también a la Contribución Nacional Determinada (CND) del país.
¿Una alternativa segura, costo-eficiente, y con menos emisiones para el Planeta?
Ustedes cómo la ven, los leo.
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