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Las conferencias de TED son uno de los mejores inventos para mantenernos informados y, sobre todo, a la vanguardia de lo que está sucediendo en el mundo pero de una manera entretenida y en cierta medida “atrapante”.

Gabrielle Walker es una mujer que ha estado trabajando durante décadas en el desafío del cambio climático; es fundadora de Valence Solutions que tiene como objetivo negociar nuevas conversaciones y acelerar la acción corporativa sobre el cambio climático. Adicionalmente, como asesora a nivel de sala de juntas con una amplia gama de empresas globales.

Estamos acostumbrados a escuchar que debemos dejar de emitir C02 a como de lugar a la atmósfera, para evitar llegar a los temidos 1.5ºC.

Sin embargo, la realidad que nos cuenta Walker es otra: la situación es tan crítica y vamos tan tarde a la fiesta, que en estos momentos necesitamos la ayuda de la ciencia y la naturaleza para poder mantenernos en una “zona segura” para el Planeta.

¿A qué se refiere?

Pues a los removedores de carbono: combinamos la naturaleza con la tecnología de una manera inteligente para retirar los niveles de C02 ya presentes en la atmósfera.

Música de suspenso…. ¿Alguno había escuchado hablar de esto?

Necesitamos reducciones y remociones

 Por ejemplo: sabemos que los árboles son los principales actores para atrapar por naturaleza el dióxido de carbono; sin embargo, si los ubicamos en los sitios equivocados, estos terminarán quemados, talados o incinerados. ¿Por qué?

Porque si pensamos en reforestar y recuperar, debemos hacerlo bien: estas iniciativas deben pensar en una localización estratégica donde los árboles no compitan con los intereses ganaderos y comerciales y al mismo tiempo estén protegidos por la misma biodiversidad de la zona.

Incluso Walker habla de la posibilidad de quemar la madera que se obtiene por la tala de los árboles (asumo de aquella que está autorizada y controlada), en una planta especial donde se emita el C02 pero al mismo tiempo se elimine a través de un proceso denominado BECCS.

Esta opción suena más compleja porque imagino que debe ser una tecnología costosa a la que no tienen acceso todos los países.

Dentro de ese escenario, otra de las opciones sería aquella de construir los edificios e infraestructura de las ciudades a partir de madera, con miras a evitar que el C02 sea emitido y al mismo tiempo sacando del mercado a los famosos y contaminantes ladrillos.

Pero… eso incentivaría más la tala y lo tendría sentido, ¿o sí?

Recientemente en Islandia, se ha venido desarrollando un modelo de Plantas de absorción de C02, donde posteriormente buscan introducirlo nuevamente en el suelo (roca basáltica), y donde se esperaría que se quedara allí por miles de años, utilizando energía geotermal para mantener activas las máquinas.

Todo lo que sube, debe ahora bajar.

Sin embargo, al final de la charla, Walker nos habla de un lugar especial en la Isla de Mull, donde se dedican a realizar prácticas para generar removedores de carbono en dos sentidos: el primero de ellos es a través de los “woolly pigs”, que son especies de cerdos dedicados a regenerar en cierta medida del césped que se comen, las semillas del suelo que permiten el crecimiento natural de árboles nativos en zonas seleccionadas. Adicionalmente, tienen unas máquinas especiales para moler la roca (una roca específica que absorbe C02 de manera natural que se encuentra en casi todos los países), y esparcirla alrededor de los campos para que pueda capturar de manera más ágil los gases contaminantes.

Walker cierra de manera muy sentida la charla, haciéndonos la reflexión de cómo quienes trabajan arduamente hace más de 20 años para poder generar alternativas que combatan el cambio climático ocasionado por todos nosotros, sienten al ver con sus propios ojos en estos espacios que desarrollan dichas alternativas, una gran y aclamada sensación de ESPERANZA.

Las herramientas están y no todas son tecnológicas; el hombre es lo suficientemente inteligente y puede, ya mismo, generar opciones para reducir drásticamente el cambio climático.

Así como lo crea, lo puede igualmente parar.

 ¿Qué hace falta entonces?

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