Los colombianos “buena pápa” sí existen y entre tantas noticias negativas que estamos viendo en los últimos días, estoy segura que esta les gustará.
Ángeles sin voz es una iniciativa de protección animal que lidera Claudia Ximena desde hace más de siete años en la localidad de San Cristóbal, barrio Juan Rey en Bogotá.
Esta es una localidad muy golpeada por el maltrato hacia los perritos; se ven muchos en las calles y en condiciones muy complicadas.
Claudia es una mujer que con muchas ganas y esa empatía que tiene por los animales como ingrediente principal, ha logrado ayudar a muchos perritos abandonados en las calles para darles un trato digno.
Desde hace varios años se conmovió en su barrio con la situación de estos animales, y comenzó poco a poco a brindarles alimento y atención sin esperar nada más que tenderles una mano amiga.
Yo los sostenía solitos con poco dinero (que en esos momentos alcanzaba para mucho más), pero con desconocimiento de cómo volver más grande la ayuda. Una amiga me recomendó entrar a redes y hacer más visible mi causa.
Canela fue una de las primeras perras que intentó ayudar, pero en ese momento, las autoridades encargadas de brindar el soporte ante el maltrato animal no le dieron mayor solución ya que había casos de mayor prioridad. Es ahí donde decide dar un paso hacia adelante y ella misma brindar la solución.
Actualmente y con los recursos que ha podido encontrar literalmente con las uñas, logra pagar el arriendo de su casa con un lote donde tiene 38 perros, algunos en condiciones muy complejas (ceguera, con alguna discapacidad, viejitos) que requieren de mayor atención.
Pero no todo ha sido malo, con ayuda de ángeles que sí tienen una voz, lograron permitirle un espacio los sábados en el almacén Exiagrícola (ubicado en la 108 con 19) cada 15 días para realizar jornadas de adopción y donación entre las 8:00am hasta las 4:00pm.
No recibimos solamente dinero ni se trata de eso; necesitamos manos voluntarias para las jornadas de adopción y cualquier objeto que nos quieran brindar para poderlo vender a muy bajo precio y con eso financiar a los perritos.
Claudia me contaba en la entrevista que, por ejemplo, hay personas que pueden llevarles unos tenis que ya no usen, y ella los vende en su barrio a muy bajo costo y con eso no solo ayuda a sus perritos sino a las personas que no pueden acceder a comprar los zapatos.
A pesar de que se esté tomando mayor conciencia frente a la adopción en reemplazo de la compra de animales, todavía tiene perros que llevan más de 5 años para ser adoptados y ni hablar de aquellos que presentan alguna enfermedad.
No es un trabajo para nada fácil porque como le decía a ella, para tener un buen acto de voluntad estamos todos, pero para volverlos parte de nuestra cotidianidad en aras de generar un cambio, faltamos muchos.
Las colaboraciones se han hecho visibles, más sin embargo, hacen falta más ángeles que permitan replicar la causa y generar mayor conciencia en la importancia no solo de adoptar, sino de tener empatía con los animales.
Si no hay educación desde niños frente a cómo se debe tratar a un animal y los derechos que estos tienen como seres vivos, realmente nunca llegaremos a verlos como parte de nuestro entorno.
Recuerden, coexistir y no competir con la naturaleza.
Los invito a que conozcan más de esta iniciativa de colombianas que le ponen el alma en hacer una diferencia al alcance de su vecindad. Hoy son 38 perros ¿pero qué tal si mañana son 380?
El mundo no se arregla con grandes proezas, sino con pequeños actos replicados desde las posibilidades de cada ser con miras a cambiar el rumbo de comportamientos que se han perpetuado en una sola vía por muchos años. En este caso, el del maltrato animal.
@angeles.sinvoz
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