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Lo confieso: tengo un depilador, de esos de pinza. No lo voy a esconder más. También voy a un peluquero de confianza: Albeiro, al único a quien le permito cortarme el pelo.

Para los que no conocen la palabra, «metrosexual» es un adjetivo que no está en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, pero creo que terminarán por definirlo así:
 
metrosexual.
(De metrópolis y sexual). 
1. adj. Se dice del hombre moderno, de ciudad, vanidoso, que se acicala o cuida su apariencia física ‘más de lo normal’, incluso acudiendo a herramientas que han sido de uso tradicional de las mujeres.
2. m. (de macho) Definitivamente, de verdad, sin joder, no es un gay; a lo bien.
 
Así es, no sienta miedo; según esta definición, usted también lo es. Dígalo en voz alta, no le dé pena: «Soy metrosexual». Haga su propia evaluación, a conciencia. Yo daré el primer paso y le daré mi diagnóstico, a ver si se anima.
 
Aquí voy… El depilador es para mi nariz. Ya lo dije, qué más da. No quiero verme como esos abuelos que lucen delgados pelos en sus fosas nasales. Es verdad que son los vellos más largos del cuerpo humano: los arranco de la nariz, pero el dolor produce un ardor que se siente hasta el culo. Me llorosean los ojos y me pongo mocoso.
 
Prefiero sentir el dolor punzante, porque la otra alternativa es dejar a la vista a esos finos y negrísimos vellos. Eso no se lo recomiendo a nadie. Imagínense las situaciones. La más obvia es frente a una mujer, en medio de una cita. Piensen que están en el momento previo al beso, cuando ella y usted están en el juego de mirar ojos-boca, ojos-boca, ojos-boca… esperando la señal para lanzarse. Si usted no se depila, el orden de las cosas que ella va a observar es el siguiente: ojos-nariz-boca, ojos-nariz-nariz, ojos-nariz-pelos, nariz-pelos-pelos, ¡pelos-pelos-pelos! Buenas noches, amigo, perdiste el año, ella va a tener dulces sueños con el hocico de un caballo.
 
«El hombre es como el oso: entre más feo más hermoso»
 
Fueron mis tías (las hermanas más jóvenes de mi madre) las que nos llevaron, a mí y a mis tres primos, al mundo de la metrosexualidad. Algún día, hace como siete u ocho años, nos vieron sin camisa. Se escandalizaron cuando percibieron nuestras axilas adolescentes, peludas, desordenadas. Nos pusieron en fila y nos hicieron experimentar la tortura de la cera. Más que el doloroso procedimiento (que nunca volví a repetir), me quedaron en la memoria las palabras de una de mis tías: «No mijo, es que los hombres tienen que cuidarse; no pueden espantar a las novias con una selva, ni en las axilas NI EN NINGÚN OTRO LADO. ¿Me entiende?».
 
Es por eso que, además del depilador, guardo unas tijeras que me permiten hacer acicalamiento general. No es conveniente que usted lleve en sus axilas y partes íntimas el afro de los Jackson Five juntos. Eso no lo resistiría ni la mismísima Toya Jackson.
 
Mi mamá está en contra de tanta vanidad: «Andrés -me dice cuando me pilla con el depilador en la mano acercándose a mi nariz- el hombre es como el oso: entre más feo más hermoso». Sí claro, vaya y dígale eso a Mafe, Pao, Caro, Naty, Jesi, Diani, Cami, Adri o Mary. O mejor, qué voy a responder yo si llego a tener un chance con Laura Acuña, Silvia Corzo, Charlize Theron o Jennifer Connelly, y alguna se espanta con el exceso de vello: «Tranquila ¿No has escuchado el dicho del oso?».
 
Como les dije, voy donde Albeiro a cortarme el pelo (cabello, dirían mis tías). Él ya sabe que debe usar sólo tijera, nada de máquina, y hacer lo que llama ‘grafilado’. Es una técnica que le quita volumen al pelo y, al tiempo, permite que el corte se vea más casual y no tan recto.
 
Creo que tener peluquero de confianza es apenas natural. ¿O ustedes creen que Brad Pitt va a donde cualquiera? Imagínenselo de visita en Bogotá y diciendo: «Lo tengo muy largo ya… ¡uy!, vea esa peluquería de barrio. ¿Cuánto cuesta? ¿4.500 pesos? Son como 2 dólares. ¡Fabuloso! Corte clásico, por favor. Angelina, querida, aprovecha para tinturarte el pelo». No señores. Él tiene estilista propio, debe llamarse Carl, Alexander o Beyonce; no importa. Lo clave aquí es que Brad Pitt, ese sex symbol para las mujeres del mundo, también es metrosexual.
 
Prepárense para lo que nos va a tocar con nuestros hijos
 
Y no es sólo de esta generación. El cantante José Luis Rodríguez, el ‘Puma’, si se fijan, ya se hacía el ‘grafilado’ desde esa época y se untaba alguna crema de aguacate, igual que lo hace un ex suegro mío (lo sé de buena fuente: me lo dijo la ex suegra). Por supuesto, hay diferencias entre una época y otra. Mis abuelos, por ejemplo, cargaban peinilla (de esas delgadas que parecen el esqueleto de un pescado). Eso es muy metrosexual y además ñero… me perdona el presidente Uribe.
 
Yo demoro peinándome, con mis manos (nada de cepillos, no seamos tan maricas), hasta 15 minutos… está bien, lo acepto, hasta 20 minutos. Cuando tengo una cita, me puedo cambiar tres veces la camisa, cuatro veces la chaqueta, otras tres veces el pantalón y dos veces los zapatos, hasta que combine bien. Todos tenemos excesos, no es momento de cuestionarnos. Mi primo usa un encrespador de pestañas y el papá de una amiga está planeando hacerse la segunda liposucción. Yo no los entiendo tampoco, pero allá ellos; los respeto.
 
A estas alturas, debemos mentalizarnos para entender a nuestros hijos, porque seguro ellos nos sorprenderán con metrosexualidades más difíciles de digerir que el depilador, el encrespador o la crema de aguacate. Ya lo veo venir:
-«Papá, me voy a poner un poco de glúteos el mes que viene».
 
-«Pero Matías, hijo, si hace apenas tres semanas te pusiste silicona en los labios», le responderé atónito.
 
– «Sí claro, papá, pero vaya y dígale eso a Mafe, Pao, Caro, Naty, Jesi, Diani, Cami, Adri o Mary».
 
 

*Próximo miércoles, desde las 8 a.m.:
‘Mi mamá habla un mal español; mi papá, un pésimo inglés’

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*Si se lo perdió…

‘Conquistar a las mujeres de hoy requiere más que sólo actitud; aliste una hoja de vida impresionante’

‘¿Cómo se atreve mi ex novia a casarse?’

 

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