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Corrijo: más que un arte es un DESASTRE. Todo el mundo sabe en qué ando y hablan a mis espaldas de mis sobrevuelos de águila alrededor de la presa. Las víctimas recurrentes son las nuevas e ingenuas practicantes.

Cada seis meses llega un nuevo grupo de niñas queriendo abrirse un espacio laboral. Son como inmigrantes con la esperanza de una vida mejor. Se sienten solas y vulnerables. Por eso se dejan engañar de ‘gigolós descontinuados’ que las ven jóvenes, seductoras, de piel limpia y músculos provocativamente firmes y voluptuosos que no se han dejado ganar de la gravedad.

Es como una temporada de caza. Los empleados andan armados y con los sentidos en permanente alerta. Recurren (recurrimos) a tácticas tan viejas como infantiles. En mi caso, emocionado al ver a los nuevos ejemplares, ‘sorprendo’ con detalles que imagino únicos y especiales: una chocolatina Jet con un pedazo de papel que dice: «Para que endulces tu día». ¿No soy el tipo más ingenioso y creativo del mundo?

Hay otros más románticos. Supe de uno que -en época de invierno- dejó un Bon Bon Bum como carnada para su presa con la siguiente nota: «No importa que llueva, porque tú eres un sol». Hay otros que, a pesar de sus esfuerzos por ser elegantes, envían expresiones espeluznantes, jurando que son maestros de la poesía erótica: «Acabo de llamar al Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) y me confirmaron que estás apta para el consumo humano».

Hasta aquí, pocos se atreven a enviar sus detalles ‘espectaculares’ con nombre propio. Yo acostumbraba a llenarme de ‘misticismo’ escribiendo que era un «admirador» (es que definitivamente soy muy ingenioso). Sólo revelaba mi identidad al tercer dulce, que acostumbraba a ser una Nucita (como ven, no escatimaba en gastos). Entonces, la abordaba de manera espontánea en un corredor: «¿Y qué? ¿’Achocolataste’ tu día con el dulce que te regalé?».

 

«No importa que llueva por estos días, igual estás apta para el consumo»

Yo creía que su cara de sorprendida era consecuencia de mi encanto. Pero no. Esa mujer tenía la esperanza de que el «admirador» fuera el vicepresidente comercial de la compañía o el gerente de marketing o -al menos- el jefe de correspondencia. Su expresión era de decepción, mezclada con un fallido intento por lucir halagada. No era para menos. Ella esperaba a un príncipe y se encontró de frente con un sapo feo, un humilde obrero de botas y overol.

Cuando estaba convencido de haber captado su atención, recurría al correo institucional para hacer llegar mis mensajes de ‘gigoló descontinuado’: «Hola, quería saludarte para desearte un buen día… Estás muy bonita hoy, así no voy a concentrarme en mi trabajo… No importa que llueva por estos días, igual estás apta para el consumo humano… Ehhh, olvida el mensaje anterior, se me cruzaron los cables, lo que quería decir es que llamé al Invima y pronosticaron que tu eres un sol… bueno… la idea es esa».

Como entenderán, por cuenta de esos mensajes me llaman el Chapulín Colorado. Recomiendo muy seriamente no usar el correo institucional, porque suelen ocurrir grandes -¡grandísimos!- malentendidos. En una ocasión, cuando me decidí a invitar a salir a una niña, le escribí: «¿Qué vas a hacer esta noche? ¿Te gusta bailar?». Por razones que aún no me explico, no le envié el correo a ella sino a todos y cada uno de los empleados de la empresa.

Cuando me di cuenta, quise morir. No les miento; fueron al menos 20 hombres burlones y 10 mujeres sin corazón que se acercaron a mi puesto usando 30 chistes distintos: «Sí me gusta bailar, pero esta noche ya me comprometí a ir a cine… Hombre, preferiría que nos tomáramos una cerveza, me sentiría muy raro bailando salsa con usted… Aunque me suena tentador, soy un hombre casado». Hasta tuve que soportar a mi jefe: «Pues Andrés, preferiría que mantuviéramos nuestra relación en el plano estrictamente laboral».

 

«Mire, a Andrés le están cantando la tabla»

Yo les robo tiempo a las practicantes invitándolas a tomar tinto (del que es gratis en la máquina) o pidiéndoles que me acompañen a fumar. En esos momentos me las doy de colaborador y desinteresado: «Lo que necesites, cualquier duda que tengas, yo te ayudo, me cuentas sin pena, en serio». Cuando logro que salgan a almorzar conmigo detesto encontrarme con otros compañeros de oficina, que desde lejos me señalan con el dedo, haciendo cara de «pillín, pillín».

Precisamente, lo malo de ‘levantar’ en la oficina es que toda la empresa sabe si a uno le está yendo bien o no. Tienen el radar afinado para detectar cuando otro cazador (interesado también en mi presa) está teniendo más éxito. Mi nombre suele aparecer en los almuerzos de los demás: «¿Si vieron que a Andrés le están gusaneando a la hembrita? Y ese man no levanta cabeza, porque está jodido si quiere conquistar a punta de Nucitas y Bon Bon Bum».

Incluso si alcanzo el éxito y me levanto a la niña que quería, es un pésimo negocio. Cada vez que peleo con la nueva conquista, el resto del edificio se entera. También, si soy ‘querido’ con otra practicante, el chisme llega a todos los departamentos a la velocidad del pensamiento, llenando de cucarachas la cabeza del levante inicial. Ella se acerca a mi puesto, con los brazos cruzados y manteniendo un metro de distancia, para preguntar: «¿Cuál es su ‘cuentico’ con la niña de jurídica?». A lo lejos, son varios los que se dan cuenta de la ‘escenita’: «Mire, a Andrés le están cantando la tabla». En ese punto se aumenta considerablemente el uso del correo institucional y el chat del BlackBerry por causa de los empleados que empiezan a alertar del show.

Son relaciones condenadas a fracasar. El tiempo de prácticas llega a su fin y muy pocas son reclutadas de manera permanente. No hay palanca que yo pueda mover para contratarlas, porque no soy ni vicepresidente comercial, ni gerente de marketing, ni jefe de correspondencia. Ni modo. Acaban de llegar las nuevas inmigrantes. ¡A cazar!

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*Próximo miércoles, desde las 8 a.m.:
‘Mujeres que le tienen fobia al motel’

*facebook.com/agomoso Twitter: @agomoso

¡OJO! Este mes de marzo sale a la venta el libro «A usted también le ha pasado, ¡admítalo!», de Intermedio Editores. Son 21 ‘posts’ publicados y 19 INÉDITOS como: «TERMINAR con… colombiana vs. extranjera» (es la segunda parte de «SALIR con… colombiana vs. extranjera»), «Yo era un patito feo, inmundo; ahora soy un pato, a secas», «Soy el amigo gay de un par de amigas», «Las costeñas me intimidan» y «La buena vida de los hijos bastardos». ¡El prólogo es de mi mamita!

*Si se lo perdió…

‘Sobreviviendo como asalariado a la reestructuración de una empresa’

Shows de mujeres que hacemos los hombres’

‘Esta es la historia (que me imagino) de unos taxistas que golpearon a un par de pasajeros’

‘¿Cuándo será mi última ‘faena’ entre sábanas?’

‘Si yo fuera celador, sería igual de insoportable’

‘Salí del país, me unté de mundo y ahora soy mejor que ustedes’

‘Querido Niño Dios: te pido que mi familia no me avergüence en la fiesta de Año Nuevo’

‘Que alguien me explique los gozos de la novena de aguinaldos’

‘Manejo como una dulce anciana’

‘Mi tía, la invencible, tiene el superpoder de la intensidad’

‘Muéstrame tu foto de perfil en Facebook y te diré cómo eres’

‘¿Por qué los colombianos nos creemos «la verga»?’

‘¡Deje el resentimiento contra los ricos!’

‘Soy muy cobarde; le tengo pavor a las peleas’

‘Yo no entendía por dónde orinaban las niñas; dudas que muchos teníamos, pero nos daba pena preguntar’

‘Mi abuela es más progresista y liberal que sus hijas’

‘Es cierto y es un karma: los hombres pensamos siempre en sexo’

‘Respuesta masculina a cosas que ellas nos critican en la cama’

‘Carta de un hombre que no ve fútbol, ni le gusta, ni le importa’

‘A mí me tocó aprender a bailar con mis primos’

‘¿Por qué las mamás pelean cuando hacen oficio?’

‘Así es, aún vivo con mi mamá’

‘Si su nombre es ‘guiso’, usted tiene pasado de pobre: att. Jáiver’

‘Salir con… colombiana vs. extranjera’

‘Volví con mi ex… suegra, pero no con mi ex novia’

‘Qué miedo empezar una nueva relación’

‘Me salió barriga; ahora sí salgo a trotar’

‘Así se sufre una temporada sin trabajo ni novia ni plata pa’ viajar’

‘Qué difícil ganar una beca cuando no se tiene pasado de ñoño’

‘Mi mamá habla un mal español; mi papá, un pésimo inglés’

‘Sí, soy metrosexual… y usted también, ¡admítalo!’

‘Conquistar a las mujeres de hoy requiere más que sólo actitud; aliste una hoja de vida impresionante’

‘¿Cómo se atreve mi ex novia a casarse?’

 

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