Hoy se ha dado el tan esperado encuentro entre Donald Trump y Vladimir en marco del encuentro del G20 en Hamburgo, Alemania. Seis meses han tenido que pasar y un sin fin de rumores y especulaciones sobre la intromisión de Putin en las elecciones norteamericanas.
El análisis del lenguaje corporal inicia desde el saludo informal, donde Putin toma la iniciativa de extender la mano a Donald Trump. La posición de la mano es horizontal, gesto usado para dar balance al poder. El saludo es respondido por Trump estrechando la mano de Putin y dándole unas palmaditas cerca al codo. Este es un gesto que revela que existe afinidad y simpatía por parte de Trump hacia Putin. En general el gesto de dar palmadas al antebrazo y codo debería ser utilizado en contextos de mucha confianza y respeto al interlocutor.
En lenguaje corporal hablamos de «norma» o «comportamiento norma» a lo que usualmente hace una persona, y en este caso Trump es de dar palmaditas.
Sin embargo no habíamos visto dar palmadas en esta zona específica, y es importante porque de acuerdo a la zona el significado es diferente:
- Palmadas en el codo o hacia abajo: Cordialidad, empatía, cercanía, deseo de facilitar el encuentro.
- Palmadas arriba del codo, el hombro o la espalda: Dominancia, control, muestra de poder sobre el otro.
En el encuentro frente a la prensa Putin permite que Trump lleve la iniciativa. La norma en Trump nos muestra que suele agarrarse los dedos y apretarlos, en lenguaje corporal esto se denomina «adaptador» o «manipulador«, y son gestos en los cuales canalizamos tensión y ansiedad. Aunque el rostro de Putin sea bastante inexpresivo es posible ver sus emociones en dos zonas particulares: Las manos y los pies.
En los encuentros con Obama, Putin solía mover frecuentemente sus piernas, elevando alternadamente sus pies. Estos gestos son comportamientos que desafían la gravedad implican una emoción de excitación positiva. Con Trump, Putin no mostró estos gestos con los pies, sin embargo sus manos delataron sus emociones.
La conducta visual de Putin es usualmente bastante fugaz, miradas directas y rápidas a sus interlocutores, precisas, analíticas. Trump respondió con sonrisas políticas empáticas. La postura de la cabeza nos habla de su proceso de pensamiento basado en el ego (mentón y cabeza hacia arriba) y proceso de pensamiento introspectivo (mentón y rostro hacia abajo). Trump pertenece al primer grupo y Putin al segundo. Ambos son consistentes con su comportamiento norma.
La relación de poder estuvo bastante equilibrada, y es evidente que existe afinidad, no hubo comportamientos exagerados o excesivamente dominantes.
Observa el análisis completo en este video.
Recuerda que siempre el cuerpo habla.
¡Hasta la próxima!
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