Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.
Un amigo de mi familia, empedernido lector de temas históricos, ha adquirido, recientemente, el pasatiempo de indagar sobre los sueños de grandes personajes con el fin de pedirme que los interprete. El sueño que transcribo a continuación me lo remitió sin decirme, inicialmente, el nombre del soñador:  
«Varias personas comiendo juntas. Reunión de invitados o mesa redonda….La señora E.L. se halla sentada junto a mí, y coloca con toda confianza una de sus manos sobre mi rodilla. Yo alejo su mano de mí, rechazándola. Entonces dice la señora: < ¡Ha tenido usted siempre tan bellos ojos!..> En este punto veo vagamente algo como dos ojos dibujados o el contorno de los cristales de unos lentes…» 
Mi interpretación fue la siguiente: «El mensaje de este sueño es de advertencia. Le manifiesta al soñador que debe terminar una relación clandestina en la que está involucrado en el momento porque debe preservar la imagen de respeto que proyecta ante la sociedad, a pesar de que su secreto es conocido por más de una persona. Por otro lado, su esposa está a punto de enterarse de la situación.» 
Mi amigo me pidió que desglosara, si era posible, las imágenes del sueño para que le explicara el significado de cada una. Se las expliqué así: «La reunión de invitados o mesa redonda está representado el círculo de personas, muy allegadas al soñador, que conocen su secreto. La señora E.L., al colocar con toda confianza una de sus manos sobre la rodilla de él, le está dando a conocer que está enterada de lo que hace pero lo tranquiliza expresándole que puede confiar en ella. Cuando le dice «ha tenido usted siempre tan bellos ojos» le está aconsejando que debe conservar el respeto de las personas que confían en él. La imagen de los ojos dibujados o el contorno de los cristales de unos lentes, prefigura la mirada de la pareja del soñador la cual verá, con transparencia, lo que éste está haciendo, es decir, sabrá sin dudas que es infiel. Ahora, el conjunto de las imágenes, en su totalidad, revela la existencia de una deslealtad conyugal.»  
Cuando terminé de exponer lo anterior, mi amigo me sorprendió diciéndome que el sueño que yo acababa de interpretar era de Sigmund Freud. Me dijo, además, que en su obra «La interpretación de los sueños» el sabio austríaco analiza de manera prolija y detallada esas imágenes para explicarle al público lector el significado de cada una, según su interpretación. Me aclaró que no existía coincidencia en el sentido que le dimos Freud y yo, para descifrarlas, a cada imagen. Sin embargo, le llamó la atención que a pesar de todo lo escrito por Freud finalmente su interpretación resultó incompleta porque el padre del sicoanálisis se abstuvo de revelar algunas de sus conclusiones relacionadas con ese sueño. 
Al respecto, en la obra antes citada, en la página 25 de la edición del Círculo de Lectores S.A. de 1976, el autor escribió lo siguiente: «En el tejido cuya trama nos describe claramente el análisis podría yo separar más los hilos y demostrar que van a unirse todos en un nudo único; pero consideraciones de naturaleza no científica, sino privada, me impiden llevar a cabo tal labor. Al efectuarla revelaría muchas cosas íntimas que prefiero permanezcan secretas; cosas de que tampoco yo me había dado clara cuenta hasta que el desarrollo de este análisis las ha puesto ante mis ojos y que aun a mí mismo me cuenta trabajo confesarmeYo me pregunto: ¿Qué secreto de sí mismo descubrió Freud en ese sueño? ¿Por qué sintió temor de publicarlo? Lo único que se sabe es que decidió mantenerlo así y no compartirlo con los lectores. (el subrayado es mío)
 
Para aclarar la curiosidad que despertó en mí la interpretación de este sueño me dí a la tarea de investigar la vida de Freud y descubrí que, según algunos biógrafos, el científico mantuvo una relación con Minna Bernays, la hermana menor de su esposa. Incluso, en 1957 Carl Gustav Jung, en una entrevista, reveló que en 1907 la misma Minna le había confesado que sostenía una relación con su cuñado. Yo no afirmo ni niego nada pero la interpretación del sueño y las reticencias de Freud, quedan sobre la mesa. Cada uno, de acuerdo con la información adicional que posea sobre el tema, podrá sacar sus propias conclusiones. No se debe perder de vista, sin embargo, que el punto focal del asunto es la verificación de hechos y no el juicio de conductas ajenas. Nadie tiene autoridad para fulminar con un veredicto de censura las debilidades humanas. «El que esté libre de pecado que tire la primera piedra» dijo Jesús de Galilea. 
Otro sueño cuya interpretación me solicitó mi amigo fue uno de Alejandro Magno, documentado por Artemidoro de Daldis, en el cual el célebre conquistador, durante la época en que tenía sitiada a Tiro y preocupado por la resistencia de sus habitantes, soñó que veía a un sátiro bailando sobre su escudo.  Le respondí que era un sueño premonitorio. El mensaje era claro: Dios le advertía que, si no frenaba sus excesos sexuales y la vida licenciosa, su reino se extinguiría con su muerte porque su descendencia no podría retener el poder y la gloria alcanzadas por él. Las imágenes eran diáfanas y de fácil interpretación. El sátiro es, como todos saben, un ser mitológico cruel y lascivo. El escudo, en el caso de Alejandro, simbolizaba, por un lado, su reino (era el escudo del rey) y por otro su protección (en el campo de batalla). El hecho de que Alejandro -a la sazón el hombre más poderoso de la tierra- viera en un sueño a un sátiro bailando sobre su escudo, debió significar para él una pesadilla horrible porque vio cómo se mancillaba (pisoteaba) una de sus posesiones más valiosas por lo que representaba (autoridad y poder). Sin embargo, la interpretación que le dio a este sueño Aristandro, un adivino griego que era consultor de Alejandro y su intérprete de sueños, consistió en sugerirle que insistiera con mayor energía en su empeño de apoderarse de Tiro porque el sueño le decía «Tiro es tuya.» La interpretación la basó en la división que hizo de la palabra «satyros» con lo cual concluyó que el sentido del sueño estaba ligado a la expresión verbal.    
  
Finalmente Tiro cayó en manos de Alejandro. En medio de las dificultades que enfrentó por causa de la valentía de los tirios, el resultado fue lógico dada la superioridad del ejército macedonio. Sin embargo, años después, antes de cumplir los 33 años de edad, Alejandro Magno murió en circunstancias oscuras porque no sabe si fue envenenado o sucumbió ante una enfermedad. Ninguno de sus descendientes pudo sucederlo y su reino terminó dividido  y repartido entre sus generales.
La interpretación de Aristandro me deja una duda. ¿Fue absolutamente sincero con Alejandro o solo le dijo lo que él quería escuchar? Entiendo que no era fácil para ningún mortal, en ese momento, llamarle la atención a ese hombre todopoderoso y soberbio y decirle que enmendara su comportamiento. Podía costarle la vida. Por eso creo que Aristandro prefirió escurrirse por las ramas y no decir la verdad del mensaje. Yo, en su lugar, -lo aseguro- probablemente hubiera terminado decapitada pero Alejandro habría sabido lo que Dios quiso decirle por medio de ese sueño.
El Portal de los Sueños

Facebook

Twitter

Compartir post