Ser paciente en Colombia puede llegar a ser para algunos usuarios de las EPS una especie de condena al infierno antes de la muerte. Sin embargo, no siempre es así.
Es frecuente ver en los noticieros de la televisión y en las páginas de los diarios las quejas de muchos pacientes que se lamentan de la pésima atención que reciben en las IPS adscritas a sus EPS. Las imágenes de personas haciendo largas filas (algunas con niños en brazos) para solicitar una cita médica, mueven al llanto.
Hay casos lamentables en los cuales el enfermo falleció en la sala de espera sin recibir una mínima atención. Y no es necesario hacer alusión al famoso “paseo de la muerte” porque la lista de sucesos sería interminable.
Las quejas son múltiples y creo que no se requiere que presente aquí las estadísticas correspondientes para exponer la lista de falencias que padece el sistema de seguridad social colombiano en el área de la salud. Se ha llegado a tal extremo que a los jueces de la república les tocó, mediante fallos de tutela, convertir las sentencias en recetarios para que los pacientes reciban sus medicamentos.
Ese es el panorama general de la salud en Colombia. Sin embargo, aunque suene paradójico, en medio de ese marasmo de incumplimientos, malas atenciones y pésimos servicios, existen entidades (EPS, IPS) que merecen no solo el aplauso de sus usuarios sino un reconocimiento por parte de los organismos oficiales que las vigilan y controlan.
Les contaré mi experiencia personal para destacar que fui testigo del incumplimiento e irresponsabilidad (muy lamentables si se tiene en cuenta lo dicho arriba) por parte de pacientes que se dieron el lujo de no asistir a una cita con un médico especialista mientras la mayoría de usuarios del sistema de salud se lamenta porque no le asignan una o se la programan para varios meses después. Un conocido mío me comentó recientemente en tono de broma que si en su caso las cosas seguían así, su próxima cita sería con el médico legista para la autopsia.
A principios de esta semana asistí con una anticipación de casi dos horas a la cita que me asignó mi EPS con un médico internista. Mi cita era a las siete y cuarenta minutos de la mañana. Salí muy temprano para evitar la congestión del tráfico en la hora pico matutina. Por ese motivo, a las seis y veinte ya había facturado el valor de la cuota moderadora y estaba sentada frente a la puerta del consultorio de la doctora que debía atenderme.
A esa hora se abrió la puerta del consultorio. La especialista salió ataviada con la característica bata blanca y en voz alta llamó por su nombre al paciente que tenía asignado para esa hora. Después de tres llamados sin que nadie se presentara, desistió de su propósito e ingresó nuevamente a su lugar de trabajo.
Al cabo de veinte minutos se abrió otra vez la puerta, salió la médica, llamó con voz vigorosa al paciente de la cita siguiente y sucedió exactamente lo mismo. Cuando la situación se repitió por tercera vez, me levanté de mi silla y le pregunté a la doctora si era posible, en vista del evidente incumplimiento de sus pacientes con citas anteriores a la mía, que me atendiera antes de la hora agendada para mí. Ella accedió gustosamente y gracias a esa deferencia no tuve que esperar más tiempo. Sin embargo, me pareció triste y censurable que de manera consecutiva tres pacientes dejaran plantada a la profesional de la medicina que debía atenderlos. Eso se llama irresponsabilidad.
El paciente tiene la razón….a veces
Esa experiencia me condujo a reflexionar en las grandes paradojas que a diario vivimos los colombianos en relación a los servicios de salud. Mientras algunos pacientes se lamentan porque aparentemente el sistema no funciona para ellos en vista de que no les asignan citas con especialistas o les niegan los procedimientos que requieren, otros se dan el lujo de tirar por la borda la atención que diligentemente reciben de parte de las EPS a las que pertenecen y de las IPS que integran su red de prestación de servicios.
¿Por qué no funciona adecuadamente el sistema?
He llegado a la conclusión de que si bien es cierto que hay muchos aspectos que mejorar para optimizar el sistema, la mala prestación de servicios, al menos en el régimen contributivo, se debe a la pésima administración de quienes lo manejan. La corrupción y la ineficiencia están detrás del sinfín de lamentos de los usuarios. A título de ejemplo, nada más, puedo citar el caso denunciado por los medios tres semanas atrás en el cual se descubrió el suministro de medicamentos vencidos y otros falsificados a los pacientes de distintas IPS de la costa caribe, entre ellas una reconocida clínica de Barranquilla. La información fue publicada por el diario El Heraldo y se puede leer pinchando en este enlace.
Otros casos parecidos y tal vez peores han ocurrido a lo largo y ancho de la geografía nacional. Todos tienen como causa el afán desmedido de muchos por apropiarse de los recursos destinados a la salud de los colombianos.
¿Hay soluciones?
El problema tiene solución y (creo yo) más que nuevos decretos del gobierno se requiere de sanas políticas de autorregulación por parte de las Empresas Promotoras de Salud. Si algunas funcionan adecuadamente ¿cuál es, entonces, la razón por la que otras son un desastre financiero y administrativo?
Ahora bien, los pacientes también tenemos deberes. Todo el mundo reclama sus derechos pero a la par de estos van las obligaciones. No podemos dilapidar el recurso humano del sistema y el tiempo de atención con incumplimientos injustificados que impiden que otro paciente, seguramente con un problema de salud más agudo, requiere para su beneficio.
Para finalizar esta entrada debo decir que es mi deber mencionar la EPS a la que estoy afiliada en calidad de cotizante. En el ranking más reciente publicado por el Ministerio de Salud de EPS destacadas por su eficiencia ocupó uno de los primeros lugares. Se trata de COMPENSAR y la IPS que me atiende es JAVESALUD. Tienen también estas entidades mi reconocimiento personal tanto por su funcionamiento administrativo como por la calidad de la atención de los profesionales vinculados a ellas.
Ojalá llegue pronto el día, para beneplácito de los usuarios, en que todas las EPS del país se destaquen por su excelencia en todos los niveles.
Amanecerá y veremos…
Candy, hola. Me pones a pensar con tu escrito. La realidad es que no sé a qué horas perdimos el respeto por el tiempo ajeno. Lo que cuentas es cierto, a todo nivel. Los estudiantes llegan tarde a clase, los empleados tarde a su trabajo, los familiares tarde a las fiestas de cumpleaños, etc. Ya está siendo norma eso de «citemos a las cuatro para que lleguen a las cinco». ¿Ideas para retomar el rumbo?
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los pacientes incumplidos habian fallecido…esperar tres meses para que agenden
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