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Ante la emergencia del coronavirus, gobiernos alrededor del mundo han tenido que implementar medidas como: toques de queda, emergencias sanitarias y/o económicas, cuarentenas locales y/o nacionales, entre otras. En este orden de ideas estas medidas de emergencia usualmente le otorgan al órgano ejecutivo ciertos poderes extraordinarios que amplían su margen de maniobra, a cambio de menos balance de poder y contrapesos institucionales e inclusive, en algunos casos, le permiten ignorar algunos derechos fundamentales como el debido proceso.

Por consiguiente, los ciudadanos deben de estar alerta de que los decretos de emergencia sean temporales y que, al momento que la crisis termine, los gobernantes de turno no decidan mantener esos poderes extraordinarios que los eximen de vigilancia y contrapeso de las demás ramas del poder. En su libro ‘El Pasillo Estrecho‘ los autores James A. Robinson y Daron Acemoglu utilizan la metáfora de la Reina Roja en ‘Alicia en el país de las maravillas’, para explicar cómo el gobierno y la sociedad tienen que estar en una constante competencia, sin que una le gane a la otra, para permitir que exista el estrecho pasillo de la libertad. De igual forma, estos afirman que “si una sociedad no corre a igual velocidad que el poder incremental del gobierno, el leviatán encadenado puede convertirse en uno despótico. Necesitamos la competencia entre la sociedad y el leviatán para mantenerlo bajo control, entre más poderoso y capaz sea el leviatán, más poderosa y vigilante debe ser la sociedad. Necesitamos también que el leviatán se mantenga en competencia, tanto para expandir sus capacidades ante nuevos y formidables problemas, al igual que para mantener su autonomía…” (p. 41).

Esta claro que Colombia, al igual que muchos países del mundo, se está enfrentando a un reto formidable y que vencerlo requiere de una mayor capacidad del Estado en su toma de decisiones. Italia, por ejemplo, esta bajo un aislamiento nacional estricto. Sólo algunas tiendas o negocios de carácter esencial siguen abiertos, hay retenes para ayudar a prevenir viajes innecesarios y hay una constante vigilancia de quienes salen de sus casas. La policía italiana ha multado a cerca de 10,000 personas por salir de sus hogares sin alguna razón válida por la ley. Este tipo de medidas extremas, según el ‘Financial Times’ en un artículo, ha hecho que 7 de 10 personas aprueben la labor del presidente italiano Giuseppe Conte. Francia también ha implementado medidas restrictivas. Los ciudadanos no pueden salir de sus viviendas sin antes llenar un formulario explicando la razón y hay 100,000 oficiales de policía en las calles asegurándose de que nadie incumpla las normas. Eso a su vez le ha dado créditos políticos a Emmanuel Macron, quien tiene el 51 % de aprobación, según ‘Reuters‘.

De igual manera, Benjamín Netanyahu, presidente Israelí, firmó un decreto de emergencia en el cual se le otorgan poderes de vigilancia sobre su población, sin que ninguna rama de poder le haga contrapeso. Los presidentes latinoamericanos, desde Colombia hasta Argentina, han pasado decretos de emergencia o excepción, que les permite a estos gobernar y tomar decisiones sin consultar al congreso. Por lo tanto, en una crisis de salud las medidas restrictivas y el otorgamiento de poderes extraordinarios a los presidentes son populares porque, no sólo pueden ayudar a que la propagación del virus disminuya, sino por que los ciudadanos sienten que sus gobernantes los están protegiendo, y eso puede impulsar su popularidad. Al fin y al cabo, un líder que hace sentir a su población segura siempre ha obtenido altos niveles de aprobación.

No obstante, las medidas temporales en crisis tienen el carácter de convertirse en permanentes. La apertura de ventanas de oportunidades para algunos líderes o regímenes a veces pueden ser muy difícil de cerrar. El gobierno colombiano implementó el impuesto de 4 x 1000, que inició siendo 2 x 1,000, como medida temporal, sin embargo, hoy permanece. De igual forma, Israel declaró el Estado de Emergencia en su guerra de independencia en 1948 y, aunque ya ganó la guerra, esta medida sigue vigente.

Es importante aclarar que las decisiones tomadas por el gobierno colombiano en su declaración de emergencia económica, sanitaria y social son indispensables para superar la crisis enfrentada. De igual manera, sería irresponsable acusar al gobierno del presidente Duque de que está buscando la manera de mantener en firme los decretos, después de la pandemia, para anular el sistema de pesos y contrapesos que tiene la constitución. Sería irresponsable hacerlo cuando no hay ninguna evidencia de ello. No obstante, lo que sí es claro es que en tiempos anormales no se puede reaccionar de manera normal, y es por eso que los ciudadanos le permiten a los gobernantes facultades extraordinarias y está en la ciudadanía el asegurarse que estas políticas transitorias no pasen a ser permanentes.

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MARIO CARVAJAL CABAL

Internacionalista y Ayudante de Investigación en una Consultora Geopolítica

Twitter: @Mariocarvajal9C

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