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El 8 de noviembre de este año, los estadounidenses irán a las urnas a elegir 35 de los 100 Senadores, al igual que todos los miembros de la Cámara de Representantes. Este tipo de elecciones son, usualmente, un referendo de popularidad del presidente de turno. Según datos de The American Presidency Project, desde Franklin Delano Roosevelt (FDR) en 1934 hasta Donald Trump en 2018 solo en dos ocasiones un presidente pudo aumentar el número de Senadores y Representantes a la Cámara: en 1934, durante el gobierno de FDR, y en 2002, bajo el gobierno de George Bush. En las demás elecciones, los presidentes podían aumentar el número de Senadores, pero perdían a miembros de la Cámara de Representantes. En 2018, Donald Trump aumentó en 2 el número de Senadores, pero perdió a 40 miembros de la Cámara. Durante los ocho años del gobierno Obama, el presidente demócrata nunca aumentó su número de Senadores y Representantes a la cámara. En 2010, perdió 6 y 63, respectivamente, y en 2014 9 y 13. Por consiguiente, el precedente histórico no le favorece al Presidente Joe Biden ni al partido Demócrata.

Sin embargo, los problemas de Biden y su partido no es únicamente este precedente. Estados Unidos está sumido en una crisis inflacionaria, con un aumento generalizado de precios del 8.5 % en mayo, que afecta significativamente a aquellos más necesitados. Si se tiene en cuenta el índice de inflación subyacente, que mide la variación de precios de bienes y servicios (excluyendo los bienes energéticos y precios volátiles de comidas), este presenta un aumento del 6%, significativamente mayor a las demás economías desarrolladas. Esto a su vez hace que algunos afirmen que, en Estados Unidos, exista un riesgo cada vez mayor de una recesión económica. Según un artículo de Reuters, la banca de inversión Goldman Sachs afirma que existe un 30% de probabilidad de que, en el próximo año, la economía de los Estados Unidos entre en una recesión.

El diagnóstico de Morgan Stanley es similar, con un 35% de probabilidad de recesión en el próximo año. Además, Goldman Sachs afirma que la probabilidad acumulada de una recesión en los próximos dos años es de 48%. Los expertos afirman que, entre las causas de esta crisis, se encuentra un lento accionar de la Reserva Federal (Banco Central de Estados Unidos), el cual se demoró en reaccionar y aumentar las tasas de interés. Igualmente, expertos como Michael Boskin y Lawrence Summers afirman que el estímulo del gobierno Biden de $1.9 trillones de dólares, también ha sido un factor importante en el aumento de la inflación. Según Boskin, el problema de los estímulos de Biden fue que estos fueron mayor a la diferencia entre el PIB actual y potencial de USA en 2021, lo cual sobrecalentó la economía, empeorando la inflación. Está claro que los factores de la Guerra en Ucrania y el rebrote y el confinamiento de una gran parte de zonas industriales de China, y sus subsecuentes disrupciones a la cadena de suministros, han afectado la crisis inflacionaria. No obstante, para Summers, Boskin, y otros expertos, la crisis inflacionaria no puede ser justificada por factores externos. Las políticas del gobierno demócrata y la lentitud del accionar de la Reserva Federal dejan mucho que desear.

Esto también ha llevado a comparaciones entre Biden y Jimmy Carter, presidente demócrata entre 1970-74, quien también tuvo un problema de crisis inflacionaria en el país. Niall Ferguson escribió en febrero de este año que Biden estaba ad portas de convertirse en Jimmy Carter, y su diagnóstico fue el correcto. Al igual que Carter, Biden tuvo un fracaso rotundo en política internacional, con el desastroso manejo de la evacuación de Fuerzas Militares de Afganistán. Aunque la mayoría de los estadounidenses estaban de acuerdo con la terminación de la guerra en este país, la caótica extracción, y las escenas de pánico en el aeropuerto de Kabul, le costaron su popularidad. Según una encuesta del Pew Research Center, el 54% de los ciudadanos estaban de acuerdo con terminar la guerra y evacuar a las Fuerzas Armadas de Afganistán, pero sólo el 26% aprobaron de la manera en que el gobierno Biden manejó la evacuación. Adicionalmente, como afirma también Ferguson, el gobierno demócrata fue ingenuo al pensar que Putin no invadiría Ucrania. En Julio del 2021, Putin publicó un ensayo en el cual afirmaba, como dice Ferguson, que “la independencia de Ucrania era una anomalía histórica insostenible”. Esta frase era evidencia clara de la intención del líder ruso de invadir Ucrania. Para Putin, esto era una cuestión de tiempo y cualquier intento de negociación fracasaría y solo postergaría lo inevitable.

La reacción del gobierno Biden, y de Occidente, ante las acciones bélicas de Putin ha sido la implementación de sanciones económicas. Sin embargo, como demuestra el caso de Irán, un país puede sobrevivir aún si es excluido del sistema financiero occidental. Más aún si se tiene en cuenta que Rusia está obteniendo ingresos históricos por la venta de su petróleo. Según Amos Hochstein, oficial de seguridad energética de Estados Unidos, en un discurso al Subcomité de Cooperación y Seguridad Regional de Europa, Rusia está recibiendo más ingresos ahora, que antes del inicio de la guerra en Ucrania. Según la Agencia Internacional de Energía, los ingresos petroleros de Rusia en mayo de este año aumentaron en un 50% comparado al año anterior, llegando a unos $20 billones al mes, con la mayor parte de esos ingresos provenientes de Europa. La prohibición anunciada por la UE no entraría en fuerza sino al final de este año, lo cual podría afectar los ingresos petroleros de Rusia. No obstante, mientras el precio oscile los $123 el barril, y Putin logre expandir sus ventas a países como India y China, a quienes le vende petróleo a un precio preferencial, Moscú podrá seguir obteniendo recursos económicos que le permitirán continuar la guerra, mantener la economía, y buscar maneras de blindarse de amenazas provenientes de las instituciones financieras occidentales. Por consiguiente, aunque las sanciones han sido efectivas para mostrar unión frente a la amenaza de Putin, al igual que solidificar y expandir la alianza militar de la OTAN, estas no lograrán disuadir a Moscú de buscar un fin al conflicto en Kiev.

Finalmente, los estadounidenses, aunque solidarios con la situación de los ciudadanos ucranianos, tienen unas preocupaciones más directas, entre ellas la inflación. James Carville, asesor de la campaña presidencial de Bill Clinton, lo dijo mejor con su mantra durante la campaña del político demócrata, el tema de la campaña “its the economy stupid” (“es la economía estúpido”). Biden debe entender que, para poder mitigar sus pérdidas en el Congreso, debe enfocarse principalmente en los retos de los crecientes costos de vida. Aunque los temas de campaña como la pérdida del derecho al aborto, al igual que las audiencias públicas sobre el ataque al capitolio el 6 de enero del 2021 pueden energizar a la base demócrata, es necesario que se busque mejorar la situación de crisis inflacionaria y económica del país.

Según FiveThirtyEight, en este tipo de elecciones de mitad de periodo, los miembros del partido Republicano tienden a votar en mayor número que los demócratas. Igualmente, el partido que no ostenta la presidencia también aumenta su número de votantes. Por consiguiente, energizar a la base electoral será crítico para el gobierno Biden. Sin embargo, su aprobación es de 38.9%. Teniendo en cuenta patrones históricos, solo Harry Truman (33%) tuvo una peor aprobación que Biden en este momento en su presidencia. Por esta razón, FiveThirtyEight, portal de análisis de política, economía y deportes con big data, afirma que el partido republicano tiene un 87% de probabilidad de ganar una mayoría en la Cámara de Representantes, mientras que el partido demócrata tiene solo 13%. Según este modelo, los republicanos tienen un 80% de obtener entre 215 y 259 representantes (la mayoría se obtiene con 218). En el Senado, aunque la situación es más reñida, este mismo portal sigue dando la preferencia al partido Republicano, con una posibilidad de mayoría de 53% y al partido Demócrata de 47%. Politico, otro portal de noticias basado en Washington coincide con FiveThirtyEight, augurando que el partido Republicano obtendrá mayorías en la Cámara de Representantes y en el Senado.

De esta manera, a menos que Biden y su gobierno encuentren la manera de controlar y frenar la crisis inflacionaria en Estados Unidos, sus mayorías en el Capitolio se desvanecerían, y su gobernabilidad se vería seriamente comprometida. Sin embargo, aún queda mucho tiempo hasta noviembre, y todo en el mundo político puede cambiar. Pero por ahora, Biden parece que debe prepararse para perder sus mayorías y lidiar con una férrea oposición republicana, similar o más radical a la que sufrió su predecesor demócrata, Barack Obama.

 

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MARIO CARVAJAL CABAL

Internacionalista y Candidato a la Maestría en Estudios Latinoamericanos en Oxford

Twitter: @Mariocarvajal9C

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Internacionalista de la Universidad Javeriana, Magister en Estudios Latinoamericanos de University of Oxford y candidato a la maestría en Economía Política Internacional del London School of Economics (LSE). Analista de geopolítica, geoeconomía y política internacional. Líder Asuntos Públicos para IDDEA Comunicaciones.

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