Estados Unidos, durante la última semana, ha visto un incremento alarmante de casos de covid-19 a lo largo y ancho del país. Ayer, según información de la universidad de Johns Hopkins, EE. UU. reportó 77,255 nuevos casos de coronavirus, acercándose más a los 100,000 casos diarios que el médico Anthony Fauci advirtió. En días anteriores, Fauci, en una audiencia en el congreso estadounidense el 30 de Junio, afirmó que si el país no empezaba a implementar políticas para enfrentar la pandemia, podría llegar a tener alrededor de 100,000 casos diarios. El gobierno Trump no ha cambiado su accionar frente a la pandemia, abogando por la apertura de colegios, negocios y recomendando tenuemente el uso de máscaras en lugares públicos, haciendo que el incremento diario de casos se acerque a ese escandaloso número.
Adicionalmente, Trump decidió que, de ahora en adelante, la información sobre la pandemia no sea reportada al Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), sino directamente a una base de datos central en Washington, manejada por el gobierno. Algunos de los datos que ya no serán reportados al CDC serán el número de casos diarios, el número de camas en los hospitales ocupadas por personas con coronavirus, el número de camas y ventiladores disponibles, etc. Esta información es fundamental para un país envuelto en una crisis de salud a raíz de la pandemia.
No obstante, esta medida ha sido defendida por los aliados del presidente, argumentando que permitirá al gobierno central distribuir de mejor manera recursos económicos, o de necesidad médica, como medicinas, implementos de protección, entre otros, para enfrentar de manera decisiva al covid-19. Por su parte, oficiales tanto de la CDC, así como políticos y expertos en temas de salud, han criticado la medida, dado que la información que llegará a la base de datos central no será de acceso público, afectando el trabajo de expertos en el desarrollo de proyecciones de casos, una tarea clave para hacer análisis de desarrollo e implementación de políticas públicas.
De igual manera, al no ser la información de acceso público, Trump podrá ocultar datos relevantes sobre la pandemia que pueda afectar sus posibilidades de ganar la elección en noviembre de este año. En repetidas ocasiones, el presidente estadounidense ha afirmado que la razón por la cual el país tiene más casos es porque es el país que más pruebas ha hecho en el mundo, y que los oficiales de su gobierno deberían dejar de hacer tantas pruebas. Esta afirmación es insólita: los casos van a seguir existiendo, así no se hagan las pruebas. El poder hacerle el examen de coronavirus a los ciudadanos permite desarrollar políticas de rastreo y de restricción de circulación a personas que puedan transmitir el virus, ayudando a enfrentar y mitigar los efectos del coronavirus. De lo contrario, si no se hacen pruebas, el gobierno estaría poniendo en riesgo a sus ciudadanos, al no tener certeza sobre la gravedad de la pandemia, y esto podría devastar el sistema de salud, la economía y el diario vivir de las personas.
De esta manera, es fundamental para un país tener acceso a información sobre pandemias, de forma despolitizada. Los ciudadanos, gobernantes locales, médicos, entre otros, deben tener certeza que la información que entre a la base de datos del gobierno no vaya a ser tratada como un arma política de Trump para favorecer a quienes lo apoyan, enaltecer su nefasta labor durante la pandemia, y buscar afectar a sus rivales políticos. El presidente estadounidense se ha caracterizado, a lo largo de su mandato, por manipular información a su favor, de mentir sin escrúpulos para obtener réditos políticos, y cuestionar a expertos si estos lo contradicen. Ojalá con la información de la pandemia su comportamiento sea distinto, sin embargo, no hay señales que indiquen que lo será.
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MARIO CARVAJAL CABAL
Internacionalista y Ayudante de Investigación en una Consultora Geopolítica
Twitter: @Mariocarvajal9C
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