Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Dicen que una muy buena manera de hacer catarsis es escribiendo y lo pude comprobar. Hay gente que acostumbra escribir un diario, sobretodo los más jóvenes; no sé por qué se pierde esa costumbre pero a veces es bueno para reflexionar, pensar un poco mejor las cosas: No siempre tenemos al lado a esos buenos amigos que nos escuchan todas las pendejadas. Les decía que finalmente yo hice catarsis con un escrito que hice hace varios años. El martes pasado, 20 de octubre, se conmemora la partida de mi hermano Sergio. Como decía en Facebook, «Se fue a separarnos nube al resto. Allá le dieron pase para manejar nube hidráulica y desde entonces el cielo es una sola parranda». Todo lo que hago en mi vida tiene dos nombres: el de mi mamá y el de mi hermano. Por eso hoy me tomo el atrevimiento de compartir esto con ustedes. El marmotazo de esta semana es un pequeño homenaje a mi hermano y a mi mamá, los motores de mi vida, mi ejemplo, mi guía. Mamá, si lees esto, recuerda cuánto te amo y cuánto me esfuerzo a diario por ser la persona que me enseñaste a ser.

Gracias a todos.


http://es.wikipedia.org/wiki/Requiem

Los que me conocen saben que poco me gusta hablar de estas cosas. No soy muy bueno manejando los sentimientos negativos así que uso la salida fácil de ignorarlos: tratar de alegrarme la vida con pendejadas, que la chocolatina, que ver la película divertida, que la canción que hace dar ganas de bailar. Es mi manera de ser.

El lío es cuando los sentimientos me arrollan, pues me abruman y no soy capaz de controlarlos. Quizás por el hecho de ser ingeniero he aprendido a ser menos sentimental y usualmente domino mis emociones. No siempre, como ahora. Una de esas cosas que por estos días me ha atropellado de frente es el recordar a mi hermano. Estoy convencido de que cada quién tiene sus dramas y yo hoy quiero desahogar el mío. No he hablado con mucha gente de esto y por eso mismo nunca le hice catarsis a la muerte de mi hermano. Evidentemente siempre será una melancolía presente, pero al menos será vivida, con su duelo apropiadamente cerrado.

Mi hermanito, mi prima Cata y yo.

Para hacer un pequeño resumen a los que no saben, mi hermano siempre fue muy enfermo, pasó media vida en hospitales, por tanto mi mamá también. Gracias a Dios pudo hacer una vida relativamente normal, estudiamos juntos los últimos años de secundaria, en el colegio Santo Tomás de Aquino, y él hizo su carrera como publicista. El era 4 años mayor que yo y murió a los 34 años. Como les decía, yo aprendí a guardar los sentimientos negativos, y a procurar no manifestar tristeza, desazón o desánimo. Como le aprendí a una ex novia, creo que siempre se puede tener una sonrisa para los demás. Pero esto de no dejarme llevar por el mal genio lo aprendí precisamente por Sergio, mi hermano. Yo era muy de mal genio y explotaba -las puertas de la casa de mi abuelita, donde pasé mi infancia, son testigo de los arranques que me daban-, hasta que algún día jugando en el parque un niño accidentalmente lastimó a Sergio, y yo, sin considerar la posibilidad de averiguar qué pasó, al ver a mi hermano llorando me lancé contra el otro niño que no salió muy bien librado de la situación. Obvio, yo era un niño y nadie esperaba que lo invitara a mi sala y le preguntara «bueno, ¿qué pasó? cuéntemelo todo. ¿Tinto?». Pero con el pasar de los días me enteré que no había sido culpa del niño y que yo casi lo medio acabo, pues con eso aprendí que siempre es mejor esperar a escuchar la otra versión. Francamente fue una lección de vida para mí y estoy muy agradecido de que me haya llegado tan temprano en la vida. La parte no tan positiva de eso es que me guardo los sentimientos malos, como la rabia y la tristeza, y llega un momento en que todo eso puede explotar.

**** ****

En la última época en que mi hermano estuvo muy enfermo, en la que luego sería su última recaída, yo trabajaba para una empresa que considero explotadora. Allí tenía que trabajar todos los sábados no porque fuese parte del contrato sino porque el jefe se ufanaba al decir que «un empleado no tiene vida propia». Pues yo sí la tenía y en ese momento la misma requería de más atención. Mi hermano estaba muy enfermo, hospitalizado, mi mamá salía del trabajo para la clínica y viceversa, yo pasaba varios días sin verla, todo por un trabajo estúpido del que finalmente me echaron un día viernes que dije «lo siento, pero yo mañana no puedo venir». Ya se imaginarán la clase de empresa que era. O que sigue siendo.

Gracias a que no tenía que trabajar más, pude dedicarle más tiempo a mi familia, visitar a mi hermano, acompañar a mi mamá. Y de paso buscar un apartamento con ascensor para que Sergio no tuviese tantos inconvenientes en sus visitas a la clínica por las diálisis cada tercer día. Finalmente él nunca conoció el apartamento, en Cedritos, que es donde él siempre quiso vivir.

La semana que nos mudamos él estaba hospitalizado. Un viernes estando en la clínica, mi mamá y yo fuimos a hablar con el médico en la unidad renal, quien nos dijo «Sergio tiene una semana de vida«. Nunca había experimentado tanto dolor en mi vida, aunque no dejé derramar una lágrima: era el único apoyo para mi mamá. Cuando ella se calmó volvimos a la habitación y decidimos que no le diríamos a nadie, en parte para no darles sufrimiento a los más sensibles. Aquí hago un paréntesis para decir públicamente que siempre admiré y admiraré la fortaleza de mi mamá. Quisiera tener la mitad de la entereza que ella tiene. Pocos tenemos la fortuna de aprender de mujeres como ella. Tampoco les dijimos a los demás el poco tiempo que tenía Sergio para que no le hablaran a él con desesperanza y le transmitieran algo que no queríamos.

Esa noche de viernes me quedé en la clínica para que mi mamá pudiera dormir de largo una noche, por fin después de tanto tiempo, y obviamente hacerle compañía a Sergio, que dormía a raticos y por esos días le tenía miedo a la noche. Para él era muy extraño que yo estuviese ahí porque cada vez que se despertaba me preguntaba «¿qué hora es?», «¿ud qué hace aquí?», «¿por qué no se va para la casa?». Es curioso cómo se puede perder la noción de todo cuando estás tan débil. Esa noche, noche que le voy a agradecer eternamente a Dios, noche que me dio la oportunidad de compartir con mi hermano y sentirme menos impotente, sentir que pudimos conversar como cuando éramos niños y nos dormíamos hablando de cuanta cosa se nos ocurriera. Él siempre fue un buen conversador y divertido. Creo que en parte si tengo algo buen humor es por él. Le aprendí muchos apuntes. Esa noche de viernes se «hizo» el enfermo, es decir… grave, y luego se atacó a reír y dijo «eeeeeh, puro amague«. Así era él. Todavía nos reímos cuando nos acordamos mi tía y yo, que éramos los únicos presentes.

**** ****

Ese sábado mi mamá se despertó renovada, por fin pudo descansar un poco más. Sergio también amaneció mejor, con más ánimos, con ganas de hablar, de recibir visitas y demás. Qué ironías de la vida, definitivamente. Curiosamente mucha gente nos visitó ese día. Mis medio hermanos pudieron venir ya que entre semana era muy complicado. Vino mi papá también, y por supuesto mi familia González que es la mayor bendición que tengo después de mi mamá. Sergio se sentía feliz, y aunque mi mamá y yo teníamos un nudo en la garganta, siempre estuvimos alegres atendiendo los visitantes. Incluso en algún momento estuvimos los cuatro hermanos en la habitación, junto con mi papá y mi mamá, Sergio me pidió ayuda para sentarse en el borde de la cama y nos fue pidiendo a cada uno un abrazo. Me dejó a mí de último. Cuando me estaba abrazando dijo «qué curioso, esto es como si fuera una despedida. Tenerlos a todos aquí al tiempo«. Las piernas me temblaron, lo apreté tan duro como sentí que su débil cuerpo podía resistir. Le di un beso en la cabeza y me retiré «a caminar un ratico».

marmotazos-sergio2

Mi hermano, tratando de sacarme del lado oscuro de la fuerza 😀

**** ****
Hacia la 1 de la tarde salimos con mi mamá al apartamento para bañarnos y almorzar, con la tranquilidad de verlo feliz en compañía de tanta gente. Estando en el apartamento llamamos y mi tía Elbita nos contó que habían llegado sus dos mejores amigos del colegio y no paraban de reírse los tres. Qué emoción y qué tranquilidad. Era una tarde soleada y bonita de Octubre. Almorzamos, nos arreglamos. Ya listos para salir, recibimos una llamada: Mi tía Elbita nos pide que no nos demoremos porque Sergio «se está sintiendo débil». Manejé tan rápido como los nervios y la prudencia me permitieron. Menos mal mi mamá es tan tranquila como yo.

Al llegar a la clínica todos estaban afuera, en la sala junto a las habitaciones. Por supuesto entré casi sin saludar, y vi a mi hermano recostado en la cama, como ido. Casi sin reaccionar. Su cuerpo ya no daba más y estaba totalmente debilitado. Había varios tíos, llorando como nunca los había visto ni lo he vuelto a hacer, y otros familiares lejanos. En ese momento me descompuse y con la voz entrecortada les pedí a todos que se retiraran. Los pocos que nos quedamos en la habitación -un par de tíos, mi hermana Vanessa y yo, mi mamá no fue capaz- sabíamos que ya no había nada más qué hacer. Sergio ya no tenía fuerzas para hablar. De hecho todos pensaron que él ya no era consciente de las cosas, pero (y es la primera vez que lo voy a decir públicamente) yo sé que él estaba consciente ya que cuando lo abracé y le dije que lo quiero mucho me miró y asintió tratando de decirme algo. La verdad nunca le dije a nadie porque ese es el consuelo que les queda a mis tíos y a mi mamá: que él no sufrió casi en sus últimos momentos y que nunca supo que se iba a morir. Mi tía Elbita llamó a un médico para que le inyectara algo a mi hermano y lo dejara descansar. Fue bastante doloroso sentir cómo se le fue la vida de a poquitos, hasta que ya no estuvo más.

Después de que todo esto sucedió, me retiré calmadamente y me encerré en el baño a llorar tan fuerte como pude, para poder hacerlo muy rápido y así estar bien para mi mamá. Es como con la lluvia que es muy fuerte pero pasa pronto. Salí del baño, busqué a mi mamá, la abracé y la besé. Todos se fueron para la capilla de la clínica y finalmente nos quedamos Alejandro, mi hermano menor, Wilson el novio de mi prima Diana (hoy su esposo) y yo, atendiendo lo necesario. Vi cómo envolvieron el cuerpo de mi hermano en las sábanas o mantas, ayudé a hacerlo. Son momentos que nunca olvidaré y que nunca había contado, y aunque me dolía no quería despegarme de mi Sergito, acompañarlo todo lo que pudiese. Luego de todo eso bajamos, las enfermeras y yo, el cuerpo hasta la morgue de la clínica. Esto lo hice porque por ironías de la vida el camino pasaba por la capilla, donde estaba toda mi familia, más precisamente mi mamá. Me adelanté un poco y le pedí a mi prima Patricia que procurara que mi mamá no se diera cuenta.

Algo que me enorgullece de mi familia es que, a pesar de toda la tristeza, esa noche que fuimos todos a mi apartamento estuvimos tranquilos, calmados. Se respiraba paz… esa paz que se siente cuando en el fondo se sabe que él está mejor, que por fin descansa tranquilo, que ya no le duele nada. Esa paz que sentí al pensar que mi mamá por fin podría, algún día, pasar una noche de largo. Que a pesar del dolor inmenso «era mejor así».

**** ****

A la misa llegamos mi mamá y yo sin saludar a mucha gente. Por supuesto nos sentamos adelante. Estando allí noté que mis tíos estaban descompuestos y no se iban a atrever a levantarse frente a la gente y dar las últimas palabras. Saqué fuerzas de algún lugar, me levanté y me paré frente a todos. Ahí noté que había mucha, muchísima gente en la iglesia. No cabían todos, a pesar de ser una iglesia grande, la San Juan de Ávila en Cedritos, para los que conozcan. Honestamente, me sorprendió un poco ver a tantos (incluso mis ex-compañeros de trabajo) en ese lugar acompañándonos. Evidentemente también me alegró mucho: es bonito saber que tanta gente estaba ahí por Sergio, por nosotros. Luego supe que a mi familia se sorprendió mucho cuando me vio subir y que muchos dijeron «juemadre, aquí no aguanto más y lloro fijo«. Ya no recuerdo bien todo lo que dije, pero fue algo así:

«Hola a todos, buenas tardes. Les agradezco mucho que estén aquí, acompañándonos a mi familia a mí, ustedes saben que eso vale mucho. Mi hermano siempre fue una persona muy alegre, siempre tuvo una respuesta inteligente y divertida para todo. Por eso mismo hoy les pido que no estemos tristes. Si él, estando enfermo, pudo siempre sonreír, ¿por qué no podemos nosotros? Hoy quiero que estemos alegres, que estemos felices, porque hoy hay fiesta en el cielo».

@OmarGamboa

La reflexión de la semana es a que valoremos cada minuto que estamos vivos. Cuando salgan a la calle miren al cielo, no importa si está gris o está azul rey profundo, disfrútenlo. En sus últimos días mi hermano no podía caminar, mientras que yo, en estos momentos, me voy caminando todos los días al trabajo. Cada que lo hago pienso en la maravilla de poder hacerlo, caminar con ganas, llenar los pulmones con el aire fresco de la mañana, saludar con una gran sonrisa al vigilante, a los compañeros de oficina. Sonriamos, disfrutemos nuestras vidas y, sobretodo, disfrutemos de nuestros seres queridos, sean hermanos, papás, primos, tíos, todos ellos. Familia, si me leen, sepan que los amo y disfruto de su amor todos los días. A todos y cada uno de ustedes: Migue, Nenis, Bita, mamá hermosa, Julito, Cata, Diana, Ruth, Adri, Patty, Anita María (si los nombro a todos no acabo, por favor discúlpenme). Y a mi hermanito. Mi chinitico: hoy por cosas de la vida estamos ambos en El Tiempo. ¿Cómo la ves? ¡¡Estamos triunfando!!


Bueno… paremos un poco, respiremos hondo, miremos por la ventana… sonriamos… y continuemos. La vida es bella. ¿Listo? Continuemos.

Por estos días los marmotazos en El Tiempo están cumpliendo un año. Muchas gracias a todos ustedes por leer, compartir y comentar. Desde el principio fue uno de los blogs más leídos y eso es, obvia y definitivamente, gracias a ustedes. Gracias a tantos comentarios dan ganas de seguir escribiendo. Incluso cuando se me pasa una semana me preguntan por qué, jajaja. Como sucedió ayer con Stephany.

Me gusta mucho comunicarme con ustedes, saber lo que piensan, saber que les ayudo a alegrarles la sesemana (aunque creo que este particularmente no les va a hacer reír mucho, perdónnnnnn). Prometo que las siguientes entradas serán más alegres, continuaremos las historias de Andrés en «Le pasó a un amigo» y todo eso. Palabra de marmota.


Les cuento que planeo escribir un libro sobre el bullying. Hace varios años fui víctima y conozco a varios otros que han sido (y son) víctimas de personas inescrupulosas, personas irresponsables, que buscan dañar a los demás con su interminable acoso por redes sociales. Por eso quisiera recoger las experiencias de los que, como yo, han sufrido algo parecido. En el libro (y quizás en el blog) les cuente algo de mis casos, uno de ellos tiene un proceso en la Fiscalía. Es una invitación para ustedes, si han sido víctimas o conocen a alguien que lo ha sido, a que me escriba su historia a libro@omargamboa.com. Por supuesto, no daré nombres propios si así lo prefieren. La idea es analizar este fenómeno y darle una voz a las personas que son objetivo de trolls, bullies o como los quieran llamar. No están solos. 😀


En mis recomendados de la semana les traigo varias cosas, así que ténganme paciencia. De cada tema si alguno quiere info más detallada, me puede preguntar en mis redes sociales, que les comparto al final de cada marmotazo:

Para desarrolladores y emprendedores: Hay una actividad llamada MasterCard Digital Commerce Developer Challenge, y me invitaron como mentor en el área de Valor Agregado. Aquellos que tengan ideas para mejorar la experiencia de pago a través de medios electrónicos, los invito a que se registren (hasta el 6 de noviembre) en este enlace. Ahí encuentran toda la info también. Allá nos vemos, espero ayudarles a varios de sus proyectos. Hay muchas cosas por hacer (yo mismo tengo un par de ideas interesantes que les contaré allá).

Para la gente en Bogotá, interesada en mejorar sus comunicaciones: conferencistas, docentes, gerentes, emprendedores, etc.: Les cuento que este sábado voy a ir a un taller de comunicación, de Think and Talk, en el que se enseña a comunicarse mejor, con técnicas y herramientas. No tengo que contarles lo útil que es saber comunicarse. A mí me ha servido un montón y el taller se ve bien interesante. Si alguno está en Bogotá y quiere ir también, de paso vernos por allá me avisan. La info completa la encuentran en este enlace: http://thinkandtalkco.tumblr.com/post/126516526547/caja-de-herramientas. Y a los que no vayan, igual les contaré en mis redes sociales todo lo que pase.

**** ****

Como algunos de ustedes saben, yo organizo eventos varios, entre ellos los Premios Transformación Digital (http://www.premiostransformaciondigital.com/)junto a la agencia digital española Territorio creativo. Este año haremos la 2a edición, en el e-show Bogotá. Con estos premios buscamos reconocer la labor de aquellas entidades (empresas y emprendimientos) que están ayudando a la transformación de los negocios en Colombia. Entre el jurado tenemos gente de empresas como BBVA, Pernod Ricard, la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico, StartUp Colombia y la Universidad de la Sabana, así que se imaginarán el nivel. Si tienen algunos recomendados, empresas y emprendimientos que crean que representan estos valores, cuéntenme al correo transformacion@omargamboa.com.

Marmotazos-Premios-Transformacion-Digital

Una iniciativa de PremiosTW y Territorio creativo

**** ****

Como cada semana, les comparto el capítulo de #aTrinoHerido. Esta semana: ¿Cuál es la banda sonora de tu vida?. Si lo quieren escuchar en vivo, es todos los martes a las 7PM por RadioDigitalAmérica.com

Aquí pueden escuchar el programa.

**** ****

Este domingo son elecciones y no puedo irme sin pedirles que voten, a consciencia, por el que crean que lo hará mejor, no importa quién, pero voten, de por Dios bendito. Ahora sí: ¡Chau!


Si quieren encontrar todas las entradas, están en este enlace: http://blogs.eltiempo.com/marmotazos/ En el botón «Seguir a este blog +” pueden poner su correo electrónico para que les llegue cada vez que publico. ¡Para que no se pierdan ni una!

Igual les recomiendo algunas entradas anteriores: “Le pasó a un amigo: El bombón“, “¿Por qué seguimos solteros?“, “Le pasó a una amiga“.


También estoy en Facebook, Linkedin e Instagram. Y me encuentran en Snapchat como gamboaomar.

Compartir post