Un saludo muy especial para todos.
Nos encanta estar aquí para conversar con ustedes sobre la gran gran familia a la que pertenecen el acetaminofén, el ibuprofeno y la loratadina. Esa familia de las combinaciones exóticas de elementos químicos que encontramos legalmente en el mercado, aunque muchas veces no legítimamente, que cada vez tienen nombres más creativos (muchas veces entre más creativos, más caros – la idea no es acostumbrarnos) y cuya razón de existir es idealmente curar o, en su defecto, tratar enfermedades.
Así es, aquí conversaremos sobre la familia de los medicamentos. Pero eso sí, no cualquier medicamento. Declaramos un sesgo de entrada en favor de los medicamentos sin barreras. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que apoyamos que si hay alguien que necesita un medicamento, lo reciba como se debe (a tiempo, durante el tiempo que lo requiera y a un precio justo). Quiere decir también que, aunque nos cueste creerlo, no es automático que los medicamentos estén al alcance de quienes los necesitan y por ello es necesario decir que no nos basta con que existan medicamentos, que necesitamos que estén al alcance y que estamos resueltos a hacer algo para lograrlo.
Estamos decididos a contribuir a que los medicamentos no sean alejados deliberadamente de aquellos que los necesitan, a que nos cobren precios justos por ellos (independientemente de que los paguemos de nuestro bolsillo individual o de ese al que contribuimos todos los meses) y a que no se deje en el olvido a aquellas personas con enfermedades que no constituyen un mercado atractivo. Por ello estamos aquí.
Y, ¿por qué hablar de esto, habiendo tanto tema para conversar? Primero, porque el derecho a la salud nos interesa a todos. Segundo, porque aunque pareciera obvio, en el país pocos son conscientes de que lo que pase con el sistema de salud del país nos afecta a todos. Tercero, porque detrás de las grandes crisis de plata por las que pasa el sistema, gracias a la cual a muchos nos han negado servicios, medicamentos y atención, hay una causa con mucho peso que tiene directamente que ver con los medicamentos. Cuarto, porque esa causa es de tal tamaño que para acabar con ella requerimos unirnos todos los que compartan con nosotros las otras tres razones. Escuchemos qué nos dice el Ministro en 20 segundos: (segundo 5 al 25)
Efectivamente, estimados lectores, los altos precios de los medicamentos y otras prácticas que atentan contra la salud de millones de personas, ya sea porque las privan del acceso a medicamentos que necesitan o porque acaban con los recursos disponibles para las necesidades en salud, son una realidad hoy, y tenemos la posibilidad de lograr que no sea la de mañana.
El mes pasado fue lanzado el reportaje “The BigPharma Project” que aborda el problema del acceso a medicamentos en 4 países del continente americano: Chile, Colombia, México y Perú. Nos cuenta sobre medicamentos que entraron al mercado mundial con un precio de US$84.000 para tratar una enfermedad (hepatitis C) que se calcula afecta a 140 millones de personas en el mundo (a ese precio como sociedad tendríamos que pagar más de 11 billones de dólares), sobre los esfuerzos hechos en estos países para poner al alcance de la población los medicamentos superando fuertes enfrentamientos con la industria farmacéutica multinacional, sobre los mecanismos legales (pero no legítimos) que permiten a esta industria cobrar exorbitantes precios y cómo este no es ya un problema que afecte sólo a países pobres, sino tanto a ricos como pobres por igual.
En este reportaje, la Unidad de datos de El Tiempo publicó en un artículo “En el fondo y la forma hay desacuerdos, y mientras esto ocurra, las medidas para enfrentar a las farmacéuticas no dejarán de ser paliativos”. Coincidiendo con esta afirmación los invitamos entonces a conversar mes a mes sobre el fondo y la forma de esta causa y a ponernos de acuerdo y así avanzar en favor de que los medicamentos sin barreras se vuelvan el común denominador y no sea necesario seguir pidiendo que estén al alcance de quienes los necesitan, porque ya lo habremos logrado.
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