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A propósito del plañir de la gran mayoría de hinchas santafereños y de algunos periodistas de alma roja que aseguran, como si fueran poseedores del don profético de Nostradamus, que el gol no convalidado al rojo habría sido determinante en el resultado final del clásico (cuando aún quedaban por delante más de 20 minutos de juego) me permito traer del pasado algunos episodios en los que las decisiones – equivocaciones- arbitrales fueron determinantes a favor del “Querido Vecino”.

En 1988, época aciaga para el fútbol colombiano por la llegada a los equipos profesionales de dineros de dudosa procedencia –aunque el vecino siempre se ha querido mostrar como el único que no se vio beneficiado de ellos-, jugaban Santa Fe y Quindío en el estadio Centenario de Armenia, el árbitro Luis Fernando Gil prolongó el segundo tiempo del juego hasta el minuto 58 (13 minutos de adición) justo hasta el momento en que con gol de Sergio “Checho” Angulo, el “impoluto” club cardenal, lograra el empate. Los hinchas del Quindío, obviamente indignados, invadieron el terreno de juego. Se especula en los corrillos futbolísticos que detrás de ese desmesurado alargue del partido habría una gran apuesta.

En 1989, enfrentando al Deportivo Pereira, el árbitro Manuel Castro convalidó como gol una llegada atropellada del equipo rojo, en la cual el defensor pereirano despejó el balón sobre la línea del área chica, varios metros antes de llegar al arco. El delantero Sosa de Santafé, con total desfachatez, corrió a festejar con sus compañeros el que hasta hoy es conocido como “el gol fantasma”.

El 12 de mayo de 2007, el querido vecino disputaba en Ibagué su clasificación al grupo de los ocho ante el Deportes Tolima. Si el rojo ganaba eliminaba al Atlético Bucaramanga que jugaba simultáneamente en Cali contra el América.  El juez de ese encuentro era Jorge Hernán Hoyos. En el minuto 86 el delantero cardenal Yedinson Palacios fue derribado por Agustín Julio -entonces portero del Tolima- más de un metro antes del área chica. Hoyos decretó penal, expulsó a Julio por ser último hombre, y le permitió así al rojo capitalino festejar una clasificación a costas del error arbitral.

Más recientemente, en septiembre de 2013, el clásico capitalino se fue en tablas y sin anotaciones. No obstante, hubo una jugada polémica en ese partido en el cual, sobre el final del encuentro, el árbitro Juan Carlos Gamarra, a instancias del juez de línea, le anuló a Dayro Moreno una jugada de gol por un inexistente fuera de lugar del jugador de Chicoral.

Como ves, Querido Vecino, las equivocaciones arbitrales son algo intrínseco e inevitable en la práctica del fútbol. Lo que hoy nos dan, mañana nos lo quitan. Así se mantiene un cierto equilibrio en la justicia del juego.

Es cierto que el juez de línea el domingo cometió un error garrafal al invalidar la jugada que terminó dentro del arco de Vikonis, pero suponiendo que la hubiese convalidado, nadie sabe si ese gol hubiera sido suficiente para derrotarnos.

Es cierto que el juez de línea el domingo cometió un error garrafal al invalidar la jugada que terminó dentro del arco de Vikonis, pero no fue eso lo que dejó al rojo fuera de las series de cuartos de final. Creo, por el contrario, que el DT Costas se equivocó al poner en varios partidos, incluido el de la semana pasada frente al verde de Medellín, al equipo “muleto”.

Quizá el DT Costas creyó que podría dar esa gabela, dando por descontado que este domingo derrotándonos podría recomponer las cargas. Tal vez Costas subestimó a Millonarios.

Sí, el juez de línea el domingo cometió un error garrafal al invalidar la jugada que terminó dentro del arco de Vikonis, pero nadie puede negar que Millos, en el global del juego, fue superior al rojo por actitud, por pundonor, por vergüenza deportiva y por jerarquía. Que no se escuden en un error arbitral para demeritar el triunfo y la clasificación de Millonarios a la fase definitiva de la Liga.

Superada la recta final del “todos contra todos”, en la que nos correspondió enfrentar a varios de los favoritos al título de Liga, nos tocó en suerte ahora disputar con Envigado el paso a semifinales.

Envigado es un equipo sin historia, sin hinchada, sin pergaminos, pero que seguramente no nos la dejará nada fácil. A lo largo de la Liga, Envigado así como el sorpresivo Atlético Huila, con todos los merecimientos, comandaron el campeonato casi que de principio a fin.

Ya Millos enfrentó al naranja en su cancha, en lo que fue el primer partido del despertar azul. Aquella tarde nuestro equipo hizo todos los merecimientos para traerse los tres puntos, pero la falta de puntería impidió coronar el botín completo.

Indudablemente la presión del hincha, el acompañamiento masivo en las tribunas y el aliento de las 35 mil gargantas que seguramente colmaran el Nemesio, conformarán un escenario que el equipo naranja no ha tenido que afrontar, y que quizá podría hacer mella en la juventud de la mayoría de sus jugadores. Esta vez, más que nunca, la hinchada hará parte importante en la búsqueda del objetivo.

Aún queda camino por recorrer, y el obstáculo que se nos pondrá en frente este jueves y el próximo domingo no será para nada una perita en dulce. Hay que afrontar este duelo con la misma seriedad con la que se enfrentó a los otros equipos antioqueños y al “Querido Vecino”, con aroma de final y sabiendo que no habrá un mañana si el equipo baja el nivel de concentración.

Ya no es momento de pasar facturas de cobro por el DT o por tal o cual jugador. Tampoco es momento de botarle mala vibra si alguno de los futbolistas de la plantilla no es de nuestro agrado.

A partir de ahora, jugadores, cuerpo técnico, hinchada y hasta los dirigentes debemos estar enfocados y unidos en pos del objetivo de la 15… ¡Todos Unidos Por Un Sueño!

Cordial y albiazul saludo

Twitter @azulhstalatumba

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