Que fue un partido feo, mal jugado por largos momentos.
Que la mayoría de jugadores azules lucieron ayer erráticos y peleados con la pelota.
Que Equidad contó en el primer tiempo con las mejores opciones para irse adelante en el marcador amargar de paso las aspiraciones de Millonarios.
Que el sistema defensivo del equipo hizo agua en el primer tiempo, y fue permeado por Equidad cada vez que el local se decidió a atacar.
Que Equidad hizo la tarea de complicar y desesperar al azul cerrando cualquier posibilidad de espacio para que el goleador, Dayro Moreno, pudiera recibir con claridad el balón.
Que a pesar de la posesión del esférico, Millos lució enredado y sin claridad para ir en procura del arco de Novoa.
Que los jugadores de Millos no solamente erraban los intentos de pases entre líneas para el único delantero, sino que además equivocaban pases en zonas de no compromiso y a tres metros de distancia.
Que Lillo se equivocó en el planteamiento inicial del juego por asignarle a Fabián Vargas la responsabilidad del lateral por izquierda, por lo que el bogotano lució incómodo y mal posicionado.
Quizá algo de razón haya en las anteriores afirmaciones, y ningún hincha por ultraoptimsta o bien intencionado que sea puede dejar de reconocer que el de ayer en Techo fue uno de los partidos, visualmente, más flojos que ha tenido nuestro equipo.
Resalto lo de “visualmente”, porque a pesar de que el equipo azul de ayer estuvo bastante lejos del Millos que todos queremos ver, la verdad es que las angustias fueron muchas menos de lo que el balance general del partido podría indicar.
Y es que con el Millonarios de Lillo pasa una cosa muy curiosa. Recibe críticas de analistas, comentaristas e hinchas criticando la supuesta fragilidad de su sistema defensivo debida a los inconvenientes que tiene por largos pasajes del juego para dar con claridad ese “primer pase” que se le exige a un equipo que pretende hilvanar sus jugadas de ataque con base en la posesión del balón y la progresión desde su zona defensiva.
A pesar de que ópticamente deja la impresión de ser un equipo fácilmente permeable cuando los rivales logran ganar la posesión del esférico, la tabla de posiciones muestra al azul como el equipo con la defensa menos vencida del campeonato, con apenas 15 goles recibidos en 19 partidos. De otro lado, Ramos y Delgado, hace rato que dejaron a un lado el traje de superhéroes para salvar al equipo en sucesivas oportunidades, como en otros tiempos ocurría.
En un partido en el que la idea principal del rival era la de enredar, desesperar y sacar provecho de los errores a los que podría inducir este planteamiento a nuestros jugadores Millos, sin demasiada lucidez, sin que nos sobrara mucho, hizo gala de una paciencia extrema para esperar y aprovechar una de las contadas opciones claras de gol con las que contamos.
Quizá por orden y aplicación táctica el rival mereció algo más, pero Millos sacó a relucir eso que hace la diferencia entre un equipo grande, frente al no que no lo es: JERARQUIA, entendida como esa capacidad que se tiene de soportar con estoicismo los embates del rival cuando la pelota se hace esquiva, como sucedió ayer en la espantosa cancha de Techo, y aprovechar con precisión y efectividad las chances que se tengan para asestar el golpe letal al enemigo. Así ganó Millos ayer, y así los triunfos también son válidos.
La verdadera valía del gol conseguido por Mayer Candelo se apreciará en el partido de vuelta, en el que Equidad tendrá que cambiar su libreto de fútbol tacaño, cicatero y mezquino.
Aunque no creo que salga a jugar de frente y mano a mano. Seguramente el DT Otero tomará sus recaudos intentando aprovechar la presión que ejercerá la hinchada deseosa de una rápida y contundente victoria; pero la cosa sería mucho más cuesta arriba si el rival hubiese llegado al Nemesio con la serie igualada.
Se dio el primer paso. En el segundo habrá que redondear, ojalá con más vistosidad y fútbol, el paso a la fase semifinal de la Liga.
Si los dioses del fútbol así lo quieren, prefiero que nuestro rival en semifinales sea Junior y no Itagüí que, al igual que Equidad, es un equipo chico, sin aspiraciones y que sin presión, puede llegar a complicarnos más de la cuenta.
Cordial y albiazul saludo
@azulhstalatumba
Qué bien por Millos, Ojalá lleguen a la final
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