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No es exclusividad de la era Páez. Históricamente en los últimos años Millonarios ha tenido esa propiedad de darle vida a aquellos  que parecen irremediablemente caídos, de forma análoga a como lo hace la famosa pastillita -irónicamente- azul.

De todos los malos resultados obtenidos por nuestro equipo, este es uno de aquellos en el que menos responsabilidad le veo al estratega venezolano,
De hecho, desde el primer minuto Millos fue un equipo con ambición, buscando permanentemente el desequilibrio en el marcador a partir de que el juez central ordenó el inicio del cotejo. Tempraneramente, muy tempraneramente para mi gusto, Erick Moreno puso al equipo arriba en el tanteador. El resto del primer tiempo no tuvo mayores emociones, pero en general el partido era tranquilo, sin mayores sobresaltos para el arco que defiende todavía Nelson Ramos.
Para el segundo tiempo, como era de esperarse, el equipo local se volcó sobre el terreno azul, con mucha enjundia pero sin mayor orden. Este esfuerzo del conjunto cucuteño no tardó en rendirle frutos. Con el cobro de un tiro libre en apariencia inofensivo, Giovanni García envió un balón al centro del área justo entre los centrales y el portero. Ni los primeros ni el segundo atinaron a despejar y este Cúcuta, uno de los más pobres que he visto desde su regreso a primera división encontraba rápidamente la igualdad.
A partir de ahí, el partido se hizo de ida y vuelta emotivo pero sin efectividad de parte de  ninguno de los contendientes. Cuando ya los segundos del tiempo de reposición se estaban agotando, vino la desafortunada decisión del juez central, al que desde la primera parte la tribuna presionaba para que diera penales que solo existían en la imaginación de los hinchas locales, y precisamente sancionó uno que solo existió en su imaginación. Penal en contra, cobro de García y un nuevo golpe para las aspiraciones de nuestro equipo de ingresar a la fase de cuadrangulares.
Varias reflexiones:
Aunque la mayor responsabilidad en esta derrota corresponde a los futbolistas quienes son los que deciden sobre el terreno de juego, a Páez hay le cabe la culpa porque nunca, en lo que va corrido del año fue capaz de encontrar correctivos al deficiente trabajo defensivo del equipo. No son solo las individualidades, los movimientos en defensa son fatales.
Hay jugadores de los habituales que están en mora de tener una buena temporada en el banco del equipo. Particularmente Ramos, Ramírez, y hasta «Ganicita» andan en un nivel muy pobre. A mi modo de ver se cuenta con jugadores como Delgado, Padilla, Blanco que bien podrían recibir su oportunidad en el primer equipo.
El DT venezolano no ha contado con suerte en muchas de sus decisiones. Justo en el único partido en el que no tuvo en cuenta al leticiano Luis Mosquera ni para llevarlo como alternativa, se lesiona Harold Martínez. Tuvo que improvisar a Henríquez por la lateral izquierda, por lo que los ataques del Cúcuta fueron reiterados por esa banda. Así nació la jugada del penal fantasma otorgado por el central.
El margen de error es cada vez más pequeño. De 15 puntos habría que hacer 12. Aunque sobre el papel los rivales que nos quedan serían accesibles, la lógica y la razón muestran que este Millonarios no cuenta con las armas dentro o fuera del campo de juego para lograr la hazaña. Sin embargo, mientras las matemáticas lo permitan, habrá que conservar la esperanza.
Del ahogado el sombrero, decía mi abuelo. En este sentido debemos destacar, sin embargo, que a pesar de la derrota, la distancia con la octava posición no se incrementó. Luego de jugados todos los partidos de la fecha, el Envigado, que ocupa esa posición, se encuentra a tres puntos de nuestro equipo.
Lo que queda: Tres partidos en condición de local con Medellín (que seguramente también buscará resucitar a costa nuestra), Pasto y Patriotas. En condición de visitantes, tendremos que jugar en el Centenario y en el Parque Estadio, dos estadios que suelen ser de extrema dificultad para los nuestros.
Cada vez la cuesta se inclina más y más en contra nuestra, pero esto es fútbol y los resultados no están escritos de antemano. Nuestra clasificación es extremadamente difícil pero no imposible, y si se consigue, por la dificultad que eso conlleva, seguramente Millos será un equipo con todas las posibilidades de pelear por el título.
Por último, aunque parezca una tontería, no puedo negar que sentí mucha molestia al ver que al final del partido, mientras la mayoría de los jugadores se reunían compungidos en el centro de la cancha, Elkin Blanco bromeaba y se veía muy sonriente con los jugadores del Cúcuta. Si de mí dependiera, esta actitud merecería un fuerte llamado de atención al jugador.
Cordial y albiazul saludo.

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