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Por PanzaVidela

No ha terminado
la Copa América Argentina 2011 y los nuestros ya están en casa, mirando las
finales por televisión.  Hernán Darío Gómez
 había sacado el «paraguas» antes de
comenzar la Copa diciendo que el objetivo mayor es el Mundial Brasil 2014.

La fácil es
criticar y destruir. Siempre será lo más sencillo.  Quiero dejar claro que personalmente no me
gusta «bolillo» Gómez. Aunque reconozco que debido al factor importantísimo de «idiosincrasia»
será siempre uno de los más indicados para dirigir a los «particulares y
especiales» futbolistas colombianos. No lo digo peyorativamente, pero es
innegable que la mentalidad del futbolista colombiano no es fácil de «digerir y
dirigir» para cualquier entrenador. En ese sentido Gómez es una buena elección.
No la única. Y futbolísticamente, desde mi punto de vista, no es la mejor elección.
Pero ya está y claro es que no es momento de cambios bruscos.

Ahora, sobre el
tema de lo que vimos en la Copa, la decepción es grande. Aunque hay que
reconocer que no todo es negativo.  La decepción
es grande porque por primera vez en mucho tiempo, incluso -tal vez- desde los tiempos
de Valderrama y Asprilla, tenemos un grupo de jugadores con talento desbordante
y experiencia valiosa en las mejores ligas del mundo. Una gran cantidad de jugadores muy
buenos, con mucha experiencia y pergaminos en los mejores clubes del planeta. En
palabras sencillas.

Pero el fútbol
nos ha demostrado que no basta con tener brillantes jugadores. Argentina comprueba
esta tesis mundial tras mundial. El entrenador se convierte siempre en blanco
de críticas cuando se pierde y de alabanzas cuando se gana. Su responsabilidad
es innegable e indiscutible. Es quien escoge al grupo que lleva, al grupo que
juega, quien decide la estrategia, quien prepara un plan de trabajo y quien
tiene el poder de cambiar las cosas que no están funcionando sobre la marcha.

Hoy Markarían con
Perú y Batista con Argentina son ejemplos claros de esta situación. El primero  es alabado porque con una materia prima  limitada ha logrado excelentes resultados. El
segundo  es criticado por todo lo
contrario.

Y la crítica de
Batista es la misma que recae sobre el «bolillo» Gómez.  Podemos decir que las cosas rescatables del
trabajo de Gómez en esta Copa América fue el haber consolidado un grupo que por
momentos demostró que con continuidad puede dar excelentes resultados. Un
equipo muy táctico, que basa en el orden defensivo  y en el agrupamiento zonal de sus jugadores la
fuerza de su trabajo. Con variantes ofensivas como la velocidad de Adrian Ramos,
Dayro Moreno y Pablo Armero -entre otros- que le imprimen sorpresa a su ataque.
Pero con la ausencia total y preocupante de la estocada final. Del gol. El
eterno problema del fútbol colombiano.

Imperdonable e incomprensible
teniendo en el equipo goleadores de talla mundial como Falcao García y
goleadores de talla internacional como Teófilo Gutiérrez y Jackson Martínez.
Para hablar solamente de los escogidos. Entonces la crítica se pregunta dónde está
el problema. Porque claro está que los jugadores s
í los hay. La lógica dice que
están mal utilizados. Sencillo razonamiento.

Teo Gutiérrez dejó
escapar ante los medios palabras donde
se quejaba por un módulo táctico que favorecía la estrategia defensiva y no era
favorable a los delanteros (o al delantero privilegiado -¡o sacrificado!-). El
hecho claro y el balance futbolístico que deja esta experiencia en Argentina
2011 es una selección Colombia que le apuesta en un 80% a su poder defensivo y
no le da el protagonismo que todos quisiéramos a un esquema ofensivo y de
ataque, que bien podría ser un argumento fuerte teniendo a los goleadores
que tenemos. Pero esto hace parte de una decisión de Hernán Darío Gómez. Es su
forma de ver el fútbol, su forma de trabajar y su estilo de juego. Esto debe
ser respetable y el técnico debe asumir su responsabilidad tanto en el triunfo
como en la derrota.

Para la
eliminatoria mundialista donde ya no habrá excusas sobre futuras metas, hay cosas
muy interesantes como el orden táctico defensivo, respaldado por jugadores
talentosos y de mucha experiencia, la idea clara de un ataque rápido y
sorpresivo por las bandas con desdoblamiento de jugadores veloces como Ramos,
Armero y Dayro Moreno, por citar a los más importantes. Y queda la sensación
que es primordial la continuidad de un grupo de jugadores base (al menos 7 de los
que jugaron la Copa), que deben hacer un proceso de acoplamiento de muchos
minutos  de juego juntos, de movimientos
y estrategia ofensiva que debe ser trabajada y explotada; y sobre todo, la idea
que a goleadores como Falcao García hay que lograr -de una manera o de otra-
explotar al máximo de sus potencialidades. 
Porque triste e imperdonable es quedar eliminados de la Copa  -¡ y más aún lo sería de la eliminatoria!- -y lo
digo con una frase popular- «muertos de hambre con la nevera llena».  

¡Saludo Albiazul!

// La invitación
para todos a unirse a la cuenta de Twitter y compartir novedades y percepciones
sobre el azul embajador: @PanzaVidela

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