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Por PanzaVidela

Con un equipo alterno
afrontó Millonarios su partido frente al Quindío en Armenia. Al igual que
frente al Itagüí, la nómina mixta no dio garantías y quedó en evidencia una
zaga que -sin ritmo de competencia- ofreció todas las ventajas. La razón fue
darle descanso a varios titulares (Ochoa, Franco, Martínez, Mosquera, Robayo,
Candelo y Toloza) pensando en la final de la Copa Postobón. Pero, como sucedió en
el estadio de Ditaires, el precio a pagar fue la derrota.

Millonarios ayer fue un equipo que otorgó
todas las ventajas en su sistema defensivo y se vio muy liviano en el ataque. No comparto el hecho de cambiar – de un partido a otro- a 3 de los 4 defensores.
Queda en evidencia una zaga que comete demasiadas imprecisiones, dando muchas
ventajas y pagando muy caro el experimento. El caso más visible es el de Henríquez.
Conociendo sus virtudes y con plena seguridad de que teniendo continuidad es un
gran defensor central, queda «pagando» en un partido como el de ayer, en el que
lo ponen sin ritmo de competencia con un grupo de compañeros que tampoco viene
jugando. Todo un festín para un goleador que, incluso a sus 37 años, sabe
aprovechar con lujo de detalles una oportunidad como
ésta.

Para rescatar el
partido de Juan Esteban Ort
íz -aunque el solo no puede-, Nelson Ramos -que evitó
otros 2 goles- y José Luis Tancredi. Sobre el uruguayo sé que no tiene la mejor
impresión dentro de los hinchas y que muchos no comparten esta opinión, sin
embargo me parece que aporta como volante mixto y tiene buena llegada a gol. Aunque
es un error querer utilizarlo como volante de marca. Ahí, el se pierde y no
aporta. Ayer, Omar Vásquez no tuvo un buen partido y Wilson Carpintero paso
desapercibido. Para completar, Omar Rodríguez ingresó y se fue expulsado -justamente-
por una falta infantil, inaceptable en un jugador de su experiencia. Aunque el
partido ya estaba perdido.

Sobre el rival,
hay que rescatar las virtudes y darle todo el mérito a su entrenador. El Quindío
de ayer, sin grandes figuras (a excepción de Hamilton Ricard), es un equipo
lleno de juveniles que le imprimen la identidad de marca de su DT. Un equipo
digno del «Pecoso» Castro. Guerrero, con disciplina táctica, con mucho sacrificio. Y con
esos ingredientes, apostándole a que su delantero estrella (¡un Hamilton Ricard
de 37 años!) resuelva las pocas opciones que crean, ya suman 18 puntos y están haciendo
una campaña histórica. ¡Felicitaciones al Pecoso porque lo suyo en el Quindío
se resume en una sola palabra: Trabajo!

En Millonarios, a
pesar de la ola de optimismo que nos embarga por el paso a la final en la Copa
Postobón y el taquillazo que se viene el próximo 26, preocupa el hecho de tener
que «aflojar» en la Liga, porque si bien el equipo logró meterse en la pelea,
con un par de derrotas volvemos a quedar por debajo del grupo de los 8 y se
corre el riesgo de quedar por fuera de las finales. Y la situación -respecto a
los objetivos- no está para correr ese riesgo. Si de mirar el calendario se
trata, podemos decir que la derrota de ayer en Armenia no es dramática. Lo que sí
es cierto, es que en los partidos que vienen no podemos volver a dar las mismas
ventajas, porque en un torneo tan parejo la mínima ventaja se cobra por
ventanilla. Y ayer, como en Ditaires, el rival aprovechó «el papayazo».

Este miércoles -por
Copa Postobón- Millonarios juega su primera final contra Chicó en Tunja. Así
muchos quieran demeritar la importancia de este torneo -¡aunque sea cierto que
un título aquí no se compara con la 14!- lo cierto es que el taquillazo de la
final surte las arcas y da alegría a la contabilidad albiazul. Y un paso a Copa,
desde el punto de vista financiero, en el caso de Millonarios, tiene muchísimo valor.
Ojalá la estrategia sea la mejor y el fútbol el mismo que viene mostrando el
equipo titular. Esos, los ingredientes para ganar la final.

¡Saludo albiazul!

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