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Por PanzaVidela

Ayer en Manizales el equipo albiazul sumó su tercera derrota consecutiva -en este torneo- como visitante. En 3 juegos fuera de casa, los nuestros han perdido en igual número de ocasiones. Respecto al partido podemos decir que la victoria del Once fue justa, merecida y que reflejó lo hecho por ambos equipos en el terreno de juego.

El partido tuvo dos facetas completamente opuestas. En la primera -los 45 minutos iniciales- Millonarios hizo un buen trabajo. Mostró orden en su bloque defensivo y mucha disciplina táctica en el medio campo. Le cerró los espacios al rival, montó un bloque de conjunto bastante solidario e intentó jugar con el balón al piso.

Dentro del buen trabajo que hizo Millonarios en el primer tiempo hay que reconocer que aprovechó -con lujo de detalles- una de las pocas jugadas ofensivas que generó, para irse arriba en el marcador. Un soberbio remate de Mauricio Casierra -desde el borde del área- que dejó estupefactos tanto a los hinchas albos como a los propios seguidores albiazules. Nadie se esperaba el disparo -con la furia del goleador-, que se metió por todo el ángulo. Señor Golazo. Y el 0-1 en la pizarra.

Para el segundo tiempo el profesor Osorio realizó dos cambios que le dieron una nueva dinámica a su equipo. Dayron Pérez y Dayro Moreno ingresaron por Sebastián Hernández y Sebastián Tagliabue -respectivamente- y el Once se fue apoderando del balón, de los espacios y de las acciones sobre el arco de Obelar.

Al minuto 66 llegó el empate. Una serie de rebotes dentro del área chica de los azules culminó con el balón al fondo de la red. Y luego, a los 74 y 80 minutos, llegarían los dos goles que sentenciaron el juego. El primero, en jugada de contragolpe donde se equivoca el zaguero Henríquez y permite a Dany Santoya quedar mano a mano con Obelar para la definición -sin inconvenientes- y el 2-1.  Y el 3-1 nace en un balón a espalda de los centrales azules que dejó al goleador Dayro Moreno solo frente a Obelar para la perfecta definición y la celebración alba.

Con el 3-1 quedan varias cosas como balance en las toldas albiazules. Primero, que la nómina definitivamente es limitada (algo que ya sabíamos desde antes de comenzar el torneo) y ésto se hace evidente en partidos como el de anoche, donde en 5 minutos 2 jugadores desequilibrantes nos cobran por ventanilla la inexperiencia (en unos casos) o la incapacidad futbolística (en otros).
 
A mi modo de ver las cosas, el equipo tiene momentos en que expresa un fútbol solidario, de conjunto, con cierta solidez y orden en su bloque posterior, pero parece evidente -a los ojos de todos- que ofensivamente el nuestro es un equipo que no ofrece mayor peligro para los rivales, que los argumentos de peso en la zona ofensiva están muy lejos de ser una realidad de riesgo para los contrincantes, y en esa medida, creo que este Millonarios modelo 2010 esta más proyectado para darle oportunidad a los jugadores jóvenes que tengan las condiciones y la suerte de jugar, que para ser un equipo protagonista. Con esta última frase, no estoy elucidando ninguna verdad desconocida, simplemente confirmando -tras una nueva derrota- la realidad de nuestro equipo.

No obstante, considero que, en el punto donde están las cosas, es el momento de continuar en la apuesta por los jóvenes. Al menos se tendrá el consuelo de estar formando jugadores que el día de mañana podrán ser una realidad para Millonarios. En todos los casos, esa es la realidad a la que llegó el equipo y, mientras no haya cambios en los comandos de la nave, esa la realidad que tenemos que asimilar.
 
¡Saludo Albiazul!

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