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Cuesta mucho pensar en la viabilidad no solo del posconflicto, sino de cualquier sociedad, de cara al horror que producen las cifras de violencia intrafamiliar que trae el más reciente informe Forensis, del Instituto de Medicina Legal. No solo horror. Produce escalofrío y desolación conocer que son tantos los hogares colombianos epicentro de agresiones físicas y sexuales, muchas de ellas contra niños, adolescentes y adultos mayores. Los más vulnerables”. Hogares que son infiernos, editorial El Tiempo, 08.08.2016. http://www.eltiempo.com/opinion/editorial/hogares-que-son-infiernos-editorial-el-tiempo/16667636

El gobierno colombiano firmará un acuerdo de paz con las Farc, y todos esperamos que así se cierre la historia bélica de un conflicto y el país se enrumbe hacia otros horizontes. En todo caso, será la solución al que no es uno de los principales problemas de la sociedad colombiana, y de eso debemos ser todos conscientes.

Y es que en realidad, a este país lo tienen vapuleado el narcotráfico, el microtráfico (su violencia, su capacidad de corromper la juventud desde los puntos de vista de la venta y el consumo), la clase política, la economía informal, la inequidad, el poder de la ilegalidad y la falta de Estado en el territorio. Y ese Armagedón de la moral y la ética particulares y públicas, la corrupción, contra la cual sí deberíamos llamar a entidades y países para que nos protejan y el dinero del posconflicto no se lo trague el CVY.

Hay, sin embargo, una verdadera vergüenza. La nuestra es una sociedad enferma. Que tiene a sus niños y jóvenes en un estado de vulnerabilidad extrema, y que cada día malgasta su futuro en atropellos sexuales y crímenes.

Los datos recientemente entregados por el informe “Forensis” del año 2015 deberían haber generado una declaración de “Estado de Emergencia”, una posición contundente del gobierno frente a la opinión pública.

PORTADA FORENSIS

Cada día del año pasado, más de 60 víctimas de ataques sexuales fueron atendidas por el Instituto Nacional de Medicina Legal. Un total de 22.105 casos, un poco más de 1000 que en 2014. ¡Al menos 2500 víctimas eran menores de cuatro años! Por cada niño, hay cuatro niñas atacadas por esos desgraciados.

Se atendió a 18.876 mujeres y a 3.279 hombres, con promedio de 12 años de edad, pero con un creciente número de agredidos de la Tercera Edad. Nada se respeta, y hay abuso y violación de mayores de 65 años y de 80 años.

Los casos vienen en aumento desde 2013. No se pueden precisar varios asuntos: si se han incrementado los ataques, si hay más confianza de la gente para denunciar y qué hay en la sombra, es decir, qué se ignora definitivamente. La violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes representó casi el 87% de ese tipo de violencia. Los casos correspondientes a la infancia y a la primera infancia vienen creciendo.

En la violencia sexual, el principal agresor es el familiar, y una de las explicaciones es que hay una cadena ininterrumpida de agresión, porque el hombre que fue agredido sexualmente en su infancia va a ser agresor en el futuro. EL HOGAR ES UN GRAN EPICENTRO DE VIOLENCIA.  http://www.eltiempo.com/politica/justicia/violencia-en-el-hogares-de-colombia/16666725

El agresor puede contactar por Internet. Pero en nueve de cada diez casos, estaba en casa: fue un familiar, un amigo o la pareja, la persona encargada de cuidar a la víctima. Padres y abuelos encabezan esa lista de infamia. La mayor parte de las agresiones ocurren entre semana y por la tarde, y la ciudad que más casos presenta es Bogotá. Muchos de las y los agredidos también son obligados a prostituirse.

Y no sobra recordar otro dato de 2015: cada nueve horas fue asesinado un menor de edad en Colombia. Y en el mismo año se registraron 2.068 suicidios, 10% más que en 2014. Casi el 49% sucedieron en edades comprendidas entre los 15 y 34 años.

El embarazo adolescente: gran problema

Por otra parte, el país tiene en el embarazo adolescente un grave cáncer. Que está minando a sus mujeres niñas y jóvenes, y perpetuando sin piedad el ciclo de la pobreza.

En un reciente foro organizado por la revista Semana y llamado “El sector salud como dinamizador de la economía”, Catalina Escobar, fundadora y presidente de la Fundación Juan Felipe Gómez, evidenció una realidad de pavor.

Colombia ya es el primer país de Suramérica en las cifras del embarazo adolescente. Es el drama del 24% de nuestras niñas y jóvenes. Si el embarazo se produce antes de los 15 años, hay un 86% de probabilidades de que esa mujer tenga tres hijos antes de los 20 años. Para las mujeres en condición de pobreza o escasez, el embarazo las siembra en la ruina. Solo que ya no están solas…

El DANE advierte que el 20,5% de las mujeres con hijos en el país, los tuvieron entre los 15 y los 19 años de edad. Según sus cifras, entre el 20 % y el 45 % de adolescentes dejan de asistir a la escuela como consecuencia de la paternidad o maternidad, perpetuando los círculos de pobreza, limitando oportunidades de desarrollo personal, económico y social, generando hogares inestables y parejas sin suficiente autonomía e independencia económica para asumir esta responsabilidad.

“Frente al tema, el Bienestar Familiar confirmó a Caracol Radio, de acuerdo con la última encuesta demográfica, que el 16 % de las madres adolescentes no quería tener un hijo y el 50 % quería tener un menor más adelante. El 8 % de los embarazos adolescentes termina en abortos y en interrupciones del embarazo, y existe una relación negativa entre fecundidad adolescente y nivel de riqueza. Advierten además que los padres de los menores de las niñas que han tenido sus hijos entre los 10 y los 14 años, tienen en promedio 7 años más que ellas, lo que quiere decir que son mayores de edad y que han abusado de las menores”.

Epílogo

Por donde se le mire, este asunto está mal. Hay que ver la situación en lugares como Buenaventura, donde el martes 9 de agosto habrá una gran marcha contra la violencia que se aprovecha de niñas y niños.

BUENAVENTURA2

Creo que el gobierno debería meterse de lleno en este asunto. Coligar los esfuerzos de las entidades pertinentes en una política de salvación de sus niñas, niños y jóvenes, sanción a los depredadores, promoción de una cultura de salud mental entre los colombianos –en la que se aprendan nociones como el respeto del cuerpo, el valor del sexo consentido, la responsabilidad de la paternidad, etc.— y mucha, pero mucha actividad de información y capacitación, pero sobre todo, de acogida a las denuncias, que ya sabemos a qué calvario se enfrentan.

Hace pocas noches, tuve un infortunio en el dial, y caí en uno de esos programas de regatón y grosería. Se abrió el micrófono para una joven que llamó, y a quien el locutor de ese despropósito saludó “Buenas noches, mamita”. La niña le dio la vuelta al programa. Contó que tenía 20 años y que estaba tratando de entender y ponerse en paz con su pasado. ¿Por qué? Desde niña, su padrastro la había abusado, violado mientras su mamá iba a trabajar, incitándola a prácticas groseras. El interlocutor, después de explicar a los oyentes que era un tema muy serio, prefirió deleitarse en el morbo preguntándole: “¿Y qué te hacía tu padrastro?”.

El asunto pasa, pues, como todo lo que ocurre en Colombia, por los medios de comunicación y por quienes los manejan. Hay mucho qué hacer ahí por este país, para el que el acuerdo con las Farc es solo la solución a una de sus muchas y mayores desgracias.

el primer paso es ponernos de acuerdo en qué es lo que está pasando en miles de hogares del país, y el deber de detenerlo tiene que estar en el mismo renglón de importancia que, por ejemplo, el posconflicto”. Hogares que son infiernos.

VER

http://www.medicinalegal.gov.co/el-instituto/-/asset_publisher/4Of1Zx8ChtVP/content/cifras-estadisticas-de-violencia-contra-la-mujer-en-2015

 

 

 

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