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Nadie puede ser indiferente a la situación actual del país y, pese a comentarios que he recibido por opinar sobre ciertos temas -que en más de una ocasión me han generado miedo-, no voy a hacer de lado los pensamientos que surgen, dada la impotencia que generan los actos de crueldad que ocurren desde la semana pasada en Colombia.

Duele ver la indiferencia, lo separados que estamos como país en todas las esferas, las atrocidades que ocurren en torno al derecho a manifestarnos y lo jodidos que estamos como país. Duele desde la academia y la ciencia, la evidente falta de equidad, de oportunidades y de herramientas que forjen una sociedad que construya paz.

Lo que está ocurriendo en nuestro país es tan grave, que debe sobrepasar fronteras y llegar a la comunidad internacional. Las instituciones deben velar por nuestra seguridad, nunca en contra de ella. Repudio total contra las agresiones y actos que atenten contra los derechos humanos, el vandalismo y la integridad de la vida.

¡Nos están matando!

PD: Que no se nos olvide que el cambio lo generamos en las urnas.

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