La semana pasada inicié uno de mis proyectos más increíbles de los últimos años como Bióloga: Hacer parte de VIVA la Sostenibilidad, un proyecto de la mano a la Fundación Viva, única fundación de una aerolínea en Colombia, que le apuesta al turismo sostenible. Si bien es cierto que este tipo de propuestas ambientales son complejas, son logrables. Solo basta un compromiso real, desde acciones pequeñas que transforman el mundo. Por eso, Viva le apuesta a la sostenibilidad, desde la creación de conciencia ambiental, bajo la premisa: “No podemos llegar a un destino a transformar, sino a mejorar”.
Mi primer destino fue la Reserva Sanguaré, uno de los paraísos sostenibles del Caribe colombiano, donde no sólo las buenas prácticas ambientales priman, sino una conciencia basada en el aprovechamiento, que se fundamenta en que todo tiene utilidad. Una reserva donde el bosque seco tropical se une con el mar y al sonido de aves y monos se inicia una experiencia indescriptible.
Este proyecto sostenible enmarca un antes y un después, ya que la reserva era una antigua hacienda dedicada a la ganadería y a lo largo de 20 años han transformado el paisaje y el entorno, aportando significativamente a la conservación de la biodiversidad del Caribe colombiano; un ejemplo de resiliencia y buenas prácticas ambientales que todos deben conocer.
No puedo estar más agradecida con la Fundación Viva por su compromiso con el ambiente y permitirme vivir este tipo de experiencias donde se une la bióloga con el compromiso ciudadano hacia lo ambiental, se disfruta, se aprende y se aporta un granito de arena a la transformación social.
Y sí, el turismo sostenible.. Es posible!
Toda mi experiencia en @lapicoluna https://www.instagram.com/tv/CVY0qiTF7H-/?utm_medium=copy_link
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