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«Bonjour» era la única palabra en francés  que sabía decir Diana Parada, cuando llegó a Montreal hace diez  años, por aquello del  yogurt con cereal colombiano. Ella recuerda que esa barrera la hizo sentir indefensa porque  fue muy duro quedarse muda, pero gracias a Dios pudo dominar una nueva lengua y  convertirse en la propietaria de Mamá Canguro, una empresa que fabrica porta bebés y con la cual ha logrado un éxito sin precedentes en Canadá. De hecho, en el  2005 ganó el premio a la Inmigración, luego el diario La Presse de Montreal  la declaró personaje de la semana en el 2007 fue  candidata al premio mujeres de negocios 2008 de Québec.

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Diana es sicóloga,  conoció a su esposo en Colombia, vino a visitarlo, se casó y se quedó en Montreal, en donde nació su primera hija Gabriela. «Al comienzo acepté trabajos como cajera y después se me ocurrió vender  empanadas a la colonia colombiana, recuerdo que me subía al metro con mis paquetes y distribuía en varios puntos de la ciudad, así hice varios amigos latinos, dedicaba horas a buscar clientes, a preparar la comida, olía aceite de los pies a la cabeza y cuando ya estaba acoplada en la isla, nos mudamos a otra ciudad de Québec  por  el trabajo de Sylvain»

Cuando llegó a Gatienau sintió la necesidad de seguir trabajando, pues quería ser  más independiente, tener  sus ingresos,  sus cosas,  luego quedó embarazada de su segundo hijo, Nicola y conoció a Catalina González, quien fue cofundadora de Mamá Canguro. Ella también esperaba un bebé y  empezaron a acordarse de la cultura colombiana. «Fuimos socias en el negocio de las empanadas,  después creamos  una página web para ofrecer tarjetas personalizadas y como mi hijo estaba por nacer  elaboramos el primer modelo de cargador». Explica la propietaria de Maman Kangouru. 

Diana tenía a su bebé recién nacido todo el tiempo en el cargador y en todas partes  la gente le preguntaba dónde había comprado eso, que es como una pequeña hamaca, ajustable con un anillo, con entusiasmo recuerda: «Me di cuenta que existía la necesidad de ese producto y  lo primero que pensé fue  si preguntan por el producto y no saben las ventajas ni la filosofía de utilizarlo,  ¿cuál sería el  resultado  si la gente se enterara de los beneficios? «

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Un día, en su curso de post parto cuando todas paseaban sus  bebés en el coche, alrededor de un lago, ella sacó  el suyo   de mes y medio, para darle pecho en su cargador. Luego se lo  prestó a una señora,  porque tenía a su hijo dormido en los brazos y estaba cansada y quedó enloquecida. «De repente otras diez  más me preguntaban,  yo empecé a tomar pedidos, les di un precio y nos fuimos a comprar las telas, los anillos, idénticos al mío, contacté a otra amiga costurera,  hice los primeros, vendí dos enseguida, montamos eso en Internet en francés e inglés  y la primera semana tuvimos pedidos. Así arrancó Mamá Canguro, yo pensé vamos a vender este producto,  contaremos la historia del  desarrollo afectivo de los bebés, la lactancia y muchas otras  cosas asociadas a este concepto».

Estoy feliz de vender «La Mola» 

Diana bautizó la  empresa Mamá Canguro porque  Colombia es el país pionero en esa técnica medical donde la incubadora es reemplazada por la mamá y es el calor de la madre que hace crecer el bebé, es algo genial, extraordinario,  ella se siente muy orgullosa de esta marca y cada vez que alguien me pregunta  dice  que el nombre es  en honor a Colombia. «Empezamos en el sótano de mi casa, a los tres meses ya tenía la primera empleada, hicimos una  publicidad muy casera, se empezó a regar la noticia y  mi hogar se volvió una boutique hacíamos de todo: diseño, ventas, servicio al cliente, etc.»

A medida fue  creciendo el negocio  fue a la oficina de Salud de Canadá, presentó sus  productos y  le expidieron   una certificación que no existían riesgos al cargar el bebé, que su capacidad resiste un peso hasta de 35 libras. «Ahora  tenemos varios puntos de ventas en diferentes países como Bélgica, Finlandia, Francia, Suiza, Alemania, Inglaterra, México, Argentina, Estados Unidos y Canadá.  Nuestro producto estrella es la Mola, una manta de cinco  metros con  diseños de los  indígenas Acunas, lo cual es un  matrimonio perfecto, la tela es hecha en Montreal y el diseño es de nuestros indígenas, es un  toque exótico, a la gente le encanta esa  mezcla». 

Diana afirma que las cosas se dieron muy rápido, cuando comenzó esta aventura fue como subirse a un tren de alta velocidad. Han participado  en muchas ferias y así se dieron a conocer porque le  pusieron  una imagen al producto, a la gente le encantaba verlas a ellas vendiendo con sus bebés en el cargador. En el 2004 ganaron el premio al producto novedoso, salieron en varios medios de comunicación, luego ganaron el concurso de «Empresarios Quebequenses» en la categoría de comercio frente a 75 empresas y obtuvieron un viaje gratis a Bélgica, en donde siguieron haciendo contactos.

«A mediados del 2005 ganamos el premio a la Inmigración que fue el empujón más grande que tuve, eso me permitió hacer más proyectos, ,  invertir y  darme a conocer, abrimos talleres con el nombre de  Club Canguro, es un espacio de formación sobre nuestros productos,  lenguajes de signos , masajes,  lactancia, desarrollo psicomotor, psicoafectivo del bebé. Quiero mostrarle a esta sociedad todo el calor humano de nuestra cultura colombiana, lo que es nuestro núcleo familiar, en fin, dar ese aporte  sobre nuestro estilo de vida al cargar nuestros hijos».

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Diana continúa cultivando éxitos, en febrero de  2007  fue también el  personaje de  Radio Canadá, uno de los medios de comunicación más importantes de Quebec,  además recibió una  distinción por parte de la diputada Nicole Demers  en la Cámara de Comunes de Ottawa, como un ejemplo para las mujeres canadienses. «Tengo todo esto documentado  y   es lo máximo que me ha ocurrido. Ahora todos me dicen  «Madame Kangourou»,  incluso  mi esposo.

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