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pixabayEl viejo refrán “ojos que no ven, corazón que no siente” se está transformando al ritmo del coronavirus. Más allá de la convivencia forzada que están afrontando las parejas de antaño, de la separación de los novios jóvenes, o del distanciamiento de los amantes clandestinos, se está reconfigurando el amor virtual a través de las aplicaciones y cada historia de amor se ha convertido en una experiencia de vida que va desde afrontar el periodo de confinamiento, la distancia, la incertidumbre por el futuro al temor por el contagio y la esperanza por un recuentro, no muy lejano.

Zully, de 47 años, conoció a su esposo Juan durante una capacitación en la Cámara de Comercio de Bogotá, cuando él evitó que ella rodara por unas empinadas escaleras. Se ennoviaron, se casaron y emprendieron un negocio de entrenamiento personal, pues ella es economista especializada en ejercicio físico, entrenadora personal NPTI de Virginia, Estados Unidos, y su esposo diseñador gráfico, experto en entrenamiento Unifitness. Sin embargo, toda esa inversión profesional y económica había cumplido su ciclo, para el 2020 deseaban un cambio, vivir en un lugar con menos estrés, inseguridad y ruido.

Zully Medina
Con nostalgia, la economista bogotana cuenta: “el plan inicial era que Juan viaja a Zaragoza, España, donde vive su mamá para empezar otro trabajo y luego hacer un trámite de reagrupación, pues amábamos nuestro trabajo, pero nos sentíamos desgastados. Fue una decisión de común acuerdo: él viajaría primero, mientras que yo terminaba de organizar la mudanza y la clausura de nuestro gimnasio”.

Como a muchos de nosotros, la noticia del coronavirus tomó desprevenida a la pareja, así lo asegura Zully: “Juan ya estaba instalado en Zaragoza, le estaba yendo muy bien. Al principio no nos impactó el coronavirus, pensábamos que eso estaba pasando muy lejos, no iba a llegar Colombia, estábamos muy contentos, planeando nuestro futuro. Sin embargo, a medida que las decisiones gubernamentales de ambos países se volvieron más drásticas, entendimos que nos iba a afectar la vida de forma importante, porque los planes que teníamos quedaron aplazados, ya no sabemos si se puedan dar”.

Pixaabay 4
Para ellos la covid-19 ha sido un proceso individual. Cada uno con su familia lo ha venido asimilando por etapas, dentro de la rapidez que ha sido la propagación mundial, no ha habido tiempo para sentimentalismos, sino para actuar de acuerdo a las circunstancias. Con alivio explica: “es una maravilla que exista la tecnología, pero ahora durante la cuarentena me vine a vivir con mi papá, entonces ha sido más difícil hablar con Juan, porque no tengo esa intimidad que existía cuando estaba sola en mi apartamento, la frecuencia ha disminuido y no volvimos a tener largas conversaciones, como antes”.

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Facetime y WhatsApp son básicamente el puente que los une desde el viejo continente, y aunque a veces falla un poco la señal, Juan y Zully y tratan de seguir conectados, para al menos ver desde otra perspectiva esos planes que tenían juntos, por eso sus conversaciones se basan en qué ha pasado en España, o las novedades que se presentan en Colombia.

Nuestra prioridad es la salud

Zully 3
Cuando le pregunto a Zully qué es lo que más extraña de su pareja, no duda en contestar: “la ayuda mutua, desde que él se fue a España continué entrenando a todos los clientes que teníamos y si bien me sirvió de terapia, porque me mantenía bastante ocupada, me hace falta esa ayuda física, porque éramos un equipo, unos socios. Levantarme temprano, acostarte tarde, hacer el almuerzo, el desayuno, ir hacer mercado, hacer trámites, llamadas, etc, si no alcanzaba, él lo hacía, había una sincronización y todo funciona bien desde que me despertaba hasta que me acostaba”.

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Pero cuando hablamos de la convivencia, la voz de Zully se entristece y confiesa que lo que más extrañan ambos es la presencia del uno en la vida del otro: “nosotros teníamos conflictos por pasar mucho tiempo juntos,  pero al final ajustábamos las cosas, es tan importante ir a la cama  sabiendo que estás acompañado y despertar sintiendo la presencia de la otra persona. Ahora levantarme me cuesta mucho, es abrir los ojos a una realidad diferente, porque cuando peleas sabes que se pueden resolver los problemas al día siguiente, pero afrontar una pandemia separados es otra cosa. Para nosotros todo era un plan: ir a la tienda, ver una película, hasta no hacer nada… Ahora extraño tanto a Juan, que he ratificado mi amor por él, algo que nunca había puesto en duda, a pesar de nuestras diferencias o problemas”.

Para Zully esta cuarentena es otro desafío en pareja que se debe afrontar, aunque no exista una respuesta, como sucedía antes con problemas que se resolvían en una hora, o un mes. Al borde de las lágrimas agrega: “quienes estén pasando por algo similar, nunca dejen de vislumbrar un objetivo en común, cuiden su salud así estén jóvenes, porque pueden colapsar los hospitales y este virus es mortal. Nosotros somos conscientes que Juan puede morir en España o yo aquí en Colombia, entonces nuestro objetivo principal es cuidar muy bien de nuestra salud mental y física, alimentándonos bien, ejercitándonos, manteniendo una buena relación con las personas que nos rodean. Así los planes cambien no importa, lo que interesa es volvernos a ver”.

El amor requiere de mucha madurez

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Como nunca antes, Zully siente que ahora puede desnudar su alma, por eso confiesa que el amor es felicidad, porque cuando estás enamorado el mundo cambia, los planes se alteran, las aspiraciones que tienes se transforman y todo se vuelve una meta común con otra persona, tratas de pasar juntos la mayor cantidad de tiempo que se pueda en la vida, con la familia, los amigos, ya sea en una ciudad o en otra. Suspirando afirma: “el amor es un proyecto, es una sociedad, cuando estás en pareja te motivas más a pensar en un futuro”.

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Para ella el apoyo de sus padres, hermanos y amigos ha sido incondicional desde que Juan viajó a España y se distanciaron, hasta el confinamiento al que estamos todos sometidos. Sus alumnos han estado pendientes de su situación, saben que está sola y todos se preocupan por la permanencia de su esposo en Europa, quien afortunadamente está con su mamá y su padrastro, un gran alivio para esta contingencia del coronavirus, su estabilidad laboral y búsqueda de una vida más tranquila.

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En la soledad de su habitación, Zully piensa en aquellas parejas que están juntas, que comparten 7/24 , porque es otro desafío diferente al que afronta ella, hoy entiende perfectamente qué es estar distanciados o juntos mucho tiempo. Con tranquilidad agrega: “es importante sentarse y hablar, establecer unos protocolos, unas prioridades, unos planes, reconsiderar todo, hay que tener mucha madurez. Si ven que no se aguantan, no se soportan, entonces podrán determinar que la relación no pasa por un buen momento, que podrían separarse, o de repente este confinamiento les ayuda a afianzar sus sentimientos, a seguir juntos a pesar de los conflictos. Para mi es difícil juzgar la situación que cada pareja atraviesa, algunos  están confinados  y querían separarse;  otros  están juntos porque  se acaban de casar, entonces es el escenario ideal para conocerse mejor. Pero definitivamente si escogieron a esa persona es por algo, el coronavirus no va durar para siempre, este es un periodo corto pero con sentimientos muy  intensos, solo cuando todo termine podrán decidir si quieren separarse. Hay que aguantar un poquito, no todo está perdido, hay esperanza y consuelo en medio de esta situación”.

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PERFIL
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Periodista Comunicadora Social. Personaje del año 2010 en Montreal- Canadá por Le Conseil interculturel de Montréal (CIM). Ganadora Premio Literario y Periodístico Cesar Vallejo 2011- Caracas Venezuela. Reconocida por calidad de trabajo Superintendencia de Industria y Comercio Colombia 2017. Autora de "Son mis huellas y hay camino" 2018. www.nataliagnecco.com

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Me encantan, estos avances. Me encantan.

The interpreter (para nosotros, La intérprete, y como cosa rara, el título en español significa lo mismo que en el idioma original) es un filme dirigido por el estadounidense Sydney Pollack, estrenado en cines en dos mil cinco. El guión condujo a Pollack a grabar en las propias instalaciones de la ONU (localizadas en territorio internacional dentro de Nueva York), una historia con tintes políticos que recuerdan la situación más o menos reciente del actual presidente de Zimbabwe.

Estaba viendo hace unas horas cierta película francesa realizada exclusivamente para televisión hace unos años, no muy conocida por cierto, y me asaltó una duda que tenía desde hace un tiempo y que se avivó luego de ver La intérprete. La duda es la siguiente:

Lo más seguro es que todos conozcamos el aviso que aparece, usualmente escondido al final de los créditos de algunas películas, que dice lo siguiente, palabras más, palabras menos: "Los hechos relatados en esta película son puramente ficticios y no deben relacionarse con eventos pasados, actuales o futuros. (...) Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia."
Yo me pregunto: luego de ver una película que parece un documental acerca de una situación actual, ya sea ésta una realidad o no, ¿qué sentido tiene recurrir a este mensaje, si de cualquier manera los espectadores van a hacer la relación?

Es claro, hay que decir, que no todo el mundo tiene por qué captar estos parecidos. Pero los que sí los captan, lo comunican a los demás, y al final la película pasa a verse como lo que realmente es: una crítica por parte del realizador hacia una situación en particular. Punto. No importa qué tan imparcial se pretenda ser, haciendo uso del mencionado avisito.

En fin, no entiendo esta actitud, si de verdad algunos pretenden protegerse bajo dicho mensaje. Quisiera creer que lo colocan no porque no pretendan dar la cara luego de dar la opinión, sino porque es una especie de requisito, un asunto legal de obligatoria aparición al final de todos los créditos de todas las películas de todos los géneros. Aunque al final, sólo quien tuvo la idea de escribir la historia como quedó escrita es quien sabe qué opinión tiene.

Él y sólo él.

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Sobre la película, hay un dato lingüístico interesante; se creó un lenguaje nuevo (lo llamaron "Ku"), con sus propias palabras, conjugaciones, reglas... es decir, un lenguaje aparte, sostenible por sí solo, basado en lenguajes existentes en el sur de África, pero que "aunque sería reconocido por habitantes de la zona (...), los confundiría", debido a su estructura gramatical, leo por aquí. En todas partes encuentro que el creador de este lenguaje es Said el-Gheithy, director del Centre for African Language Learning en Londres. En general, no encuentro muchas críticas positivas para la película, pero a mí me gustó.

Me encanta leer la columna Contravía, escrita por Eduardo Escobar. Y la de hoy termina con una reflexión que encuentro parecida a cierto diálogo de La intérprete. Aquí va el diálogo, para terminar y dejar de ocupar su tiempo, estimado lector. Lo traduzco burdamente, pero espero que se mantenga la idea.

Silvia Broome: (...) Siempre que alguien pierde a un ser querido, quiere vengarse de alguien más, o de Dios, a falta de alguien. Pero en África, en Matobo, los Ku creen que la única manera de poner fin al dolor es salvando una vida. Si alguien es asesinado, luego de un año de duelo se realiza un ritual llamado "la fiesta del ahogado". Se hace una fiesta durante toda la noche, junto al río. Al amanecer, el asesino es montado en un bote. Se lleva al agua y se le tira allí, amarrado, para que no pueda nadar. Entonces la familia doliente debe tomar una decisión; pueden dejar que se ahogue, o pueden lanzarse a salvarlo. Los Ku creen que si la familia deja que el asesino se ahogue, se hará justicia, pero pasarán el resto de sus vidas de duelo. Pero si lo salvan, entonces admitirán que la vida no siempre es es justa, y a cambio ese acto los liberará del dolor.


dancastell89@gmail.com

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Hace cien años, el día 11 del mes 11, a las(...)

2 Comentarios
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  1. alfonso700660

    Debemos intentar sacar lo positivo de un momento tan difícil como este. Valorar lo que de verdad importa, sanar y fortalecer las relaciones con nuestros seres queridos. Fuerza y animo! pronto todo esto habrá terminado.

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