Por Daniel Ospina Celis*
Medio ambiente y género. Violencia y corrupción. Desempleo y reforma agraria. Pensiones e impuestos. Estos son los temas candentes de las elecciones presidenciales de 2022. Pero hay otros temas, menos debatidos, menos visibles, menos atractivos, que también son importantes para el país. Temas, además, en los que encontrar puntos de encuentro para mejorar la vida de las personas es más fácil. El reto en estos temas es pasar de los lugares comunes a las propuestas concretas y realizables. Un ejemplo crítico en la sociedad actual: la brecha digital.
Casi todos los candidatos defienden en sus planes de gobierno que la conectividad y el uso de medios digitales son fundamentales para el desarrollo económico del país. Gutiérrez, Fajardo, Hernández y Petro coinciden en que gran parte de la población no tiene acceso a internet. Coinciden, también, en que esto se debe solucionar. Pero sus propuestas no van más allá de los lugares comunes (entender la brecha digital como una cuestión de acceso a internet únicamente) o de referencias a iniciativas espectaculares que tal vez no se ajustan a la realidad del país que pretenden dirigir.
Petro propone que Colombia tenga su propio satélite y agencia espacial que garanticen la conectividad en todo el territorio. Gutiérrez se compromete a construir 20.000 centros digitales rurales y a convertir al país en un centro regional de alojamiento de datos y servicios en la nube. Fajardo quiere que todos los estudiantes de las escuelas públicas tengan acceso a internet, mientras que Hernández se inclina por potenciar la industria digital y aumentar la infraestructura tecnológica. Todo suena bien, ¿no?
Aunque bienintencionadas, las propuestas de los candidatos parecen ignorar desde un inicio qué es la brecha digital que prometen cerrar, lo que es una receta para el fracaso. Cerrar la brecha digital va más allá de entregar computadores o poner antenas. La brecha digital se manifiesta de al menos cuatro formas: hay quienes no quieren usar tecnologías digitales (pensemos en la población mayor), hay quienes no tienen acceso material a ellas (no tienen un celular o no tienen señal de internet), hay quienes no saben usarlas (desbloquear el celular no es tan fácil) y hay quienes no tienen capacidades para aprovecharlas (trabajar desde el computador es un lujo). Ningún candidato reconoce la variedad de situaciones que congrega la brecha digital. Y aún así, es necesario desarrollar políticas públicas efectivas que respondan a cada una de las desigualdades que se engloban bajo el huidizo concepto “brecha digital”.
Parece obvio, pero la brecha digital es un asunto de desigualdad. Desigualdad entre quienes quieren acceder a internet y los que no. Entre unos que pueden hacerlo y otros que no. Entre quienes saben cómo usar las tecnologías y otros que no. Entre unos que le sacan más y mejor provecho y otros que todavía no pueden hacerlo. Las propuestas de los candidatos deberían atender estas desigualdades. Para hacerlo se requieren mejores diagnósticos. Las propuestas exitosas deben basarse en datos (que el DANE y el MinTIC han producido, aunque no sean los mejores) y alejarse de los lugares comunes que ven la brecha digital solo como un tema de entregar dispositivos o fomentar la conectividad. Un entendimiento holístico de la brecha digital permitiría diseñar estrategias para cambiar la situación de quienes no quieren, no pueden, no saben y no se benefician de internet.
La construcción de un mejor país depende en gran medida de tener planes realizables en asuntos que parecen olvidados por el debate electoral. La brecha digital es uno de ellos. Pero antes de proponer tener un satélite propio, implementar tecnología 5G o crear centros digitales comunitarios, los candidatos deben conocer mejor qué es la brecha digital, qué dicen las mediciones más recientes, qué iniciativas se han implementado en otros países, qué ha salido bien y qué ha salido mal. Cerrar la brecha no es solo un fin en sí mismo, sino que permitiría cerrar otras brechas como la educativa y laboral. Pero para lograrlo, antes, es importante reflexionar sobre las muchas facetas de la brecha digital y de las distintas medidas que debemos tomar para atajarla.
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* Investigador de Dejusticia.
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