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Hace 6 años nació la mejor historia de mi vida; aunque debo confesar algo, todo empezó con miedo, porque fue lo primero que sentí al conocer la noticia de que sería papá. Y también por pensar en cómo le contaría a mi mamá que nuevamente sería abuela, aunque ella ya tenía bastante experiencia con ese rol.

Mi miedo no era por afrontar aquella gran responsabilidad, no, mi miedo nacía desde la óptica de ser el papá que nunca tuve; mi padre vivió conmigo, pero nunca estuvo con nosotros. Su mejor excusa para no estar ahí era el trabajo, pero en sus ratos libres buscaba otra para no estar en casa, algo aún más triste.

Afortunadamente su ejemplo no me afectó, su desamor o mano dura tampoco, porque en muchas ocasiones en vez de abrazos recibí golpes; en vez de palmaditas en la espalda, recibí azotes; en vez dialogar tuve que soportar gritos e insultos; y en vez de aplausos, recibí puños y patadas.

Nunca supe si trataba de corregirme o de dañarme, y después de tanto tiempo sigo sin entender la razón de sus acciones.

Los golpes se pueden maquillar u ocultar mientras se borran con el tiempo de la piel maltratada y lastimada, pero nunca de la mente.

Nunca tuve un papá interesado por mis notas escolares, gustos, pasiones, música o deportes. Siempre estuvo ausente, aunque financiara todo lo anterior.

En muchas películas o novelas un papá es quien les habla a sus hijos varones sobre la pubertad, el amor, las mujeres, la vida… yo, en cambio, tuve que buscar esas respuestas en un café Internet que cobraba la hora de navegación a $2.000.

Cuando salí del colegio quiso intervenir en mi vida, pensé que ahora sí le importaba, pero no, solo trataba de influirme una carrera que a él le gustaba y a mí no, casi me convenció hasta que una dura enfermedad me hizo desistir de ser médico. Todo por cuenta de profesionales fríos e inhumanos que poco hacían por mí, los que me trataron en aquel hospital central de…

Ser padre no nos da el derecho de pasar por encima de los gustos de nuestros hijos. Por ejemplo, no me gustaba Barbie, hoy mi hija tiene más de 15, pero todas son profesionales: veterinarias, doctoras, bailarinas, entre otras.

Algunas cosas no fueron malas…

Lo único que recuerdo de él más allá de sus malas acciones era cuando me llevaba al colegio en bicicleta o jugábamos domino en las noches, no era algo de todos los días, pero lo disfrutábamos con mi hermano menor, apenas teníamos 6 y 3 años.

El tiempo de calidad entre padres e hijos es fundamental para crear lazos fuertes de amor y confianza.

Después de tantas lecciones y malos tratos, ahora es mi turno de ser padre. Tengo la oportunidad de vivir con mi hija que está por cumplir 6 años y para serles sincero, vivimos arrastrados, pero arrastrándonos por el piso jugando a ‘la ciudad’ como yo lo hacia de pequeño.

Con este juego le estoy enseñando a sumar y a restar, ya que diseñé pequeños billetes desde el número 5 hasta el 100 para que con sus personajes favoritos de Peppa Pig pueda comprar lo que ellos necesitan. Hay desde muebles hasta museos con fósiles de dinosaurios.

Vemos series juntos, aunque las de Barbie me dan sueño; jugamos a la peluquería, en donde me peina y me maquilla; y también al doctor o al piloto. Además bailamos, cantamos, reímos, lloramos, hacemos chistes y carreras para llegar a la tienda. Todo un mar de aventuras que también consigno en mis diarios de Facebook: Diario de un papá o en Instagram: Diario de un Papá.

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https://www.facebook.com/DiariodeunPapa

Ser padre es una maravillosa, divertida, dura y emocionante labor, de eso estoy 100% seguro, lo malo es que los hijos crecen y se van alejando, pero eso se puede prevenir de acuerdo con el trato que le brindes a tus hijos. Por ejemplo, hay buenos papás que aún viven con sus hijos de 30 años, ellos sí saben mantener firme el lazo del amor (y el de la tolerancia).

Antes de ver algunas enseñanzas que tuve en cuenta para ser padre, porque los hijos no vienen con instrucciones, tengan en cuenta que siempre hay que explicarles las cosas con amor. A veces se nos escapa un grito, pero es ahí cuando debemos controlarlos, esperar un poco y dialogar. Si tuvimos un mal día en el trabajo, procuremos dejarlo allá y no involucrar a nuestros niños y niñas.

No usen los golpes como recurso para enseñarles o castigarlos por algo. Es una mala práctica que solo los terminará alejando de sus vidas, convirtiéndolos de héroes a villanos.

  • Ser padre es reencontrarte con el niño que fuiste.
  • Ser padre es apreciar lo que tus padres hicieron por ti, o por lo menos cambiar la historia para no repetirla.
  • Ser padre es aprender que toda evolución que merezca la pena se hace lenta y continuamente.
  • Ser padre es sacrificar mucho sin importar lo que pierdes, porque ganas siempre.
  • Ser padre es darles a nuestros hijos lo más valioso que tenemos, tiempo.
  • Ser padre es el amor viviendo en ti.

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