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Vivir con una mujer no es sencillo, porque sus gustos, preferencias y hábitos son muy diferentes, pero, aun así, muchos encuentran la forma de compartir su vida con alguien, superando obstáculos, barreras, expectativas negativas, «envidias» o problemas.

Por ejemplo, en mi caso, soy un hombre «rolo» de casi 30 años, padre soltero, publicista y docente universitario que hoy dice: «me acostumbré a vivir solo», a viajar solo en avión o por carretera, a cenar en restaurantes «románticos» pidiendo siempre mesa para uno, conservando las flores o las velas (uno nunca sabe).

Extrañamente el concepto (de vivir solo y hacer ciertas actividades, solo) no muchas personas lo asimilan, pero yo sí, lo entendí y soy feliz.

Claro, acepto que en algunas ocasiones sí me hace falta compartir nuevas experiencias en pareja, pero no importa, siempre encuentro una solución. Además, es ahí donde entran los amigos para hacer otro tipo de actividades, incluso, para «echar chisme» (porque los hombres también lo hacemos, solo que le llamamos de otra forma. Admitámoslo).

Amigos que voy a nombrar porque me han apoyado y respaldado en casi todo, ellos son: Elena (mi hermana guerrera), Alejandra (la emprendedora), Lina (Mi abogada de cabecera), Gilber (el generoso), Nicolás «legales», Daniel Bejarano «Bananiel», Alonso (el amigo de siempre), Daniel Duarte (mi exdupla de planning), Sebastián (el motero), entre otros.

Algunos de ellos se ofrecieron para ayudarme a dejar de vivir solo, es decir, ayudarme a recuperar a mi hija, ¿cómo? no sé, pero hasta el sol de hoy han estado ahí.

Este es el contexto:

Yo vivía con mi hija hace un año, pero por un proceso de restablecimiento de derechos tras denuncias mal intencionadas, perdí su patria potestad ante el ICBF, hoy, dicha institución después de un año de procesos, estudios, pruebas, llamadas, citas, compromisos y visitas, me otorgaron la custodia.

Sí, hoy 6 de junio (un año después desde que inició este proceso) por fin concluyó. Concluyó delante de un Procurador Judicial de Familia quien estudió y verificó el caso y se apoyó en los estudios que realizaron y las pruebas que aporté, junto con una de las defensoras de familia del ICBF y su equipo de trabajo, pruebas que me ayudaron a restablecer el bienestar y el futuro de mi hija.

No me considero un hombre perfecto, pero sí he aprendido con el tiempo a ser un buen papá, ningún hombre o mujer nació con ese título, título que se consigue en la «Universidad de la vida» aunque agradezco a todas esas personas que enfocan su trabajo en los niños y comparten libros, artículos, blogs y demás contenido de sus experiencias con ellos.

Le agradezco mucho a todas las personas que estuvieron pendientes de mi caso, le agradezco a todas esas otras que sin conocerme me dieron una voz de aliento o quizá, un abrazo virtual en momentos de confusión, tristeza y soledad.

Mi vida cambiará muchísimo a partir de este día, pero no será problema porque mi hija lo es todo. Ahora seguiré escribiendo con más frecuencia (como solía hacerlo) más ocurrencias y experiencias divertidas en mi «diario» virtual de Facebook: Diario de un Papá o en Instagram: @DiarioDeunPapa_

Invito a todos los papás que se encuentran en una situación como la que yo viví a no rendirse, busquen todas las posibles soluciones, agoten todos los recursos, toquen puertas, apóyense con sus familiares, amigos y conocidos.

Si ustedes consideran que sus hijos estarán mejor a su lado que con la mamá, entonces luchen por su custodia, guarden todo tipo de pruebas, incluso, hasta las facturas de un helado o una entrada a cine, todo eso sirve, todo eso cuenta.

Aunque la desigualdad de género está presente en muchos casos, la justicia es más fuerte (aunque tarda en llegar, al final se ve).

Instagram: @SoyCarlosDiaz

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