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En principio, la crisis del ministerio de educación ha sido resuelta con el nombramiento, por parte de Juan Manuel Santos, de Yaneth Giha como sucesora de Gina Parody en el ministerio de Educación, lo que plantea las preguntas sobre la manera en la que la cartera va a ser manejada en lo que queda de gobierno Santos, y los retos que han surgido en los últimos días para la ahora ministra.

La verdad es que Giha llega al MEN con un pasado inmediato como directora de Colciencias que, cuando menos, plantea muchas dudas. A finales del mes de octubre, Giha afirmó que 1.5 billones de pesos se encontraban represados porque según ella, no se habían presentado proyectos de investigación lo suficientemente buenos como para justificar los respectivos desembolsos. Esta afirmación causó bastante malestar en la comunidad científica colombiana, y terminó por poner de manifiesto, como lo muestra el ex-rector de la Universidad Nacional, Moisés Wasserman, el precario estado de los mecanismos de asignación de recursos, el cual ha terminado por quedar como responsabilidad de los gobiernos departamentales, los cuales no están preparados para esta tarea (Y la verdad sea dicha, no tienen por qué estarlo). Esto terminó por politizar un proceso que no debe ser politizado. Al final de cuentas, como lo sugiere el mismo Wasserman, el horizonte investigativo va mas allá de los cuatro años de un gobierno, y los votos ni siquiera son algo que se relacione con el mismo. Quizá Giha tenga razón en decir que todo ese dinero se encuentra represado, pero también debe reconocer que esta es una consecuencia inevitable de un proceso mal llevado y orientado por intereses completamente contradictorios a los que debieran impulsar la investigación científica en Colombia.

Así mismo, Giha, bajo la lógica que no puede ser cuantificable, ha hecho esfuerzos deliberados y claros por eliminar la investigación en humanidades de los planes de Colciencias durante su gestión, lo que también despertó una reacción por parte de los investigadores del ramo. Giha ha intentado aplicar una lógica que busca hacer un gasto eficiente de los recursos para investigación, pero que, además de desconocer la naturaleza de la investigación científica (Como lo sugiere el caso anteriormente descrito), también desconoce las diferencias fundamentales de la investigación en los distintos campos del conocimiento, creyendo que se pueden aplicar los mismos indicadores unitalla para una investigación sobre el diesel vegetal o para una investigación sobre la tradición oral de las mujeres de San Basilio de Palenque.

Casos como los anteriormente mencionados presentan un antecedente peligroso para la gestión de Yaneth Giha como ministra de educación. Especialmente cuando la inversión en educación implica resultados en un largo plazo que no necesariamente pueden ser cuantificables facilmente. ¿Que puede significar la llegada de Giha para los procesos de formación docente como, por ejemplo, el programa Todos a Aprender? Los réditos de este programa solo se verán a medida que los niños a cargo de los docentes beneficiarios avancen por la educación secundaria y media y presenten pruebas estandarizadas. ¿Que significa la implementación de una lógica basada en la reducción del gasto como indicador de eficiencia en un ramo donde esa lógica no siempre aplica? A preguntas como esta, también hay que añadirle situaciones de urgencia como la creciente crisis con FECODE, quienes han hecho un llamado a la anormalidad académica como preparación a un paro nacional ante el incumplimiento de acuerdos. ¿Como manejará esta situación? ¿Ha estado en una situación similar? Si bien la época del año hace poco probable un paro indefinido (Ya estamos a final de año lectivo, a final de cuentas), de llegarse a dar, causaría un enorme traumatismo en el calendario y el funcionamiento del sistema educativo. Giha también recibe los coletazos de una situación mal manejada como fue el caso de la revisión a los manuales de convivencia a la luz de la garantía de derechos a la comunidad LGBT y que alcanzó a tener implicaciones incluso para el proceso de paz en virtud de la pésima comunicación que le dio Parody al tema.

Siempre he defendido la idea que el ministro de una cartera en particular no siempre tiene que venir del ramo, Alejandro Gaviria es un ejemplo de esto. Sin embargo, la llegada de una economista con estudios en economía de la guerra y que antes de llegar a Colciencias estaba encargada de la planeación del gasto en el Ministerio de Defensa plantea serísimos interrogantes sobre la prioridad que el gobierno Santos le da en realidad a su política educativa, y pone en entredicho el cumplimiento de la meta de tener el país con la mejor educación de América Latina en 2025.

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