“Le temps met tout en lumiére”
¿Qué tiene ese viejo y desproporcionado rectángulo negro? Es un poco más grande de lo normal, es extraño y la contextura de la tapa es áspera, casi rugosa. En cada página, en la parte inferior, debajo de un modelo de reloj que ocupa casi todo el espacio, hay frases de grandes personajes en la historia como Shakespeare, Einstein, Van Gogh, etc. Muchas de ellas tienen que ver con el tiempo, otras con el arte, el amor y muchas más sobre la vida en general. Casi todo el libro es negro, pero hay unas pocas hojas blancas. En una de ellas hay un micrófono clásico de radio. No tiene leyenda de ningún famoso, no tiene ningún adorno, ninguna referencia a los relojes, no hay nada más en esa página que una foto grande de un hermoso micrófono de radio puesto perfectamente en una base y conectado a un cable cannon. La página es perfecta, pero no tiene relación alguna con el catálogo. Está ahí puesta por una razón que desconozco, pero que me hace inmensamente feliz y acentúa mi fijación con ese libro.
El libro es un catálogo de una marca de relojes. Una de las marcas con más historia de la industria relojera. Creada en 1865 por Georges Favre-Jacot, quien revolucionó el modo de producir relojes. Dice en la página oficial de la marca que juntó todos los oficios relojeros que existen y los puso a producir bajo un mismo techo. Ese modelo de producción convirtió la marca en pionera y la hace casi la única en el mundo en tener la capacidad de llamarse a sí misma manufactura. Esto significa realizar internamente todas las etapas de diseño y fabricación de los movimientos y los relojes. La manufactura tiene hoy la misma ubicación de cuando nació en 1865, en Le Locle Suiza; ciudad de una historia fascinante, declarada en 2009 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Me llama la atención todo lo que hay escondido tras un viejo catálogo negro que vi una vez, olvidado en uno de los estantes de la oficina. Estaba apilado junto a catálogos de otras marcas. Sobresalía por su tamaño y al abrirlo comprobé que por muchas otras cosas también. Recuerdo que desde ese primer momento quise tenerlo. Pregunté a mi jefe por él y señalé lo mucho que llevaba allí, con la única finalidad de ocupar espacio y alojar polvo. La respuesta en aquel entonces fue que en algún momento se podría necesitar y que era de una marca alta, de las que manejaba el jefe y que había que dejarlo allí.
Pasé tres años y tres meses en mi primer temporada en ese trabajo y el libro jamás se movió, salvo para alguna esporádica jornada de limpieza. Luego de este tiempo, estuve sin ir a la oficina cerca de un año, ocupado en asuntos relacionados a mi carrera. Al finalizar este período volví a trabajar en esa empresa y por labores que ahora desempeño, tuve que ir a revisar algo en el archivo antiguo, en una bodega a las afueras de la ciudad. Pasé dos días metido entre estantería pesada y gigantesca, abriendo cajas y cajas con papeles que tienen fácilmente 20 años ahí guardados. Abrí cajas y revisé documentos que datan de mil ochocientos y pico. Vi declaraciones de renta y otros documentos hechos a mano y en papel pergamino. Tuve en mis manos hojas que casi se deshacían mientras las revisaba. Papeles amarillentos, diligenciados con una letra muy bonita.
Abro una caja grande y muy pesada que en su interior tiene catálogos viejos. Sin tener claro por qué, empiezo a mirar cada catálogo y lo voy poniendo a un lado. Lo que estoy buscando no tiene que ver con catálogos y pienso que no encontraré ahí lo que busco, pero aun así sigo, sacando libro por libro y apilándolos a un lado de la caja. Solo queda uno al final y se me hace conocido inmediatamente. Es un libro negro, pesado, más grande que los demás, diferente a los otros. Me embarga una felicidad que es, por demás, fuera de lugar y casi sin sentido a juzgar por el lugar en el que me encuentro. Es el viejo catálogo que me había gustado hace casi 4 años y medio y que no había podido obtener. Comienzo a pasar sus páginas y a mirarlo todo de nuevo. Veo sus grandes y gruesas hojas, la foto a dos páginas que hay en el inicio y el final que muestra la fábrica en Le Locle. Paso por las frases y la página del micrófono. Qué es lo que tiene ese viejo catálogo, con cuánta fuerza logra atraerme. Cuando me doy cuenta, estoy sentado en una estiba con el libro en la mano recordando cosas. Pienso en que es un acontecimiento particular, el hecho de haberlo encontrado tanto tiempo después. En haber coincidido de nuevo. En tener que ir a buscar justo en esas cajas de archivo algo, y sin tener razón aparente, no haber cerrado esa caja desde el principio, en haber continuado hasta el último catálogo y encontrarme con él de nuevo.
Pasaron más de 4 años desde la primera vez que lo vi y un día, el día menos pensado y en las circunstancias más extrañas, lo rescaté de morir olvidado, al fondo de una caja llena de catálogos caducados, compartiendo una rústica estiba junto a 20 cajas más, en algún estante muy alto de una bodega a las afueras de la ciudad. Me había enamorado de libros que, por razones económicas, me veía obligado a abandonar en las librerías; pero no me imaginé que me pasaría con un viejo catálogo de relojes.
Tal vez sea por la marca que representa, tal vez por la historia que carga entre sus páginas. Tal vez por su diseño, impregnado de arte e historia. De pronto porque lo quise tener y me fue negado en su momento. O simplemente por la razón que pasan muchas cosas en la vida y no nos podemos explicar; porque sí. El libro salió de esa lejana bodega ese mismo día en mi maleta. Después de hablar con mi jefe obviamente, ahora vive en mi biblioteca la mayor parte del tiempo, en otras ocasiones está entre mis manos o al lado de mi cama. Y hace parte de esas cosas que cargo, allá a donde vaya y que siempre llevan consigo alguna historia, algunas veces no tan importante, en esta ocasión, una gran historia de una de las marcas de relojes de más trayectoria y lujo del mundo.
Posiblemente no sea solo un catálogo viejo, quienes lo diseñaron tenían algo más en mente, lo digo porque al principio de él en varios idiomas está la siguiente leyenda:
Queridos amigos
Deseábamos que este libro fuera excepcional, una celebración de la leyenda de relojes claramente diferentes hechos por la mejor manufactura de instrumentos para medir el tiempo. Somos Grandes Clásicos y Somos Grandes Modernos. Deseábamos hacerlo y lo logramos.
Y a mi juicio, lo lograron…
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